El pasado 18 de enero de 2023 asistí a la Master Class: “El proceso de morir, escuela
de vida”, organizada por la Academia Ciencias Médicas de Bilbao y la Fundación
Pía Aguirreche, que estuvo a cargo de Enric Benito Oliver, oncólogo especialista en cuidados
paliativos. [Para ver la conferencia completa pinchar aquí]. Voy a compartir
algunos de los aprendizajes que me llevo de la misma. Aunque pueda sonar un
poco extraño, me apasiona el tema de la muerte y el acompañamiento a las
personas en el proceso del final de la vida. Creo que es una “asignatura” que
debería ser obligatoria y a la que nos deberíamos acercar desde la tierna
infancia ya que la única certeza que
tenemos es que algún día nos visitará la muerte, ya sea en primera o en
tercera persona.
El Dr. Benito tiene una amplia experiencia clínica de
acompañamiento a cientos de pacientes que le ha llevado a ver la muerte como un
“proceso de transformación espiritual,
fuente de inspiración y sabiduría vital”, de ahí el título de la Master
Class.
Desde el punto de vista médico hay un momento en el que no
se puede hacer nada por la enfermedad, pero en el que queda mucho que hacer con
la persona. Se trata de acompañar un proceso natural que está bien organizado.
La muerte no es un fracaso, si lo vemos así es fruto del miedo o la ignorancia.
Nos falta entrenamiento. El Dr. Benito hizo símil con la formación para convertirse en piloto de avión. Te
montas en el avión con un instructor que te va dando indicaciones, te enseña a
despegar, te aconseja, te muestra para qué sirven los mandos y los indicadores…
Pero imaginémonos que hay un supuesto de partida y es que ese viaje no tiene
fin. Llega la hora de aterrizar y te dicen que eso no entra en la formación, y
el instructor (o instructora) salta con un paracaídas y te deja solo (sola) en
el avión. Aterrizar da mucho miedo si no hay nadie que acompañe.
En opinión del Dr. Benito, cuando hay una enfermedad
terminal no hay nadie que no sepa que
está en el final de la vida. El problema es que se puede morir muy solo.
Además, si tienes la mala suerte de morir en un hospital en el que no hay
cuidados paliativos, te van a hacer cosas muy caras, que no sirven, que no
tienen sentido… y vives en una mentira. A partir de ahí el Dr. Benito nos
regaló siete lecciones aprendidas en su trayectoria profesional y vital.
Lección 1: “Morir es
normal y además es seguro. (…) La muerte no existe. Existe el nacimiento y
el ‘morimiento’, hay un proceso de nacer y un proceso de morir, la vida emerge
y se sumerge… Y los dos [procesos] están bellamente organizados”. Es importante
dar información honesta para que la persona y quienes le acompañan puedan
adaptarse a lo que está ocurriendo. Es una evidencia que hay que ahogarse para
morirse, pero cuando llega el momento de morirse uno está desconectado de su
propia percepción de la ausencia de aire, no tiene disnea. Y es importante
saber esto. Existe un umbral a partir
del cual se entra en un nivel de conciencia en el que lo que hay es paz,
serenidad, bondad, belleza. Y poder acompañar y vivirlo de forma vicaria es un
regalo. Para acompañar bien hay que aprender a domesticar el propio miedo, la
angustia y la tristeza. Lo único que hay que hacer es no interferir, no frenar,
no luchar. Quien está en el momento final de su vida necesita silencio,
intimidad, información honesta, ternura, compañía, paz. No hay que tratar la muerte como una enfermedad porque no lo es. Es un
proceso natural y bien organizado. El Dr. Benito comentó que suele decir:
“Si quieren saber cómo se trata en este hospital el proceso de morir hay una
prueba del algodón que es la siguiente: cuánta gente muere con el suero puesto
y la mascarilla de oxígeno. Porque esto, directamente, es mala praxis”. Es
necesario fomentar una cultura de cuidados paliativos para acompañar a la
persona en su máxima vulnerabilidad, para no vivir en la mentira, la ignorancia
y no aumentar el sufrimiento de forma innecesaria.
