Las palabras son armas de doble filo; a veces, incluso,
armas arrojadizas... Pueden llevarnos más allá del dolor y de las lágrimas o
pueden herir profundamente, pueden confortar o desgarrar el alma. ¿Quién no ha
deseado alguna vez haberse mordido la lengua o haberse tragado sus palabras?
Muchas veces confundimos sinceridad con 'sincericidio' (una
extrema sinceridad). Creemos que porque algo sea cierto, o así lo creamos,
podemos decirlo sin reservas. "La diferencia entre sinceridad y
'sincericidio' reside en un correcto equilibrio entre las conversaciones
públicas (las que tenemos con los otros) y las conversaciones privadas (con nosotros mismos)" (Guarneri y
Ortíz de Zárate, 2010, p.140).
Antes de hablar piensa (THINK):
(T) ¿Es cierto? La verdad es algo delicado, polifacético, escurridizo a veces.
(H) ¿Ayuda? La pregunta sobre el para qué es fundamental. ¿Tiene sentido decir algo que no ayuda o que incluso me va a alejar de mi interlocutor? ¿Y si no está preparado o preparada para la verdad?
(I) ¿Es inspirador? ¿Es positivo? ¿Puede ayudar al otro o a la relación a crecer? Se pueden decir cosas negativas, puntos de mejora, siempre que se digan desde el respeto y la empatía.
(N) ¿Es necesario? Hay palabras que sobran, hay información que no es necesario dar, hay opiniones que machacan.
(K) ¿Es amable? El modo, la forma, también cuenta. En mi opinión se puede decir casi cualquier cosa siempre que se busque el modo no agresivo de hacerlo; siempre que se piense en el otro y no sólo en uno; siempre que seamos capaces de acercarnos a la realidad del otro, a su modo de pensar, de sentir, a sus necesidades y deseos. No se trata de decir sólo cosas positivas, a veces hay que decir cosas negativas, pero el cómo la hagamos, la actitud que tengamos va a ser esencial para que la relación no se resienta.
La asertividad es un estilo o estrategia de comunicación maduro que se sitúa ente dos extremos: la agresividad y la pasividad. Es decir que sí cuando es sí y no cuando es no. Implica defender nuestras opiniones, creencias o derechos sin agredir al otro. Debemos avanzar en asertividad por nosotros y por los que nos rodean; porque mejora la comunicación y las relaciones. Reglas para una comunicación asertiva. Decírselo:
- a la persona correcta: ¿cuántas veces descargamos nuestra ira o frustración con quien no tenía nada que ver, normalmente alguien muy cercano, dejándole como mínimo desconcertado?
- en el momento correcto: hay que buscar el momento adecuado para dar una información; por ejemplo, antes de entrar en un examen una persona no necesita saber que ha suspendido el anterior.
- de la manera correcta: un grito o una mala cara no son los mejores transmisores.
- en el lugar correcto: una bronca delante de unos compañeros de trabajo, un insulto delante del grupo de amigos, un comentario sarcástico delante de toda la clase, una discusión con la pareja en la calle... pueden ser demoledoras.
Referencias:
- Bibliografía: Guarnieri, Silvia Ruth y Ortiz de Zárate, Miriam (2010): No es lo mismo. Madrid, etc.: LID.