viernes, 29 de diciembre de 2023

Acompañar y cuidar en la despedida

 


[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb el 29.12.2023]


Hace ya treinta años unos amigos me regalaron un libro que abrió en mí una ventana a un tema que, a pesar de su universalidad e inevitabilidad, en nuestra cultura no es muy popular, la muerte. El libro era La muerte un amanecer, de Elisabeth Kübler-Ross (ahí comenzó mi pasión por las mariposas). Desde ese momento ha habido muchas más lecturas sobre el tema y he vivido, y sufrido, varias muertes muy cercanas. En mi experiencia cada muerte recuerda las anteriores, pero también prepara para las que están por venir, incluida la propia.

Voy a recoger y comentar aquí algunas de las ideas de la última lectura realizada, Hacia una cultura paliativa, del Dr. Jacinto Bátiz, un reconocido experto en cuidados paliativos a quien siempre merece la pena leer y escuchar.

La muerte es la otra cara de la vida. No hay vida sin muerte, aunque cueste aceptarlo. “Es necesario que incorporemos la muerte a la vida y dejar de considerar la medicina como algo que consiste sólo en evitar que la gente muera. La sociedad trata de ignorar la muerte; la juzga como un fracaso y procura postergarla cada vez más, asumiendo como un triunfo la cultura de los trasplantes y la sustitución de tejidos y órganos por nuevos tejidos o prótesis artificiales” (Bátiz, 2022: 26) ¿Qué se podría hacer para incorporar la muerte a la vida? Desarrollar una “cultura paliativa que esté basada en la compasión y en el acompañamiento a la persona que sufre. (…) La compasión requiere sentir empatía hacia el dolor del otro, ponernos en su mismo nivel y comprender su problema, como si fuéramos nosotros los que lo tuviéramos. (…) Lo esencial en el proceso de acompañar es no dejar solo a quien no desea estar solo. Cuando se ha perdido la esperanza de que la enfermedad que se padece vaya a ser curada, es de suma importancia que quien la sufre sepa que está siendo cuidado por otros para aliviar su sufrimiento” (Bátiz, 2022: 27). En una ocasión escuché una definición de compasión, como empatía en acción, que me resultó muy clarificadora.

En la filosofía de los cuidados paliativos hay unos principios básicos para cuidar a quienes están en el final de su vida (Bátiz, 2022: 33-39): “1) La muerte es una etapa de la vida. Para la medicina paliativa, el fracaso no radica en la muerte, sino en la presencia de sufrimientos inútiles que podrían haberse aliviado. 2) Siempre hay algo que hacer. Con una continua atención al mínimo detalle siempre es posible aliviar el sufrimiento de un enfermo moribundo. 3) El paciente es el principal protagonista. La etapa terminal de una enfermedad representa para el enfermo una experiencia única e individual. 4) La familia es coprotagonista. Es necesaria una gran dedicación para el apoyo durante el duelo anticipado, el asesoramiento técnico, el refuerzo positivo de la labor realizada y la resolución de conflictos. La atención en el duelo forma parte de la práctica asistencial de la medicina paliativa. La labor realizada con los familiares tiene la importancia adicional de prevenir el sufrimiento futuro y de extender a la sociedad la filosofía de los cuidados paliativos. 5) El trabajo debe hacerse en equipo [personal de enfermería, personal auxiliar, personal de limpieza, trabajador(a) social, sacerdote o agente pastoral, personal médico y voluntarios/as]”.

Ante la cercanía de la muerte sufre la persona completa, por lo que hay que procurar alivio tanto biológico como biográfico. Genera sufrimiento unos síntomas mal controlados, la sensación de dependencia, el no sentirse querido, la soledad no deseada, los asuntos pendientes, etc. “Cuando alguien sufre, lo que más desea es que sus seres queridos estén junto a él, no sentirse solo, y que los profesionales no le abandonemos, que le escuchemos y que estemos disponibles cuando nos necesite para poder aliviar sus síntomas molestos hasta el extremo que sea necesario. Hemos de hacerle sentir que está acompañado y atendido. También nos tenemos que preocupar de su familia que, sin duda, sufre ante el sufrimiento de su ser querido” (Bátiz, 2022: 50).

