viernes, 15 de marzo de 2019

Ponte en valor: Comunícate mejor para encontrar trabajo


[He publicado esta entrada el 15.03.2019 en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb-desaparecido el 01.07.2024]

Me apasiona la comunicación y asisto a todas aquellas charlas y talleres que me pueden ayudar a mejorar en esta área para después trasladarlo a mis clases. El pasado 28 de febrero asistía a la sesión Ponte en valor: técnicas de comunicación efectiva para encontrar trabajo, organizada por Deusto Alumni dentro de su ciclo para potenciar la empleabilidad Skills on.

La sesión estuvo a cargo de Alicia Ro, Comunicadora especializada en técnicas para Hablar en Público y Personal Branding, y fue una delicia. Pura comunicación en la práctica, consejos a la vista de todas las personas asistentes. Puro contagio y motivación. Quiero compartir aquí las ideas que me llevé y que pueden servir no sólo ante la tesitura de buscar empleo sino en cualquier acto comunicativo.

Para encontrar trabajo el primer paso es ser visible. Es la única forma de que te encuentren, sepan que existes y te elijan. Y no hay que ser visible de cualquier forma… Qué se ve de ti habla muy alto sobre quién y cómo eres.

La verdadera comunicación empieza por la escucha. Supongamos que te han llamado para una entrevista de trabajo. Es importante que te asegures de recibir información suficiente para prepararla:

Empresa
Puesto
Día lugar y hora entrevista
Persona de contacto ese día
Perfil del entrevistador (¿área Recursos Humanos? ¿área técnica?)
Tipo de entrevista
Material necesario
Teléfono y correo de contacto por si surge algo

A partir de aquí no hay que confiar en la improvisación. Es muy importante… Preparar, preparar, preparar… Vamos a centrarnos en las 3 M de la comunicación: Mensaje (las palabras, el contenido), la Motivación (actitud, confianza, seguridad) y el Método escénico (cuerpo, gestos y voz).

-MENSAJE-

Es importante reflejarlo por escrito, repasarlo y leerlo (también en voz alta). Cuando improvisamos muchas veces nos dejamos aspectos clave.

El primer paso es recopilar datos: sobre la empresa (web, misión, visión, productos, clientes…); sobre el puesto (es bueno buscar el anuncio en internet); interiorizar el propio currículum para que lo transmitamos de forma natural; hacer la lista de nuestras fortalezas (tanto innatas como aprendidas) para tener claro qué podemos aportar; pensar ejemplos y situaciones concretas de nuestra vida personal y profesional en los que se muestren las competencias requeridas; hacer una lista de las posibles preguntas que nos pueden hacer y pensar cuál será nuestra respuesta.

Es fundamental causar una buena primera impresión. Hay seis elementos que ayudan: 1) puntualidad; 2) sonrisa (actitud positiva); 3) contacto visual; 4) apretón de manos adecuado (corto, firme y decidido); 5) mantener una distancia (entre medio metro y un metro); 6) saludo cordial y agradecimiento por la entrevista. Conviene llevar preparada una presentación corta (lo que equivale a 2 o 3 líneas). El guion de esta presentación: perfil profesional y especialidad + frase corta (qué haces, a quién, para qué). Dejo aquí la mía: “Soy Arantza Echaniz. Profesora universitaria especializada en ética y el elemento humano en las organizaciones. Preparo buenos profesionales buenos para transformar la sociedad”.

Siempre hay que escuchar antes de hablar. Hay que comportarse de forma natural y transmitir calma y tranquilidad (un poco más adelante se hablará de los nervios). Conviene utilizar un lenguaje persuasivo: claro; sencillo; sin enrollarse (si quieren saber más te preguntarán); con frases cortas; lenguaje positivo (éxito, superación, sí… evitar: no, obstáculos, cuesta arriba…); sin muletillas (las utilizamos de relleno mientras pensamos; es mejor hacer silencio o una muletilla muda, hacia adentro).

