lunes, 19 de septiembre de 2016

Hambre y sed de conocimiento


El pasado sábado asistí a una reunión de educadores preocupados por la transmisión de valores y un ejercicio responsable de la profesión. El texto que reproduzco nos sirvió de base para la reflexión. Compartiré aquí algunas ideas que me suscitó.

"Medio pan y un libro" Alocución de Federico García Lorca al pueblo de Fuente Vaqueros (Granada) en septiembre de 1931, al inaugurar la biblioteca. (Fuente original)

"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. «Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!». Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura». Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz".

Mi primera impresión es que este texto, de casi cien años, no ha perdido ni fuerza ni validez. A día de hoy yo cambiaría ligeramente la última frase: Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate la humanidad llena de información, pero falta de luz.  Tenemos mucha información, casi demasiada, pero eso no se traduce ni en conocimiento ni en sabiduría. Nuestra juventud, y hablo desde mi experiencia como profesora universitaria, es capaz de buscar información con mucha facilidad pero se limita al “copia/pega”. Le cuesta integrar, elaborar, relacionar… hacer una lectura crítica de la información. ¿Para qué sirve entonces la información? ¿No será para sustentar la quimera de que somos libres y autónomos? Además, ¿quién crea la información? ¿quién la maneja? ¿nos llega toda la información o sólo una parte? Hay una cita de Maximilien Robespierre, quien fuera uno de los líderes de la Revolución Francesa, que resulta muy oportuna: “El secreto de la libertad radica en educar a las personas, mientras que el secreto de la tiranía está en mantenerlos ignorantes”. Educar personas, que no adoctrinarlas, lo que supone ayudarles a pensar y decidir por sí mismas. Podríamos entrar aquí, pero no lo voy a hacer, en las nefastas consecuencias que puede tener en el aprender a pensar la eliminación de la Filosofía en 2º de Bachillerato (véase este artículo).

En su intervención en el acto de Apertura del Curso 2016‐2017 el 15 de septiembre de 2016 en la Universidad de Deusto (Bilbao), nuestro Rector, José María Guibert sj, pronunció unas palabras que me parecen muy sugerentes para todas las personas que participamos en la misión de la universidad: “Si nos fijamos en esa primera misión de la universidad, la docencia‐aprendizaje, hemos de afirmar que un criterio real de evaluación de las universidades está en lo que los estudiantes lleguen a ser y lo que hacen con sus vidas. Esto pone el foco no sólo en el campo intelectual o profesional, sino también en el humano, moral y espiritual, yendo más allá del dinero, la fama, el empleo o el éxito. La universidad no es responsable de las decisiones que toman sus alumnos en el ejercicio de su libertad, pero ha de esforzarse en evaluar el impacto de lo que realiza”. Como educadores estamos implicados en lo que los estudiantes hagan en y con su vida. Ellos decidirán pero a nosotros nos toca plantar algunas semillas. Y dos semillas fundamentales son el amor al conocimiento y la búsqueda de la verdad. Cabe aquí recordar el lema de la Universidad de Deusto: “Sapientia melio auro” (La sabiduría es mejor que el oro).

Las primeras palabras de la introducción del Código deontológico de la profesión docente nos señalan a los educadores el horizonte y razón de ser de nuestro ejercicio: “La educación tiene por objeto lograr el máximo desarrollo de las facultades intelectuales, físicas y emocionales de las nuevas generaciones, y al propio tiempo permitirles adquirir los elementos esenciales de la cultura humana. Tiene por tanto una doble dimensión, individual y social, íntimamente entrelazadas, cuyo cultivo constituye la base de una vida satisfactoria y enriquecedora”. Tenemos que tener presente que a cada uno nos corresponde contribuir a esto desde nuestras disciplinas. Debemos ayudar a ampliar la mente de nuestro alumnado pero eso exige que nosotros también tengamos la mente abierta, que mantengamos vivas las semillas que hemos mencionado que debemos plantar. Algo con lo que los educadores debemos tener mucho cuidado son los prejuicios, ya que son una barrera difícil de salvar en la búsqueda de la verdad y el acercamiento y descubrimiento del otro. Deberíamos tener siempre muy presente el Efecto Pigmalión (inicié la andadura de este blog aludiendo a él). Nunca deberíamos tratar a las personas como lo que son sino como lo que pueden llegar a ser. Cada persona es un mar infinito de posibilidades… y la cultura puede abrir horizontes y puertas que no tienen marcha atrás…

Para terminar unas palabras del gran filósofo Bertrand Russell (quien fuera Premio Nobel de Literatura en 1950).



viernes, 16 de septiembre de 2016

Sobre las barreras


[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb el 16.09.2016]

Quiero compartir aquí algunas reflexiones sobre una experiencia relacionada con un proyecto de investigación en el que participo. Ciudades Amigables para Todas las Personas es una iniciativa de carácter interdisciplinar que nació en 2012. Está promovida por la Fundación Zerbikas (Centro Promotor de Aprendizaje y Servicio Solidario en Euskadi), participan tres equipos de investigación de la Universidad de Deusto: EDISPe, DeustoTech-Energy y eDucaR; las entidades de discapacidad física FEKOOR e IGON; y diversos municipios y centros educativos del País Vasco. En este proyecto las personas adolescentes son las protagonistas en todas las fases del proceso, en estrecha colaboración con los colectivos con discapacidad motora. Esto genera oportunidades de aprendizaje vivencial para ambos colectivos, que, además, tradicionalmente han estado alejados de la participación ciudadana.

