lunes, 19 de agosto de 2024

Es de bien nacidos…


[Entrada publicada originalmente el 26.05.2011 en el Blog de Inteligencia Emocional de EITB, desaparecido el 01.07.2024]


CIELO E INFIERNO CERCANOS

 

Un samurai fue a visitar a un viejo sabio para plantearle una duda que lo atormentaba.

-Señor, estoy aquí porque necesito saber si existen el infierno y el paraíso.

-¿Quién lo pregunta? -contestó el maestro.

-Un guerrero samurai.

-¿Tú un samurai? -se burló el maestro-. ¿Con esa cara de idiota que tienes?

 

El guerrero no daba crédito a lo que oía.

-Seguro que además de estúpido eres un cobarde -se mofó de nuevo.

La ira se adueñó del samurai que desenvainó instintivamente su sable.

-¡Ahora se abren las puertas del infierno! -gritó el anciano.

 

El guerrero comprendió de súbito la actitud del maestro y guardó su sable avergonzado.

-¡Ahora se abren las puertas del paraíso! -exclamó de nuevo el maestro.

 

Cuento Tradicional de Oriente

 Hace poco más de un mes escribía un post [Las emociones nos hacen vulnerables] al acabar un curso.  Ahora he terminado otro, esta vez de 30 horas, también impartido con mi amigo Rogelio Fernández, sobre Liderazgo e Inteligencia Emocional (IE), organizado por DeustuLan y subvencionado por Hobetuz.

Algo de lo que se ha hablado mucho en el curso es el tema de la comunicación, con otros y con uno mismo. El liderazgo es un proceso de influencia en el que la comunicación es básica para generar credibilidad y confianza, que son dos pilares básicos para movilizar y ‘enganchar’ a las personas. El desarrollo de un liderazgo emocionalmente inteligente (entendiendo la IE como  la identificación, comprensión, uso y gestión de las emociones propias y de los demás) contribuye a dotar de sentido al trabajo y a que se dé una implicación que genera resultados superiores a los de la suma de las individualidades; y esto no se logra sin una buena comunicación.

En cuanto a la comunicación con otros, quisiera centrarme especialmente en la empatía. El diccionario de la RAE la define como “identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro”. Para esto es necesario escuchar al otro con los oídos, los ojos y el corazón. Y escuchar no es hablar, es estar atento, observar, mirar con profundidad, ir más allá de las palabras… Es necesario salir de uno mismo con la voluntad de adentrarse con un profundo respeto en el otro, siempre que éste me “abra la puerta”. Muchos, por no decir todos, los problemas en las relaciones con los otros son problemas de comunicación. Y en muchas ocasiones se debe a que no nos hemos acercado al otro, no hemos hecho el esfuerzo por comprenderle, no nos hemos puesto en su lugar, no hemos sabido transmitirle nuestros deseos o pensamientos de forma adecuada…

Respecto a la comunicación con uno mismo, voy a hablar de la responsabilidad. Recientemente he leído una frase que me ha confirmado lo que yo ya intuía: “El lenguaje no sólo describe la realidad, sino que además es capaz de crearla. Nuestra forma de hablarnos a nosotros mismos afecta tremendamente a nuestra manera de relacionarnos con el mundo” (Alonso Puig, 2011, p.52). Muchas veces no somos responsables de lo que nos ocurre, de lo que otros nos hacen, de las situaciones que nos tocan vivir… pero de lo que sí somos responsables es de cómo nos lo tomamos, cómo lo afrontamos, qué nos decimos a nosotros mismos al respecto. Yo, normalmente, no voy a saber la verdadera intención con la que otra persona me dice o me hace algo pero está en mí decidir si dejo que me hiera o no; si voy a responder o no, y cómo; si voy a permitir que me perturbe o no… Recordemos el cuento del principio... Muchas veces nos empeñamos en ver constantes ataques y amenazas en el exterior y nuestro peor enemigo somos nosotros mismos, y las cosas que nos decimos. ¡Cuidado con lo que nos decimos! Si nos preocupamos tanto por lo que comemos, el ejercicio físico, la salud, etc. ¿Por qué prestamos tan poca atención al ‘runrun’ de nuestra cabeza?... “Si habláramos a los demás como lo hacemos a nosotros mismos, probablemente no tendríamos ni un amigo” (Alonso Puig, 2011, p.81).

Regala a los demás, y regálate a ti mismo palabras y mensajes positivos. Mírate y mira a los demás, no como lo que son sino como lo que pueden llegar a ser…

Y como es de bien nacidos ser agradecidos… No puedo acabar de otra forma… Gracias a todos (Leire, Iñigo, Mercedes, María, Andone, Ana, Mertxe, José Antonio, Ricardo, Ana, Pedro, Amaia, Susana, Alfredo, Leire, Txetxu, Edurne, Isabel, Dulce y Roge)… por el tiempo y la vida compartidos… por la oportunidad de conocernos y transformarnos.

Recordad la frase de Virgilio… “Possunt quia posse videntur” (Pueden porque creen que pueden).

Bibliografía:

  • Alonso Puig, Mario (2011): Vivir es un asunto urgente. 7ª ed. (1ª ed. De 2008). Madrid: Aguilar.

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