Acompañar es cuidar. En ocasiones quienes acompañan a quien está sufriendo manifiestan que no se sienten útiles. “Pero siempre les decimos que la compañía es un gran medicamento, que para administrarlo no hace falta estar graduado por ninguna universidad; cualquier persona puede administrarlo y que siempre tengan en cuenta que el enfermo a quien acompañan necesita ser cuidado y que acompañar también es cuidar” (Bátiz, 2022: 51). Recomendaciones para quienes acompañan: sentarse cerca, coger de la mano, acariciar, mirar, sonreír, mantener algún tipo de comunicación, etc.

Para terminar hago mío el que el Dr. Bátiz (2022: 77-83) indica que sería su “documento de voluntades anticipadas, al menos en su contenido”. Yo también quiero que me cuiden así:

  1. “Que me traten como un ser humano hasta el momento de mi muerte. Que no sólo me contemplen como una estructura biológica, sino que además tengan en cuenta mi dimensión emocional, social y espiritual”.
  2. “Que me permitan expresar mis propios sentimientos y emociones sobre mi forma de enfocar la muerte”.
  3. “Que me permitan participar en las decisiones que incumban a mis cuidados. Quien me voy a morir seré yo y quien estoy sufriendo soy yo” (autonomía compartida).
  4. “Que no me dejen morir solo, abandonado por mis seres queridos y por los profesionales”.
  5. “Que mis preguntas sean respondidas con sinceridad, que no me engañen”.
  6. “Que respeten mi individualidad y no me juzguen por mis decisiones, aunque sean contrarias a quienes me atienden”.
  7. “Que me cuiden personas solícitas, sensibles y entendidas”.
  8. “Quien me cuide al final de la vida lo haga como le gustaría que le cuidaran a él cuando llegue su momento”.
  9. “Que no precipiten deliberadamente mi muerte, pero que tampoco prolonguen innecesariamente mi agonía, sino que me cuiden para no sufrir mientras llegue mi muerte”.
  10. “Que atiendan a mis seres queridos después de mi muerte para aliviar su pena”.

Recientemente he vivido la muerte de una gran amiga, una hermana, Lumi. La ausencia duele, pero estoy convencida de que, como dice el Dr. Bátiz (2022: 60), “con la muerte termina una vida, pero no una relación”. Durante el proceso de su enfermedad me he enfrentado cara a cara con la realidad de que la muerte ya no es algo que pasa a personas mayores, sino una realidad que comienza a acechar muy cerca. Empiezan a faltar ya no solo mis mayores sino las personas que he elegido para hacer mi camino. He sido más consciente que nunca de que acompañar, y se puede hacer de diferentes formas, es cuidar. Y que hacerlo es un privilegio. La muerte es una gran escuela de vida.

Referencia

lunes, 27 de noviembre de 2023

Ni inteligencia, ni artificial

 

[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb el 27.11.2023]

El pasado 26 de octubre Deusto Forum organizó una sugerente sesión, con el título “Los retos éticos ante la Inteligencia Artificial”, que contó con la Dra. Gemma Galdon Clavell, directora ejecutiva de Eticas Research & Consulting (consultoría especializada en auditoría de algoritmos), como ponente, y el Dr. Pedro M. Sasia, responsable de transferencia del Centro de Ética Aplicada de la Universidad de Deusto, como moderador. Paso a compartir las principales ideas de la sesión.

El acto comenzó con unas palabras del Rector, Juan José Etxeberria Sagastume S.J. que sirvieron para contextualizar el evento: “En estos tiempos, es difícil pensar en un espacio social, una institución o incluso una persona para quien los efectos de la irrupción de lo que ya todos denominamos coloquialmente Inteligencia Artificial no sean relevantes. Privacidad, libertad, igualdad, consentimiento, algoritmos, datos… la ética y la técnica se miran de frente una vez más, como lo han venido haciendo a lo largo de toda la historia de la Humanidad, pero en esta ocasión con diferentes e importantes matices que surgen de la profundidad, velocidad, alcance y contenidos de este fenómeno. Empresas, gobiernos, sociedad civil… todos experimentamos cada vez con más claridad esta realidad, y las Universidades no somos, ni mucho menos, una excepción” (para leer texto íntegro, Universidad de Deusto, 2023a)