Hay cosas que no te conviene decir: tacos; palabras malsonantes; mentiras o exageraciones; cosas negativas sobre anteriores empresas o jefes; sueldo, vacaciones o beneficios (salvo que te lo saque quien te entrevista); el móvil no puede tener turno de palabra (hay que silenciarlo antes de entrar).
Es importante hacer una despedida redonda: conviene preguntar cómo y cuándo tendrás noticias del proceso de selección; agradece el tiempo dedicado; una despedida cordial (contacto visual, apretón de manos; una fórmula: “Muchísimas gracias. Seguimos en contacto”).

-MOTIVACIÓN-

Interesa tener el nivel óptimo de energía en la entrevista.

Tenemos que ganar en confianza y seguridad. Para esto es clave la preparación (cuanta más información, más dominamos y menos miedo tenemos). Debemos tener un diálogo interno constructivo, limpio y ecológico. No debemos poner el foco en el yo sino en lo importante que es trasladar una información a la otra persona (las habilidades tuyas que responden a sus necesidades).

Para conseguir un diálogo interno positivo tenemos que creer que podemos (me encanta la frase “Creer es crear”); no debemos sabotearnos. Si te comparas con alguien que sea contigo mismo. Te tienes que hablar con el mismo cariño que les pides a tus mejores amistades. Así como eliminar las palabras limitantes (“No puedo”; “No sirvo”; “No soy capaz”; etc.).

Una entrevista es una situación incómoda en la que estás en el centro de mira. Tener nervios es normal y puede ser positivo. Los nervios van a hacer que estés atento y motivado. Si intentas luchar contra ellos puede ser contraproducente. Viene muy bien hacer dos o tres respiraciones profundas (Ejercicio 4’-7’-8’: respiras por la nariz contando cuatro segundos; retienes el aire siete segundos; expulsas el aire por la boca contando 8 segundos). No es recomendable comer abundantemente antes. Conviene estar bien hidratado. Hacer ejercicio físico puede ayudar a liberar tensión (dar patadas; saltar; apretar los dedos de los pies; dejar caer el cuerpo empezando por la cabeza, siguiendo por los hombros y el tronco y soltando los brazos -al subir hacerlo en sentido inverso).

Si la entrevista no es presencial, si se hace online, los consejos son muy parecidos. La actitud y la presencia debe ser como si fuera cara a cara. Es muy importante elegir bien la localización (es algo que está en tu mano). Tiene que ser coherente con lo que quieres transmitir porque todo habla de ti. Algunas recomendaciones: fondo liso, despejado, mejor un espacio de trabajo, mirar a la cámara (es el modo de mantener el contacto visual).

Es importante preparar la voz y el cuerpo. Para la voz: hacemos un par de respiraciones profundas y soltamos los músculos de la cara (dándonos golpecitos y pellizquitos); nos damos golpecitos en la cabeza; masajeamos la mandíbula; hacemos gestos exagerados emitiendo ruido; sacamos la lengua y la movemos hacia arriba y hacia abajo, hacia los lados, recorremos con ella los dientes (tanto los de arriba como los de abajo); soltamos la boca; contamos en alto de 21 a 0 proyectando la voz… Para el cuerpo podemos hacer una tabla de estiramientos o darnos golpecitos yendo de abajo hacia arriba. Ponemos una música motivadora (las mías El mejor momento o Happy) y dejamos que el cuerpo se exprese…

-MÉTODO ESCÉNICO-

Nuestra voz y nuestro cuerpo comunican más las emociones que nuestro lenguaje (véase la no siempre bien entendida regla de Mehrabian del 7%-38%-55%). Tomemos nota de algunas sugerencias…

Con relación a los gestos: es importante andar con firmeza tratando de no hacer movimientos bruscos; nuestra cara debe reflejar una actitud positiva (sonrisa natural); es importante mantener el contacto visual (para descansar mirar a cualquier sitio, salvo para abajo); al sentarse no dejarse caer y mantener una postura activa; es mejor no ocultar las manos y no cruzar los brazos; es aconsejable no tener nada en las manos y no dar golpecitos (puede resultar cómodo juntar las yemas de los dedos); por supuesto no es aconsejable mascar chicle (doy fe de que entre mi alumnado siempre hay quien sale a presentar con chicle y la imagen no es buena);  hay que evitar tics que denoten nerviosismo: tocarse el pelo, subirse las gafas, rascarse… Es importante centrarse en el aquí y el ahora olvidándose del móvil y el reloj.

