El 21 de enero ha tenido lugar la Jornada
del 25. Aniversario del SOU (Servicio
de Orientación Universitaria) de la Universidad de Deusto. Afortunadamente he
podido asistir de forma presencial. Ha sido un acto entrañable en el que al
final del mismo ha recibido un merecido homenaje el impulsor del Servicio, Manuel Marroquín, SJ. Al comienzo del
acto el homenajeado ha recordado cuál es el concepto de persona que está en el
corazón del SOU: humanismo abierto a la trascendencia; siempre ha estado
presente el ahondar en aquello que nos ayuda a ser personas más empáticas, más
solidarias, más humanas… Y nos ha recordado las palabras del Padre Arrupe que
abren esta entrada.
La ponencia central ha estado a cargo de Amaia Mauriz-Etxabe, directora del Instituto Bios, Psicoterapia
Integrativa de Bilbao y antigua alumna de nuestra universidad. El título de la misma
"La sorpresa del encuentro con el
otro: desafíos y regalos" prometía un contenido muy interesante y
oportuno para los tutores, tutoras y profesorado ahí congregado. Ha sido muy
interesante e interpeladora. Voy a compartir aquí las principales ideas que me
llevo.
Amaia ha comenzado con un reto, la
propuesta de recuperar la mirada limpia
y curiosa de un niño o niña que observa el mundo. En ese momento me ha
venido a la mente una imagen con unas miradas muy familiares, inspiradoras y
queridas para mí…
Amaia nos ha recordado que nuestra labor
de tutoría es una relación de ayuda en
una etapa peculiar de la vida de nuestros tutorandos y tutorandas. Un
tiempo en el que construyen mucho de su vida y en el que ya cargan una mochila
con algunos vacíos, pero también con algunas herramientas. Y nos ha lanzado
otras preguntas: ¿Por qué estáis aquí? ¿Por quién? ¿La mirada de quién os ha acompañado para desarrollar este rol? Ha
venturado, y en mi caso lo he visto clarísimo, que nos ha traído la implicación
de alguien, un respeto genuino, una mirada que acompaña. Al momento me han
venido algunos rostros, no muchos, porque, como ella ha dicho, “lo troncal es muy
selectivo”.
Nos ha comentado algunas ideas de Manuel
Marroquín, quien fue su profesor, expresadas en La relación de ayuda en R. Carkhuff. ¿Quién puede hacer counselling
y psicoterapia? Personas que son antes humanas que psicoterapeutas; se
trata de buscar dentro de mí para hacer un camino personal. Personas que tienen
un compromiso básico con la persona a la que acompañan. Personas que entienden
la dinámica de la personalidad del otro, que se implican en el cambio del otro.
Y nos ha contado que viene de una cultura en la que cuando se respeta a alguien
se mantienen las distancias, y eso a veces se traduce en silencio. Tenemos que
ser conscientes de que podemos ser
alguien que ha sembrado una semilla que ha marcado un camino, aunque nunca
lo sepamos. El encuentro con el otro conlleva un encuentro con uno mismo.
Ha aludido también a la ética y la relación. La ética es una respuesta a los espacios
vacíos. La relación confronta nuestros valores: ¿quién soy? ¿cuál es mi
identidad? ¿y la del otro? El encuentro con el otro es un acto de entrega, de
intimidad, un acto generoso… En el encuentro con otra persona me hago una idea
de quién soy, en qué momento estoy (con el otro y conmigo); exige un interés
genuino, más allá de prejuicios e interpretaciones, y una aceptación
incondicional. Esa aceptación incondicional es lo que hace que se construya la
implicación, que ayuda a crear puentes entre dos personas diferentes, con
historias y marcos de referencia distintos. Esto me recuerda que tengo que
seguir entendiendo (escucha abierta, activa, plena) sin prejuicios ni
conclusiones previas, lo que permite que la persona siga contando… Amaia ha
comentado que en un correo que había recibido de Erskine le recordaba que el
lenguaje patológico resulta opresivo, incluso violento. Que para que se dé
conexión en una relación hay que aproximarse con la mente abierta y que siempre
hay que tener claro un principio: no sé
nada de la experiencia interna de la otra persona, por lo que tengo que
preguntar, escuchar e indagar.
Y ha puesto un símil muy sugerente, que
nos puede inspirar en la labor de tutoría. Cuando un niño se cae, va donde su
madre y esta, aunque no sea real, le pone una tirita que hace que su dolor se
mitigue. Como tutores y tutoras debemos recordar este acrónimo RERA:
Reparación
Estabilización
(tranquilizar)
Reorganización
psicológica
Animar a crecer y
desarrollarse (una mirada incondicional repetida en el tiempo acompaña hacia
adentro y estimula a dar un paso adelante).
¿Cómo podemos desarrollar todo lo comentado? Teniendo en cuenta y dando respuesta a las necesidades relacionales. Una necesidad es algo irrenunciable, y es diferente a un deseo. Cuando una necesidad no se satisface tiene un reflejo negativo en la salud de la persona. Erskine y sus colaboradores, a través de una investigación cualitativa desarrollada a lo largo de los años, han identificado 8 necesidades relacionales que se repiten:
- Necesidad de seguridad,
de sentirse visceralmente a salvo; de sentirse aceptado/a como uno/a es, sin
crítica, humillación o ser ignorado/a. Es la base para que la relación crezca.
- Necesidad de valoración y validación; ser valorado/a; escuchado/a; atendido/a, tomado/a en serio.
Quien lo recibe aprende que a alguien le importa lo que dice, piensa o siente.
- Necesidad de aceptación por parte de una persona más fuerte, más sabia, en quien se pueda
apoyar. Es necesario tener a una persona que sea un referente, alguien a quien
si llamo tengo la seguridad de que va a estar ahí, alguien que va a ser mi
columna vertebral, me va a ayudar en momentos de toma de decisiones, de
conflictos. En los casos de burnout
esta suele ser la necesidad no satisfecha.
- Necesidad de reciprocidad (mutualidad). Ser comprendido/a por alguien que ha pasado por una situación
similar, que conoce la calidad y el tipo de experiencia. Hay momentos en los
que sentimos que somos la única persona a la que le ha pasado algo así…
- Necesidad de autodefinición. Necesitamos expresar la propia singularidad, nuestra forma única
de ser. A veces puede ser exagerado durante un tiempo, pero es la forma de
construir nuestra identidad única. Cuando no se satisface el precio lo pagamos
hacia adentro, no sé quién soy ni qué quiero.
- Necesidad de hacer impacto, de influir en otra persona de alguna manera y tener evidencia de
ello, saber que somos significativos en la relación. Si no se satisface genera
frustración, incomodidad, puede hacer que nos rindamos, etc.
- Necesidad de que la otra persona tome la iniciativa, es el modo de que la otra persona exprese que eres importante y
anima a que tomes el riesgo de acercarte.
- Necesidad de expresar amor. En toda relación positiva se produce acercamiento, sensación de
cariño y afecto. Poder expresarlo y que el otro lo reciba ayuda a no negar la
intimidad y cercanía que se da en una relación de ayuda eficaz.
Ojalá
seamos capaces como tutores y tutoras de co-crear (es un camino de ida y
vuelta) relaciones positivas de ayuda… Todo un regalo y un desafío. Todo lo que
he escuchado, una vez más, me ha confirmado la importancia del efecto Pigmalión
y de la mirada apreciativa…