Es muy interesante la trayectoria de Gemma. De formación es Doctora en Historia. Lleva 15 años dirigiendo equipos técnicos. Su bagaje y conocimientos aportan valor a la hora de buscar soluciones a posibles riesgos. Hacen auditorías a quienes desarrollan los algoritmos (auditorías internas) y también trabajan con la sociedad civil (auditoría inversa). Su trabajo es explorar posibilidades para desarrollar una Inteligencia Artificial (IA) responsable, “construir los cinturones de seguridad de la IA”. Durante siglos hemos sabido proteger a la humanidad de la innovación. Por eso es importante entender bien cómo funciona.

El nombre de Inteligencia Artificial lleva a confusión social. No es ni lo uno ni lo otro. La idea que siempre hay que tener presente es que para la IA la ‘normalidad’ es muy importante. La IA recoge grandes bases de datos y los procesa buscando ‘patrones de normalidad’ que intenta reproducir. Pensemos qué hay detrás de un GPS. Se procesan datos del pasado, qué ruta han elegido la mayoría de personas y recomienda ese. Entiende que el trayecto óptimo es el más transitado. Algo similar ocurre con las recomendaciones que nos hacen empresas como Netflix empresas como Netflix o semejantes tras analizar lo que han visto después las personas que han estado viendo la misma película o serie que nosotras/os y nos hacen una sugerencia. La IA está entrenada para dejar fuera a quienes han hecho algo diferente. La buena noticia es que la IA se puede entrenar, se pueden añadir normas a la lógica que utiliza; se pueden cambiar los patrones de diseño de los algoritmos.

¿Por qué es importante tener en cuenta la ética?

Los algoritmos trabajan con información privada, lo que a veces se desprecia, o no se tiene suficientemente en cuenta desde ámbitos técnicos.

Los resultados de la IA se reintroducen en el sistema, con lo cual se eliminan las formas/opciones diferentes (outsiders), se reproducen los sesgos. En el ámbito del entretenimiento no es grave que me recomienden algo que no me gusta, lo dejo de ver y ya está. Sin embargo, hay ámbitos de alto riesgo. Pensemos, por ejemplo, en nuestra relación con los bancos. Todas las personas tenemos asignado un riesgo a nuestro perfil. Las mujeres tienen entre 10 y 20 veces menos servicios bancarios, con lo que disminuyen sus posibilidades de acceder a créditos, por ejemplo. Otro ejemplo muy evidente es la selección de CVs (hace tiempo que el primer filtro lo hace la IA) que se realiza atendiendo a la información de quienes están trabajando y tienen un buen desempeño. En una auditoría de algoritmo en una empresa de EE.UU. vieron que el algoritmo privilegiaba a quienes jugaban Lacrosse, eran de una determinada zona o habían ido a universidades muy concretas. “¿Serían esos los criterios con los que elegiríamos a una nueva incorporación para la empresa?

Es peligroso tomar decisiones sobre temas complejos en función de un algoritmo. [Hizo alusión al libro Armas de destrucción matemática de Cathy O’Neil, en el que se cuentan muchos casos]. Puso como ejemplo la auditoría que hicieron en un hospital sobre el triaje en emergencias. Vieron que las decisiones se estaban tomando con base en los datos financieros (según el coste del tratamiento) y no médicos (gravedad de la persona atendida). Cómo entrenamos el algoritmo determina qué problema estamos solucionando. Muchas veces se reproducen discriminaciones no deseadas. Si nuestro algoritmo contiene errores tomará peores decisiones que sin IA. Existen, según su experiencia y lo que han detectado, hasta 15 momentos de error (al introducir datos, al introducir variables, etc.). Si los errores se trasladan a ámbitos sensibles es una tragedia.

Un espacio de preocupación es incorporar a los outsiders (quienes están fuera del radar, de la ‘normalidad’). Gemma explicó que ella misma lo es. Su madre la tuvo con 14 años. Sus abuelos eran refugiados de la Guerra Civil. Si un algoritmo le hubiera asignado riesgo nadie habría creído en ella, no se le habría permitido “jugar”. Algo parecido le pasó a Rafa Nadal hace dos años en la Copa América. Las casas de apuestas le daban un 4% de probabilidad de éxito, pero ganó.