Lección 2: “Morir nos
abre a la verdad”. La verdad nos hace libres. La verdad nos hace
propietarios del proceso, del tiempo que nos queda. Muchas veces cuando la
gente siente que se muere dice cosas que ha guardado o no ha dicho suficientemente,
hay experiencias muy profundas, se dan erupciones de ternura… Poder decir nos
queremos, gracias y adiós es algo muy grande.
Lección 3: “Morir no
duele”. Con los fármacos que tenemos el dolor físico se puede controlar
bastante bien. El sufrimiento es opcional, proviene de la resistencia que
oponemos a la realidad. “El rechazo de la realidad no cambia la realidad; es
querer parar el tsunami con las manos y el tsunami te lleva por delante”. El
secreto es la aceptación de lo que no puedo cambiar. Y cuando esto ocurre entras
en un nivel de conciencia que trasciende lo que antes no podías asumir.
Lección 4: “¿Qué
necesitamos saber? (…) En realidad lo importante es ser y no tener”.
Quienes acumulan mucho en vida (cosas, cargos, experiencias, dinero, etc.) tienen
una gran carga que les dificulta el momento de la partida, les cuesta soltar.
Lección 5: “El
sentido nos abre el camino”. Normalmente todos llegamos al final de nuestra
vida con experiencias de pérdida, sufrimiento, momentos difíciles y según cómo los
hayamos ido adaptando, aprendiendo de esas pérdidas parciales estaremos mejor o
peor preparados para asumir que la muerte es algo más que nos tiene que
suceder.
Lección 6: “Podemos
morir sanos”, entendiendo sano como íntegro, coherente, sereno, en paz. Los cuerpos se deterioran, pero se puede
tener esa mirada de la realidad. Quienes la tienen son verdaderos maestros
(maestras). Cuando aprendemos que somos
algo más que cuerpo y que estamos conectados con lo que nos sostiene, “y eso no
está nunca amenazado”, podemos ‘soltar’ con mayor facilidad el cuerpo. [Mientras
escribo estas líneas he visto una película, Gente que viene y bah, en la que se refleja muy bien esta
lección].
Lección 7: “Acompañar
y estar ahí tiene premio”, es una forma de aprender sobre la vida sin
intermediarios. Si consigues acercarte sin miedo puedes ver como el proceso de
morir no es un proceso biológico, sino biográfico y relacional. ¿Cómo
acompañar? No hay que hacer ni decir nada en ese momento, hay que estar.
Tenemos que gestionar el propio miedo, la ira y la tristeza, porque de no
hacerlo vibrará en el ambiente y el entorno condiciona la experiencia.
Acompañar es dar una mirada de gratitud, de ternura y desearle un buen viaje. Y
para que los y las profesionales puedan acompañar bien son necesarias:
Competencia (conocimiento del proceso); conexión (relación íntima, de ser a
ser); coraje (moverte en la incertidumbre).
“Como en todas las historias de
acompañamiento siempre hay tres actores. Un protagonista: el que se va; y unos
coprotagonistas, los familiares que intentan aceptar, apoyar y dejar partir y,
en tercer lugar, unos profesionales que además de cuidar y acompañar deben
saber cuidarse, tratar de no sobreimplicarse y, si lo hacen, saber elaborar -si
es posible juntos- el reconocimiento de la realidad y aceptar que somos
vulnerables, frágiles y recordar que el trabajo bien hecho no es resolver ni
curar, sino acompañar desde la presencia y la compasión” (Benito y otros, 2016,
p.370).
- Al final de la vida (2020, 9 septiembre). Aprendamos de la muerte. Dr. Enric Benito. [archivo de vídeo] https://www.youtube.com/watch?v=sYZ11gXjVAM
- Benito, Enric, Dones, Mónica y Barbero, Javier (2016). El acompañamiento espiritual en cuidados paliativos. Psicooncología, Vol. 13, Núm. 2-3, pp. 367-384. https://doi.org/10.5209/PSIC.54442
- Fundación Pía Aguirreche (2022, 19 enero). "El proceso de morir, escuela de vida" Clase magistral de Enric Benito Oliver. [archivo de vídeo] https://www.youtube.com/watch?v=pDXK2fKOkg0