sábado, 17 de agosto de 2013

¡Un hurra por los buenos profesionales!


Hace poco leí en el muro de una amiga el llamamiento que hacía la familia de un niño de Bizkaia con leucemia para la donación de médula ósea. Me animé y el pasado día 13 de agosto tuve la entrevista en el Hospital de Cruces para la extracción de una muestra de sangre y la firma del consentimiento para que entre a formar parte del Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO). Previamente me habían mandado por correo información sobre el procedimiento.

En mis clases de Ética Profesional siempre dedico un tiempo importante a hablar de la profesión y de los principios fundamentales de la misma, que son comunes a todas las profesiones. Dichos principios son los siguientes:

  • Beneficencia: “Hacer el bien, haciendo bien lo que se hace”; y la otra cara de la moneda, la No maleficencia: "Ante todo no hacer daño". Nunca es lícito hacer el mal, aunque en ocasiones es lícito no hacer el bien.
  • Autonomía: “El profesional debe respetar, e incluso potenciar la autonomía del cliente/usuario”. La autonomía se puede entender como autorrealización (que tiene que ver con la libertad de elección, tanto para el profesional como para el cliente/usuario); como autolegislación (la capacidad de darse normas a sí mismo, que no es lo mismo que inventarlas); y como autodecisión (la aplicación de la opción propia en función de las circunstancias personales y grupales).
  • Justicia: “Dar a cada uno lo suyo”. Se produce un perjucio cuando no se trata a todos los usuarios con equidad.
  • Responsabilidad: Que es la categoría síntesis e integradora de los principios anteriores. Todo profesional responde de lo que desea (que es lo que le mueve a la acción), y más si puede hacerlo realidad; de lo que hace (o deja de hacer); y de las consecuencias previsibles de lo que hace.

Me quiero detener en dos de los principios, el de beneficencia y el de autonomía, que es el límite del anterior. Todo profesional está obligado hacer el bien a su usuario/cliente pero sin limitar su autonomía, ya que esto sería caer en el paternalismo (“hacer el bien, desde el propio poder, sin contar con el otro”), que no es correcto si anula la voluntad del usuario/cliente. Para proteger a los usuarios/clientes, a la vez que a los profesionales, surge la fórmula del consentimiento informado. Hasta ahora en clase siempre ponía un ejemplo de lo que no era y que me sucedió a mí cuando me iban a hacer una operación con anestesia general. A partir de ahora pondré el ejemplo de lo que es, en esencia, dicha fórmula.

En la entrevista del Hospital de Cruces nos atendió la Dra.Patricia Rodriguez Landajuela, Coordinadora territorial de tejidos de Bizkaia. Nos explicó lo que suponía estar en el REDMO, cómo eran las enfermedades para las que servía el trasplante, qué ocurría si alguna vez nos llamaban, los pasos a dar, etc. Y todo ello con gran detalle, cercanía, disponibilidad... porque, como ella misma nos dijo, "yo necesito que si dentro de un mes, un año, o diez les tengo que llamar la respuesta sea sí". Esa es la esencia del consentimiento informado, que el profesional te explique, te aclare, te asesore, y tú, de forma consciente y voluntaria accedas a lo que te propone...
¡Un hurra por los buenos profesionales, por esos que hacen de su profesión su vocación!


“La profesionalidad constituye un bien en sí y una exigencia moral. No contrapongamos profesionalidad y vocación. Exijamos, exijámonos profesionalidad, e inyectemos, a la vez, sentido vocacional en nuestras tareas, desde motivaciones alimentadas por el amor” (González Vila, 2000: 53). 




Para más información sobre la campaña "Donantes hasta la médula"

Acceso a la Organización Nacional de Trasplantes (ONT)

Por si alguien está interesado en dejar su testamento vital para que llegado el momento no haya dudas pinchar aquí.



  • Bibliografía: González Vila, Teófilo (2000):  “Vocación, profesión y Profesionalidad”. Acontecimiento: órgano de expresión del Instituto Emmanuel Mounier, n. 54, , pp. 49-53. Disponible en http://www.mounier.es/revista/pdfs/054049053.pdf [Consulta 15.08.2013]