Los retos de la IA no son problemas técnicos con soluciones técnicas. Los retos del presente y del futuro son sociotécnicos, las experiencias humanas son muy complejas.

Me gustaría terminar con unas palabras de Noam Chomsky, Ian Roberts y Jeffrey Watumull [el resaltado es mío] (Chomsky et al., 2023):

“Aquí, el ChatGPT demuestra algo parecido a la banalidad del mal: plagio, apatía y omisión. Resume los argumentos estándar de la materia mediante una especie de superautocompletado, se niega a tomar partido en nada, alega no solo ignorancia sino falta de inteligencia y, en última instancia, ofrece una defensa de “solo cumplía órdenes”, trasladando la responsabilidad a sus creadores.

En resumen, el ChatGPT y sus hermanos son constitutivamente incapaces de equilibrar la creatividad con la responsabilidad. O bien sobredimensionan (produciendo tanto verdades como falsedades, respaldando decisiones éticas y no éticas por igual) o bien minimizan (al mostrar falta de compromiso con cualquier decisión e indiferencia ante las consecuencias). Dada la amoralidad, falsa ciencia e incompetencia lingüística de estos sistemas, solo podemos reír o llorar ante su popularidad”.

Nota – Están disponibles los siguientes vídeos:

  • Conferencia íntegra y espacio de preguntas (pinchar aquí)
  • Entrevista realizada por Peru Sasia. Reflexiones sobre la innovación tecnológica y la urgencia de desarrollar un sistema regulatorio y de prácticas responsables de las empresas (pinchar aquí)
  • Entrevista a Gemma Galdon Clavell realizada por Lorena Fernández Álvarez, Directora de Comunicación Digital de la Universidad de Deusto. Reflexiones sobre el impacto social de los sistemas algorítmicos, la reproducción de los sesgos de la sociedad en los procesos de la Inteligencia Artificial (pinchar aquí)

Referencias

jueves, 23 de noviembre de 2023

El Poder de la escucha

 


[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb el 23.11.2023 ]

A principios de noviembre asistí a un taller que me cautivó por el título, "El Poder de la escucha". Además, conocía al ponente, Eugenio Ibarzabal, y eso también lo hacía atractivo. Mis expectativas fueron superadas. Compartiré aquí las principales ideas.

Hoy en día la comunicación se considera una herramienta instrumental básica. Esta herramienta implica aprender a escuchar, aprender a hablar y aprender a escribir. La escucha es un previo sin el cual difícilmente se pueden desarrollar las demás. Existen muchos cursos de oratoria, hablar bien se considera importante. Escuchar se ve como algo de segundo nivel… Y es fundamental.

Las enseñanzas impartidas por Eugenio parten de su propia vida y experiencia: “Escuchar me ha cambiado la vida”, reconociendo que a veces es una ‘pelmada’ y que también es necesario protegerse. El punto de partida del taller fue una invitación a echar la vista atrás y recordar cuándo me he sentido escuchado, escuchada; en quién pienso si tengo que compartir algún tema importante… Seguramente será una persona callada, que sonríe, que no aconseja… Otra premisa importante: nos hablaba para que cada persona asistente mejorara su escucha, lo que no quiere decir que la demás personas te vayan a escuchar a ti. Lo que tenemos que tener siempre presente, y tenemos que hacérselo notar, es que la protagonista, la importante, es la otra persona.

¿Por dónde empiezo? (especialmente si es a alguien o un tema difícil). Hay que empezar por elegir bien el lugar. Lo mejor es salir del escenario habitual, del lugar en el que transcurre nuestra relación. Es importante conocer el espacio en el que nos vamos a encontrar. Hay que tener en cuenta que tenemos que contar con el tiempo suficiente (dos grandes dificultades para la escucha son la falta de tiempo y el ego, sobre esto volveremos). ¿Cómo convoco a la persona? Lo mejor es que la otra persona ‘colabore’ en la convocatoria, que sea una convocatoria ‘conjunta’. “¿Podríamos hablar en algún momento?” es muy diferente de “Tú y yo tenemos que hablar”. Otras frases podrían ser: “Tenemos un tema, me gustaría saber qué piensas”, “Me interesas, me interesa saber lo que piensas”.  Eugenio compartió una imagen muy potente para él: do personas en un coche, mirando la carretera, sin prisa… parece que tienen el mismo objetivo. Hay que intentar no dar mucha solemnidad a la cita, que forme parte de una normalidad, así se rebajan el miedo y la tensión.

