martes, 30 de julio de 2024

La vuelta al cole y la conciliación

 [Entrada publicada originalmente el 15.09.2009 en el Blog de Inteligencia Emocional de EITB, desaparecido el 01.07.2024]

“El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres”. Simone de Beauvoir

Voy a empezar estas líneas parafraseando las últimas palabras de algunas presentaciones de powerpoint que recibo de vez en cuando: “escribo esto para mujeres que comparten la experiencia y para hombres que puedan asimilarla y sacar algo de ella”. Voy a hablar de mi experiencia, que es personal, pero no única.

Hace ya unos días que he vuelto al trabajo y las vacaciones son algo que ya casi está olvidado y que me pregunto si habrá servido para “cargar las pilas” suficientemente hasta las próximas. Habrá quien al leer esto vislumbre en mi ánimo el tan mencionado en esta época del año, “síndrome postvacacional” (síndrome que tiene sus defensores y detractores, pero sobre el que incluso la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria edita unas recomendaciones.

Mis hijos ya han vuelto al cole y siento una mezcla de pena, culpa y alivio que voy a tratar de explicar, aunque la viñeta que acompaña al texto lo refleja muy bien. Pena porque es la confirmación de vuelve la rutina que predomina en mi vida y porque vamos a compartir menos momentos. Además, a medida que crecen, y lo hacen muy rápido, esos momentos compartidos van a ser menos cada vez y eso como madre me entristece. Culpa porque algo dentro de mí dice: “¡Qué bien! ¡Por fin recupero mi vida! (y a esto hay que ponerle muchas comillas) ¡Ya podrían pasar algunas horas más en el cole! ¡A ver si recuperan la disciplina...! (Los padres y madres sabemos que nuestros vástagos se 'asilvestran' un poco en vacaciones y los horarios y la disciplina suelen brillar por su ausencia)”. Alivio porque la tarea educativa pasa a ser compartida.

Como madre trabajadora esta época del año es muy complicada para mí. A la pereza de la vuelta a la rutina se le suma todo lo relacionado con la vuelta al cole y la puesta en marcha de la vida familiar cotidiana. Cuando mi marido se reincorpora al trabajo sólo se tiene que preocupar de qué ropa se va a poner, consultar la agenda y recuperar aquello que necesita para su trabajo. Sin embargo, en mi caso tengo que: llenar la nevera (que antes de las vacaciones había vaciado); pasar por la librería a recoger los libros que encargué en junio y forrarlos; preocuparme de que en la cuenta haya dinero para cuando pasen la factura de dichos libros; enterarme de los horarios de clase y de las actividades extraescolares; comprar el material escolar y los libros de última hora; revisar que el chándal, las equipaciones deportivas y las batas les valen para este curso y salir corriendo si se les han quedado pequeñas; hacer que jueguen menos con la consola; hacer que cenen y se vayan antes a la cama para ir recuperando los horarios, etc.

En fin, que los medios hablan mucho del síndrome postvacacional y de la vuelta al cole pero nadie menciona lo complicado que esto es para quienes soportan el mayor peso de la vida familiar y además trabajan.

¿Y usted qué opina?





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