Respecto a la voz, tenemos que tener una comunicación viva, expresiva, que transmita ganas. Para ello: utilizar tono medio (un poco por encima del tono conversacional); hablar despacio; mantener el ritmo; respirar normalmente; articular bien, vocalizar.

Sobre el estilismo y complementos, depende del campo, empresa y puesto pero hay una máxima a no olvidar: menos es más. No hay que dejar que tu ropa y tus complementos hablen más alto que tú. Es importante mantener tu estilo y personalidad. Mejor colores lisos que estampados y evitar escotes o ropa muy ajustada.

Para terminar una idea que Alicia señaló al principio y que es una clave fundamental…

Seguramente muchas de las ideas aquí compartidas son conocidas. Lo importante no es lo que se sabe sino lo que se hace… Hacer, hacer, hacer…

Una tarea que toda persona debería realizar es el elevator pitch, un mensaje corto (cerca de un minuto) para presentarse de forma atractiva a sí misma o a su proyecto (véase el vídeo final). Pasos: 1) Afirmación sorprendente o pregunta para llamar la atención; 2) Saludo y presentación; 3) Problemas o necesidades que atiendes; 4) Soluciones que aportas; 5) Beneficio principal que se obtiene contigo; 6) ¿Por qué yo? Cuáles son tus elementos diferenciadores; 7) Llamada a la acción final. Veamos en este vídeo un ejemplo.


lunes, 11 de marzo de 2019

Educar en el feminismo


[He publicado esta entrada el 11.03.2019 en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb-desaparecido el 01.07.2024]

Llevo mucho tiempo pensando y repensando el feminismo: qué supone y a quiénes atañe. Todos los años en la asignatura de Ética cívica y profesional incluyo, dentro del tema de los Derechos Humanos, varias sesiones en las que reflexionamos sobre la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Sigue sorprendiéndome la reacción de la clase, las distintas sensibilidades y el grado de machismo que aún persiste. Recientemente he leído un ensayo breve de una inspiradora mujer, Chimamanda Ngozi Adichie, en el que responde a la pregunta que le hace una amiga de “cómo criar a su hija para que fuera feminista” (p.11). La niña se llama Chizalum. Voy a reaccionar aquí a algunos de los quince consejos que la autora aporta. Como madre de dos hijos varones y feminista convencida muchas veces me asalta la duda de si estaré educando a mis hijos en el feminismo. El feminismo no es cosa de mujeres…

«Si no les ponemos a nuestros hijos la camisa de fuerza de los roles de género les dejamos espacio para que alcancen su máximo potencial. […] No la valores de acuerdo con lo que debería ser una niña. Valórala pensando en la mejor versión de sí misma» (p.32). Hombres y mujeres hemos sufrido mucho, a lo largo de la historia, a consecuencia de lo que se espera de unos y otras. Y seguramente la humanidad ha perdido mucho talento por ello. Cuanto mejor es tratar a las personas con toda su potencialidad como el diamante en bruto que cada una lleva dentro… Puro Efecto Pigmalión. Cada persona debe aspirar a ser la mejor versión de sí misma.

En el arduo camino hacia la igualdad de oportunidades hay machismos invisibles o muy sutiles (véase lo que Luis Bonino llama micromachismos) que van en contra de la autonomía de las mujeres. «Cuidado con el peligro de lo que yo llamo Feminismo Light. Es la idea de la igualdad femenina condicional […] emplea analogías como ‘Él es la cabeza y tú el cuello’. […] Aún más preocupante, dentro del Feminismo Light, es la idea de que los hombres son superiores por naturaleza pero deben ‘tratar bien’ a las mujeres. […] recurre al lenguaje de la ‘permisión’» (p.36). El feminismo light es una forma de machismo invisible y muchas veces proviene de mujeres. Pero, como dice Agustina Rinaldi, se puede detectar y atacar.