¿Cómo me preparo? La mejor forma es visualizando el encuentro. Es una técnica muy utilizada por deportistas de élite. Me vino a la mente una entrevista fantástica a Enhamed Enhamed, un medallista paraolímpico, que utiliza esta técnica.  Podemos visualizar la conversación, cómo me siento, cómo permanezco en silencio, etc. De esta forma se viven las dificultades anticipadamente. Lo peor que nos puede pasar es tener miedo al miedo. “¡Vívelo, pruébate sin riesgo!”, nos decía Eugenio. Personalmente es una técnica que utilizo y recomiendo. Recuerdo especialmente el día anterior a la defensa de mi tesis doctoral en la que repasé la presentación y ‘viví’ por anticipado el evento… ¡Una experiencia muy recomendable!

¿Cómo empiezo el proceso de escucha? Conviene no ir directamente al grano, empezar por una pregunta general. Un tema relativamente amable es preguntar por la familia. No te has metido en el tema, pero sí en la otra persona. Lo único que pretendes es generar confianza, o superar la desconfianza inicial. A la otra persona le tiene que quedar claro que no le vas a hacer daño y que te interesa. Funciona bien mimetizarse, acompasarse, con la otra persona. Si se mueve un poco, yo también. Si cambia de posición, yo también. [Mensaje: estoy pendiente de lo que me dices, me acomodo]. Tema de la respiración: Puedes llevar una reunión según cómo respires. Se puede conseguir que dos personas respiren acompasadamente. En un momento dado una pregunta que da buenos resultados es: “¿Y tú qué tal estás?”. Seguramente se dará un silencio, levantará a mirada, la dirigirá a la izquierda, puede que resuma alguna información que te ha dado antes. Con esto lo que se trata es de borrar esquemas previos. A lo largo del proceso es importante repetir, contrastar, confirmar, pero no discutir.  [Mensaje: Lo que estás contando me interesa y quiero entenderlo bien; disculpamos los errores, pero no que se aprovechen los malentendidos]. Vamos invirtiendo en confianza, se trata de crear un entorno seguro [Mensaje: tranquilo/tranquila, nadie te va a hacer daño]; es mucho más que guardar confidencialidad. Puede que la persona repita varias veces la misma idea (normalmente si la persona está abrumada o preocupada se puede liar, entremezclar cosas, etc.). Quien escucha puede ayudar a desbrozar, lo que puede ser un gran apoyo. Tú tes vas aclarando y a la otra persona le puede dar luz.

¿Qué pasa con el ego? [Ya hemos dicho que es uno de los enemigos de la escucha]. Va a haber ocasiones en las que el ego te va a estallar, vas a querer intervenir, puedes tener la tentación de interrumpir (y no para contrastar o confirmar). Cada uno tiene que desarrollar su propio mecanismo para no intervenir. Eugenio se dice a sí mismo, a modo de jaculatoria: “¡Cállate!”. Hay quien se agarra a la silla, o aprieta los pies… La escucha no va de dar soluciones. Una muestra de una buena escucha es que se generan silencios.

¿Y si la otra persona nos pide opinión? Darla a partir de los datos, los valore y las palabras de la otra persona. Puedes darte tiempo para responder [si dices que le vas a dar una opinión se la tienes que dar]. Pueden ayudar frases como: “No sé qué decirte. Lo único que se me ocurre es lo que no haría [y dices qué]”, “Me llama la atención… [y utilizas sus palabras]”. Como estás fuera de la situación tienes otra perspectiva y puedes ayudar a la persona a dar importancia a cosas que no veía. 

La importancia de hacer buenas preguntas. “Todos tenemos un límite de intimidad que no queremos sobrepasar. Hay un fondo que no queremos desvelar, un fondo que, sin embargo, explica buena parte del origen del problema y, en ocasiones, también cómo podríamos encaminarnos hacia una posible solución. Si en ese momento haces a quien está escuchando esa pregunta bien formulada y clave, la persona que ha llevado el proceso conforme hemos señalado, inevitablemente, lo quiera o no, dará el paso y contestará, desvelando lo que no tenía, hasta ese momento, la menor intención de desvelar. Ésa es, al menos, mi experiencia” (Ibarzabal, 2022: 162).

