domingo, 18 de agosto de 2024

La supervivencia afectiva


[Entrada publicada originalmente el 05.05.2011 en el Blog de Inteligencia Emocional de EITB, desaparecido el 01.07.2024]

Cualquiera que ha pasado por una decepción amorosa o por el fin de una relación (que puede ser más o menos larga, más o menos intensa) hay momentos en los que siente que va a morir de amor, que algo se ha roto en su alma, y duda si alguna vez va a ser capaz de superar ese dolor. Acabo de leer el libro Manual para no morir del amor: Diez principios de supervivencia afectiva, de Walter Riso y me quedo con lo que en él se dice.

Principios básicos de supervivencia afectiva:

  1. “Si ya no te quieren, aprende a perder y retírate dignamente”. Una ruptura puede hacer que te duela hasta el alma, y más si no hay una razón aparente (porque entonces parece fácil deducir que el problema está en ti). “Cuando el amor se acaba, hay que enterrarlo” (p.27); debes dedicar toda tu energía a curarte, al menos ya no hay duda de si te quieren o no. Hay que tener cuidado con alimentar la esperanza, que casi siempre suele ser irracional e injustificada. Debes evitar  toda costa humillarte y herir tu amor propio. Necesitas en apoyo de quienes te quieren de verdad y buscan reducir tu dolor (no es el momento para la crítica constructiva). Uno se debe alejar de todo lo que le recuerda a su ex. Cuando caigas en algún ritual negativo generado por la nostalgia debes aplicar la técnica del stop (decirte en voz alta “stop”). La mente nos gasta malas pasadas, hay que recordar tanto lo bueno como lo malo porque ‘separarse’ de un ‘ángel’ es mucho más difícil que hacerlo de una persona con sus luces y sus sombras. Una solución puede estar en volcarte de forma sana en tus hijos, si es que los hay, o en tu familia: “tu ex te hunde, tus hijos te rescatan” (p.38).
  2. “Casarse con el amante es como echarle sal al postre”. Las relaciones prohibidas son muy adictivas porque producen un placer muy intenso, son como un oasis, y te atrapan por la intensidad emocional que suponen. Institucionalizar la situación tiene costes y riesgos:  a) costes sociales, puede que una parte de tu entorno te recrimine y no apruebe tu nueva relación; b) disminución de la pasión, ya que hay que reestructurar la relación por completo; c) puede haber hijos tuyos, míos y nuestros que no tienen por qué ser compatibles y pueden dificultar la relación; d) puede existir la tentación de volver a la relación anterior, que suele estar motivada por una de las siguientes causas: “echo de menos la comodidad que tenía antes”, aparecen “nostalgias inesperadas”, o la trampa de “mi ex me necesita” que puede hacer brotar de nuevo la chispa…
  3. “¿Ni contigo, ni sin ti? ¡Corre lo más lejos posible!” Cuando alguien duda de si te ama probablemente no te ame, y no es algo que se cure con paciencia. En una relación sana los dos andan por la misma senda, aunque a distintos ritmos. Cuidado con convertir la relación en un reto o desafío… A veces cuesta salir de una relación así por: a)  el apego sexual, que une fuertemente a las personas; b) la intolerancia a la soledad, que nos lleva a buscar compañía que no siempre coincide con el amor; c) el miedo al compromiso afectivo, que hará que cuanto más te amen, más se alejen; o d) el sentimiento de culpa, que les impiden alejarse y les mantiene cerca por caridad o compasión.
  4. “El poder afectivo lo tiene quien necesita menos al otro”. Debemos evitar la adicción afectiva, sobre todo, si ya no nos quieren, está en juego nuestra autorrealización o peligran nuestros principios. Quien sufre apego afectivo vive pendiente del “me va a dejar” o el “temo decirle que ‘no’”.  Además, quien ejerce el poder afectivo puede abusar y sacar ventaja de la debilidad emocional del otro, lo que puede ser muy nocivo. Para trabajar el desapego afectivo puede ser útil asumir y ejercer la libertad, aprender a disfrutar de la soledad o explorar situaciones nuevas.
  5. “Un clavo no siempre saca otro clavo: a veces los dos se quedan dentro”. Hay amores enquistados que te estancan emocionalmente y te impiden funcionar libremente. Hay quien se precipita a una nueva relación, normalmente porque necesitan ser amados, porque toleran mal el dolor afectivo o por revancha. “Aceptar la pérdida de manera saludable no implica crear una amnesia en torno a tu ex pareja, sino recordarla sin dolor ni rencor o con un dolor manejable y esclarecedor” (p.101). Para salir de forma sana de una relación es necesario elaborar el duelo, hay que dar tiempo al tiempo.
  6. “Evita el sacrificio irracional: no te anules para que tu pareja sea feliz”. Un sacrificio irracional sería el ser menos para que la pareja se sienta más, compensar en negativo. “Un amor que te obliga a involucionar es un castigo” (p. 126). La base de una buena convivencia está en equilibrarse en lo positivo, en las cualidades, no en los déficits.
  7. “Si el amor no se ve ni se siente, no existe o no te sirve”. El amor tiene un carácter transitivo: me alegro con tu alegría y me duele tu dolor. Cuando uno es incapaz de leer los sentimientos del otro o siente indiferencia ante ellos hay un problema, ya que no puede haber compenetración emocional. Lo importante no es cuánto te aman sino cómo lo hacen. “No te merece quien te hace sufrir” (p. 139).
  8. “No idealices al ser amado: míralo como es, crudamente y sin anestesia”. Hay distintas maneras de idealizar a la pareja: a) ignorando lo malo (ceguera amorosa); b) centrándose y exagerando lo bueno; c) minimizando los problemas; c) pretendiendo ser amigo de quien te hiere. “Amas lo que el otro es o no amas nada” (p.155), es mucho mejor una amor terrenal, de carne y hueso, porque es lo que hay…
  9. “El amor no tiene edad, pero los enamorados sí”. Con el paso del tiempo la brecha de la edad se ahonda y es algo que hay que sopesar. Existen también ciertas presiones sociales. Además, cuando hay una diferencia de edad importante ambas partes tienen que acercarse psicológica y afectivamente, sin renunciar a la esencia propia.
  10. “Algunas separaciones son instructivas, te permiten saber lo que No quieres del amor”. Una buena relación no debe estar basada en el sufrimiento y las lágrimas. “No hay que padecer a la persona amada, sino disfrutarla”. El final de una relación te debe servir para aclarar lo que nunca más vas a aceptar o tolerar, debe ser una especie de antivirus. Una buena relación debe sustentarse, al menos, en tres pilares: a) el deseo o atracción, deben existir ganas del otro; b) amistad, debe existir complicidad y sintonía; y c) ternura y entrega. “Si no vives en paz, amar no es suficiente” (p. 211). El sufrimiento debe ser la excepción y no la regla.

Quiero terminar con una reflexión que aparece en el epílogo: “El precepto es como sigue: Merezco ser feliz en el amor, no me resignaré al dolor de una mala relación, no me acostumbraré a tolerar lo que no debe tolerarse’. No morir de amor es rechazar cualquier vínculo afectivo que te sujete a una relación enfermiza o limitante” (p.229).

¿Estás dispuesto o dispuesta a no morir de amor?

Bibliografía:

  • RISO, Walter (2011): Manual para no morir del amor: Die principios de supervivencia afectiva. Barcelona: Planeta/Zenith.



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