Si realmente queremos avanzar en igualdad de oportunidades tenemos que repensar el poder. «Nos han condicionado tanto con que el poder es masculino que una mujer poderosa nos parece una aberración. Y como tal la vigilan. […] Juzgamos más duramente a las mujeres poderosas que a los hombres poderosos. Y el Feminismo Light lo hace posible» (p.40). Mi tesis doctoral fue sobre liderazgo femenino. Desde que la hice tengo el firme convencimiento de que uno de los temas clave en el liderazgo es el uso del poder. El liderazgo es servicio y para ampliar el poder hay que compartirlo. Esto pasa por cuestionar muchos prejuicios y estereotipos. Necesitamos modelos de mujeres poderosas que hacen un buen uso de su poder (y también de hombres).

«En la idea de que las mujeres necesitan ser ‘reverenciadas’ y ‘defendidas’ subyace una actitud de superioridad […] la premisa de la caballerosidad es la debilidad femenina» (p.48). He de reconocer que, por educación y tradición, me ha costado mucho hacerme consciente de esto. No se trata de educar en caballerosidad sino en un profundo respeto consciente de la dignidad e igualdad de todos los seres humanos.

Probablemente una de la enseñanzas que más daño nos ha hecho a las mujeres es la de la obligación de agradar, la importancia de encajar. Esto, seguramente, tiene mucho que ver con una gran dificultad que tenemos muchas mujeres, la de decir que no y expresar nuestros pensamientos y deseos. «Enseñamos a las niñas a gustar, a ser buenas, a ser falsas […] Muchas niñas dedican demasiado tiempo a tratar de ser ‘buenas’ con la gente que les hace daño. Muchas niñas piensan en los ‘sentimientos’ de quienes les agreden. Es la consecuencia catastrófica de la obligación de gustar» (p.58). Y tiene mucha relación con otro tema en el que también tenemos mucho que aprender y desaprender, la relación con nuestro cuerpo (y con el deseo), que está muy marcado por una dañina lacra, la vergüenza. «Dile que su cuerpo le pertenece a ella y solo a ella, que nunca debería sentir la necesidad de decir ‘sí’ a algo que no quiera o para lo que se sienta presionada. Enséñale que decir ‘no’ cuando ‘no’ le parece lo correcto es motivo de orgullo» (p.77).

Quienes atacan el feminismo, quién sabe si por desconocimiento o con alguna intención no muy confesable, nos venden la imagen de las feministas como unas mujeres ‘desnaturalizadas’. «No creas que criar a una feminista consiste en obligarla a rechazar la feminidad. Feminismo y feminidad no se excluyen mutuamente» (p.66). Del mismo modo se aferran a la tradición y a las normas sociales como si éstas fueran inamovibles y no como la creación humana que son. «Enseña a Chizalum que la biología es una materia interesante y fascinante, pero que no debe aceptarla como justificación de la norma social. Porque las normas sociales las crean los seres humanos y no hay ninguna norma social que no pueda cambiarse» (p.75). Y hay una creación muy relevante y que tiene importantes consecuencias para la vida, el lenguaje. Un lenguaje no inclusivo invisibiliza (véase este interesante artículo).

Quizá lo más importante para educar en feminismo es educar en la diferencia, que es una gran riqueza y oportunidad. «Háblale sobre la diferencia. Convierte la diferencia en habitual. […] Y no es para que sea justa o buena, sino simplemente para que sea humana y práctica. Porque la diferencia es la realidad de nuestro mundo» (p.88).

Para terminar quiero compartir la charla TED de Chimamanda Adichie titulada Todos deberíamos ser feministas en la que afirma algo con lo que no puedo estar más de acuerdo: «Feminista es un hombre o una mujer que dice: ‘Sí, hay un problema con el género tal como existe hoy, y hay que solucionarlo. Tenemos que hacerlo mejor’». Estoy orgullosa de ser feminista y luchar por un mundo mejor para todas las personas y espero estar educando en el feminismo ¿Y tú?


Referencias

Adichie, Chimamanda Ngozi (2017). Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo. Barcelona: Literatura Random House.