El lunes 12 de septiembre acudimos al Colegio Santa María de Portugalete, que está muy involucrado en el proyecto desde su inicio,  y estuvimos toda la mañana con el alumnado de 4º de la ESO (92 personas en torno a 15 años, mucha vida, muchas hormonas...). En primer lugar hicimos un taller sobre discapacidad y les dimos unas instrucciones para el posterior mapeo que se hizo por grupos por la ciudad con el objetivo de analizar la accesibilidad urbana. Se hicieron 19 grupos: 10 de los cuales iban acompañados por una persona con movilidad reducida; el resto iban acompañados por un profesor o profesora del Colegio o por alguna de las 3 personas que íbamos de la universidad. Los grupos que no iban acompañados por personas de Fekoor llevábamos una silla de ruedas en la que se iban turnando los alumnos y alumnas.  Experimentaron el llevar y el ser llevados.

El martes 13 de septiembre el alumnado se desplazó a la Universidad de Deusto (UD) acompañado por un grupo de profesores y profesoras. Se dividieron en 3 grupos y en la primera parte de la mañana visitaron la UD, el FabLab, introdujeron los datos del mapeo del día anterior y realizaron una encuesta de evaluación; en la segunda parte se hizo un World Café y un acto de cierre.

Fueron dos días intensos  por todo lo que hubo que movilizar y porque también se produjeron movimientos internos en las personas participantes… El primer día en el taller se les planteó una pregunta: se le pidió a cada uno que pusiera en un pósit una palabra o palabras que relacionaran con la discapacidad. Señalaron, con una diferencia abrumadora respecto de otras palabras: silla de ruedas, problema y dificultad. El segundo día en la encuesta de evaluación (después del taller, los testimonios recibidos y el mapeo) las respuestas a la misma pregunta fueron mucho más elaboradas y con matices más positivos. Transcribo literalmente algunas de las respuestas:

“Discapacidad es una pequeña barrera, pero eso no significa que una persona con discapacidad sea diferente, ni mucho menos”. Una idea clave que se transmitió en el taller y los testimonios fue la de que las personas con discapacidad tienen necesidades, inquietudes, ilusiones, deseos y proyectos como todas las personas.
“Discapacidad es un término que se usa para personas con movilidad reducida, personas normales como tú y como yo que tiene algunas dificultades para poder moverse por el entorno pero que son como todos los demás”. Muchas veces el problema no es la discapacidad sino la accesibilidad. Los entornos pueden ayudar o pueden suponer barreras infranqueables. De ahí la importancia de hacer un buen mapeo y de realizar informes de accesibilidad que hagan posible introducir mejoras.
“Que no puede hacer algo como el resto de las personas, o que lo hace de distinta manera”.
“Tener algunos problemas para hacer las cosas solos”. Muchas personas descubrieron el papel clave de los asistentes personales, que les apoyan en aquello que no pueden hacer solos.
 “Felicidad, Ilusión por vivir la vida, Nunca rendirse...”.  Fue determinante el testimonio en persona de Marian y los vídeos visionados.
“La discapacidad es una prueba a afrontar que te cambia la vida, pero que gracias a ello descubres cosas”. En los testimonios se evidenció también cómo la determinación, la energía, el deseo han hecho posible que realizaran cosas que muchas personas sin discapacidad nunca lograrán. Diego Lastra, quien también colaborara con el proyecto, estuvo muy presente los dos días.

Quiero presentar también algunos datos relevantes de la evaluación que muestran cómo una actuación dirigida puede contribuir a cambiar conciencias. La nota de la accesibilidad de Portugalete se mantiene, aunque aparece ligeramente inferior (en la pregunta del primer día obtuvo una media de 6,2), lo que es claramente insuficiente. El 36% del colectivo ha tenido algún contacto con la discapacidad. Si lo pensamos bien a lo largo de nuestra vida todos nos vamos encontrando con la discapacidad, de forma temporal o permanente: puede ser desde el nacimiento, a raíz de un accidente o enfermedad, o por el mero paso de los años… Al principio el 50% entendían que “la accesibilidad es sólo un problema de personas con discapacidad”, dato que se redujo al 30% el segundo día. El 70% manifestó que ha cambiado su visión del entorno. El 75% ha cambiado su percepción de las  personas con discapacidad. El 90% cree que el software (plataforma abierta OpenStreetMap) es útil.  Marian nos animó a todos a tomarnos en serio el mapeo y la introducción de datos por lo que supone de mejora para quienes están en una situación parecida a la suya, para todas las personas que tienen una movilidad reducida.

La gran pregunta que me surge es ¿dónde están las barreras?...  ¿son peores las barreras físicas o las mentales? Muchas veces no sabemos cómo reaccionar, cómo relacionarnos con una persona con discapacidad. Es más, no sabemos ni cómo saludarlas (animo a ver este tutorial). En ocasiones nos frena la pena que sentimos ante lo que nos imaginamos que estas personas viven o lo que no viven. Y no quieren nuestra pena, quieren que veamos la persona que hay detrás de la silla, la persona más allá de la discapacidad. Más que pena tiene sentido hablar de compasión,entendida como empatía en acción; como movimiento y compromiso que surge de entender la situación y el dolor del otro.  Es necesario que todos nos comprometamos con lograr ciudades amigables para todas las personas.  


Para terminar, dejo aquí un vídeo con testimonios de los participantes en el proyecto en 2015.


NOTA - Además de los recursos humanos y materiales aportados por las entidades participantes, este proyecto cuenta con financiación de la Fundación Española de Ciencia y Tecnología FECYT (fomento de vocaciones científicas), el Ayuntamiento de Portugalete (fomento de vocaciones solidarias) y otras instancias públicas como la Diputación Foral de Bizkaia y el Gobierno Vasco.