CIELO
E INFIERNO CERCANOS
Un samurai fue a visitar a un viejo sabio para
plantearle una duda que lo atormentaba.
-Señor, estoy aquí porque necesito saber si existen el
infierno y el paraíso.
-¿Quién lo pregunta? -contestó el maestro.
-Un guerrero samurai.
-¿Tú un samurai? -se burló el maestro-. ¿Con esa cara
de idiota que tienes?
El guerrero no daba crédito a lo que oía.
-Seguro que además de estúpido eres un cobarde -se
mofó de nuevo.
La ira se adueñó del samurai que desenvainó
instintivamente su sable.
-¡Ahora se abren las puertas del infierno! -gritó el
anciano.
El guerrero comprendió de súbito la actitud del
maestro y guardó su sable avergonzado.
-¡Ahora se abren las puertas del paraíso! -exclamó de
nuevo el maestro.
Cuento
Tradicional de Oriente
Algo de lo que se ha hablado mucho en el curso es el tema de
la comunicación, con otros y con uno
mismo. El liderazgo es un proceso de influencia en el que la comunicación
es básica para generar credibilidad y confianza, que son dos pilares básicos
para movilizar y ‘enganchar’ a las personas. El desarrollo de un liderazgo
emocionalmente inteligente (entendiendo la IE como la identificación, comprensión, uso y gestión
de las emociones propias y de los demás) contribuye a dotar de sentido al
trabajo y a que se dé una implicación que genera resultados superiores a los de
la suma de las individualidades; y esto no se logra sin una buena comunicación.
En cuanto a la comunicación
con otros, quisiera centrarme especialmente en la empatía. El diccionario de la RAE la define como “identificación
mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro”. Para esto es
necesario escuchar al otro con los oídos, los ojos y el corazón. Y escuchar no
es hablar, es estar atento, observar, mirar con profundidad, ir más allá de las
palabras… Es necesario salir de uno mismo con la voluntad de adentrarse con un
profundo respeto en el otro, siempre que éste me “abra la puerta”. Muchos, por
no decir todos, los problemas en las relaciones con los otros son problemas de
comunicación. Y en muchas ocasiones se debe a que no nos hemos acercado al
otro, no hemos hecho el esfuerzo por comprenderle, no nos hemos puesto en su
lugar, no hemos sabido transmitirle nuestros deseos o pensamientos de forma
adecuada…
Respecto a la comunicación
con uno mismo, voy a hablar de la responsabilidad.
Recientemente he leído una frase que me ha confirmado lo que yo ya intuía: “El
lenguaje no sólo describe la realidad, sino que además es capaz de crearla.
Nuestra forma de hablarnos a nosotros mismos afecta tremendamente a nuestra
manera de relacionarnos con el mundo” (Alonso Puig, 2011, p.52). Muchas veces
no somos responsables de lo que nos ocurre, de lo que otros nos hacen, de las
situaciones que nos tocan vivir… pero de lo que sí somos responsables es de
cómo nos lo tomamos, cómo lo afrontamos, qué nos decimos a nosotros mismos al
respecto. Yo, normalmente, no voy a saber la verdadera intención con la que
otra persona me dice o me hace algo pero está en mí decidir si dejo que me hiera
o no; si voy a responder o no, y cómo; si voy a permitir que me perturbe o no…
Recordemos el cuento del principio... Muchas veces nos empeñamos en ver
constantes ataques y amenazas en el exterior y nuestro peor enemigo somos
nosotros mismos, y las cosas que nos decimos. ¡Cuidado con lo que nos decimos! Si nos preocupamos tanto por lo
que comemos, el ejercicio físico, la salud, etc. ¿Por qué prestamos tan poca
atención al ‘runrun’ de nuestra cabeza?... “Si habláramos a los demás como lo
hacemos a nosotros mismos, probablemente no tendríamos ni un amigo” (Alonso
Puig, 2011, p.81).
Regala a los demás, y
regálate a ti mismo palabras y mensajes positivos. Mírate y mira a los
demás, no como lo que son sino como lo que pueden llegar a ser…
Y como es de bien nacidos ser agradecidos… No puedo acabar
de otra forma… Gracias a todos (Leire, Iñigo, Mercedes, María, Andone, Ana,
Mertxe, José Antonio, Ricardo, Ana, Pedro, Amaia, Susana, Alfredo, Leire,
Txetxu, Edurne, Isabel, Dulce y Roge)… por el tiempo y la vida compartidos… por
la oportunidad de conocernos y transformarnos.
Recordad la frase de Virgilio… “Possunt quia posse videntur” (Pueden
porque creen que pueden).
Bibliografía:
- Alonso Puig, Mario (2011): Vivir es un asunto urgente. 7ª ed. (1ª ed. De 2008). Madrid: Aguilar.
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