[Entrada publicada originalmente el 09.02.2011 en el Blog de Inteligencia Emocional de EITB, desaparecido el 01.07.2024]
“No se puede empezar a recorrer
el camino de la felicidad hasta que sean mis pies los que marquen mi huella,
hasta que no sea mi corazón el que decida el rumbo, hasta que no sea yo quien
corra los riesgos de mis decisiones, hasta que no sepa quién soy y quién no
soy” (Bucay, 2008, p.63)
Hace unos meses leí un libro de Jorge Bucay que lleva por
título Las tres preguntas: ¿Quién soy? ¿Adónde voy? ¿Con quién?
(Barcelona, RBA, 2008). Voy a hacer aquí mi lectura personal del mismo. Para
Bucay esas tres preguntas suponen tres retos, tres desafíos a los que hay que hacer frente en ese orden.
¿Quién soy? Supone
enfrentarse al encuentro con uno mismo, mirarse cara a cara en el espejo, con
paciencia y cariño infinitos. Requiere el esfuerzo del autoconocimiento, de volverse
hacia dentro, de contrastar los propios deseos, las fortalezas y las
debilidades. Exige comprometerse con la construcción de la propia vida a través
de las decisiones que vamos tomando, elegir y rechazar opciones, discernir
nuestros deseos de las expectativas que otros han vertido sobre nosotros,
responsabilizarse, hacerse cargo, saberse protagonista de la propia vida (que
no actor único). En palabras de Bucay, avanzar en el camino de la autodependencia… Y esto cuesta en los tiempos que nos
ha tocado vivir que invitan a la superficialidad, la rapidez y la
desresponsabilización.
¿Adónde voy? “La
felicidad es la tranquilidad de quien sabe con certeza que está en el camino
correcto” (Bucay, 2008, p.125). Lo importante es saber el rumbo, conocer mi norte, para así encaminar mi
energía hacia la acción adecuada, desde un optimismo realista. Hay quienes
equivocan el rumbo y optan por el éxito o el poder como único objetivo, la
persecución del placer instantáneo, la huida sistemática del dolor y los
problemas, etc. Si hay rumbo es posible
encontrar el sentido a las distintas experiencias que vamos teniendo.
¿Con quién? “Las
semejanzas llevan a que nos podamos encontrar. Las diferencias permiten que nos
sirva estar juntos” (Bucay, 2008, p.250). En el camino de realizarnos como
personas iremos teniendo encuentros que no siempre acabarán siendo relaciones
íntimas; pero sólo éstas últimas cobran verdadero sentido en dicho camino. Para
que se dé intimidad debe existir,
independientemente de que hablemos de un amigo, una pareja o un hermano: amor (cariño, afecto), confianza (un grado de sinceridad que
excluye la mentira) y atracción (me
tiene que gustar lo que el otro es). Y
estas relaciones pueden durar toda la vida o tener fecha de caducidad por lo
que será muy importante aprender a elaborar los duelos, aprender a desprenderse
y no aferrarse ni a nada ni a nadie.
Tres grandes desafíos que hay que enfrentar por ese orden. Necesito saber quién soy para poder elegir
mi rumbo y una vez en el camino estar abierto a encuentros que puedan
convertirse en relaciones íntimas y aportar sentido a mi existencia.
¿Te has enfrentado a estas tres preguntas?... ¿A qué esperas?
Bibliografía:
- Bucay, Jorge (2008): Las tres preguntas: ¿Quién soy? ¿Adónde voy? ¿Con quién? Barcelona: RBA
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