[Entrada
publicada originalmente el 22.12.2009 en el Blog de Inteligencia Emocional de
EITB, desaparecido el 01.07.2024]
Recientemente he asistido a una sesión de Theolabs, animada por el franciscano JoséArregi bajo el título “Dios e imágenes de Dios”. Theolabs es una iniciativa que obedece a la inquietud de responder a la formación en Teología al modo universitario en un formato ágil y abierto al diálogo en sesiones de una hora de duración con una breve introducción a cargo de un experto en el tema de actualidad tratado.
La presentación realizada por Joxe Arregi ha girado en torno a una serie de rasgos que es necesario replantear y que paso a comentar:
¿Muerte de Dios o cambio de
residencia? Una encuesta realizada en 2007 por el Viceministerio de la
Juventud, el Consejo de la Persona Joven de Costa Rica, y el Fondo de Población
de las Naciones Unidas reveló que el 80 por ciento de los jóvenes creen en Dios.
Este dato no se entiende a menos que se esté dando un cambio en las imágenes en
las que pretendíamos encerrar a Dios.
¿Seguimos imaginando a un Dios en quien es imposible creer? Es un Dios muy antropomórfico, a imagen de la persona humana, y con muchos rasgos psicológicos (se enfada, se reconcilia, etc). Es muy antropocéntrico y geocéntrico, se encuentra en el cielo de esta tierra y el culmen de sus designios es el homo sapiens sapiens. Es un Dios muy moral, que impone normas, que exige que le demos culto, que exige que creamos en él. Un Dios violento, la Biblia es un libro muy violento. Es patriarcal (las imágenes más habituales de él son Padre, Rey, Señor, etc.).
Parafraseando al teólogo Edward Schillebeeckx, “Muchos ya no creen no por mala voluntad sino por incapacidad cultural”, en un Dios como el que hemos señalado no se puede creer.
¿Será una palabra vacía? La palabra Dios existe pero ¿tiene o no contenido? ¿tiene sentido? ¿habrá que reestrenarla y redescubrirla? Existe un desfase cultural y, por tanto, o redescubres a Dios, o dejas de ser creyente o sigues creyendo alejado del lenguaje de hoy y quedándote aislado.
¿Un Dios separado del mundo? Seguimos imaginando a Dios arriba, aparte, separado del mundo ¿Dios y el mundo son dos realidades distintas? Afirmar eso sería ver a Dios como un objeto. Pero, por otro lado, tampoco se puede decir que Dios es el mundo...
¿Un Dios omnipotente? Esta imagen ofrece muchos flancos débiles. Como señala el filósofo Hans Jonas, el concepto de omnipotencia es contradictorio. El poder se ejerce frente a alguien que se resiste. Sin embargo, la omnipotencia supondría que nadie se le resistiría. Por otro lado, los místicos siempre han utilizados imágenes de fragilidad, de debilidad para referirse a Dios.
¿Un Dios personal? Eso significaría que es una persona junto a mí que soy otra persona ¿Somos dos? No ¿Somos uno? Tampoco. Dios no es ni personal ni impersonal, es más que esos dos términos.
“Dios es la realidad que penetra, atraviesa y vivifica toda la realidad, más allá del bien y del mal expresado y realizado por los seres humanos” Ivone Guevara
“La experiencia de Dios es la raíz máxima de toda experiencia. Es la experiencia en profundidad de todas y cada una de las experiencias humanas: del amigo, de la palabra, de la conversación. Es la experiencia concomitante a toda experiencia humana: dolor, belleza, placer, bondad, angustia, frío... Concomitante a toda experiencia en tanto que nos descubre una dimensión de infinito, no-finito, no acabado” Raimon Panikkar
Yo voy a profundizar en esa imagen de Dios como omnipotencia de la bondad porque es la imagen a la que quiero acercarme y parecerme ¿Y usted con cuál se queda?
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