NOTA- Estas enseñanzas se pueden utilizar para lo bueno y para lo malo. Aquí se ofrecen como pautas para escuchar mejor, para comprender a la otra persona, para romper preconceptos.

Os invito a conocer al marido de la inglesa que vivía en la casa del danés (Gestion2000Editorial, 2022)…

“Porque escuchar nos da la posibilidad de abrirnos, de olvidarnos de nosotros mismos, de empezar nuevas vidas, de conocer otros parajes, otras profesiones, otras historias, otros platos de cocina, atrapar realidades en lugar de vientos, aprovechar todo eso que tenemos delante y que ha estado a punto de pasar ante nosotros sin que disfrutemos de ello.

Es vida que se nos ofrece para que la vivamos. Basta con pararse y escuchar.

Y puede ocurrir a cada momento” (Ibarzabal, 2022: 186).

 

Referencias

  • Aranzazu Echaniz Barrondo (2019, 5 noviembre). Extracto Visualización Enhamed Enhamed [archivo de vídeo] https://www.youtube.com/watch?v=kxV1Kdq5X3s
  • Gestion2000Editorial (2022, 11 mayo). El marido de la inglesa que vivía en casa del danés - Eugenio Ibarzabal [archivo de vídeo]. https://www.youtube.com/watch?v=9IXWn3RjlSA
  • Ibarzabal, Eugenio (2022). El marido de la inglesa que vivía en la casa del danés. Una historia sobre el poder de la escucha. Barcelona: Gestión 2000.


 



domingo, 5 de noviembre de 2023

Algo se muere en el alma…

 


Hoy siento con desgarro la letra de la canción: “Algo se muere en el alma cuando una amiga se va…”. Hace ya unos días que esperaba el demoledor mensaje que he recibido hoy al despertarme. Se podría decir que me estaba preparando, pero eso no evita el dolor, no impide que se te rompa el corazón…

Hace un año Florina (D.E.P.) estaba recopilando cartas para hacerle un libro. Al volver de Monterrey, donde estuve cinco días en el hospital con ella, respondí a la petición de Florina con estas palabras:


Me ha resultado curioso que muchas de las fotos que acompañaban a la carta, así como el color elegido para el fondo, coinciden con las que he seleccionado hoy para hacer un mensaje de despedida… Creo que es porque tengo grabados muy dentro momentos y experiencias compartidas.

En este último año hemos hecho muchas llamadas y videollamadas. Ahora me parece que tendrían que haber sido muchas más… He visto cómo se aferraba a la vida y a todo lo que le parecía importante, cómo ha hecho lo posible para aprovechar cada momento. En marzo recibió un bonito, y merecido, homenaje como fundadora del Premio Mujer Tec. Afortunadamente pudo disfrutar del momento, ya que muchas veces los reconocimientos llegan demasiado tarde… Yo le pude acompañar en la distancias gracias a internet. Me sentí muy orgullosa…

En las dos últimas semanas el contacto ha sido más intenso. Hemos hecho varias videollamadas y, como me dijeron que reaccionaba bien a los audios, le he grabado una serie de mensajes en los que a través de una canción o un texto quería hacerme presente y recordarle lo mucho que la quería (curioso que no pudiera hablarle sin llorar pero sí cantar o leer). Recojo aquí algunos extractos: 

 Viernes  27 oct

“Te quiero / Lo digo como un lamento / Como un quejido que el viento / Se lleva por donde quiera”. (Como quien pierde una estrella letra, Alejandro Fernández)

  Sábado  28 oct

“Eskerrik asko, Jauna / bihotz bihotzetik / Eskerrik asko, Jauna / orain eta beti”. Traducción: “Gracias Señor / de todo corazón / Gracias Señor / ahora y siempre”. (Eskerrik asko Jauna)

Domingo 29 oct

“Que estoy enamorada / Y tu amor me hace grande / Que estoy enamorada / Y qué bien, qué bien me hace amarte”. (Estoy Enamorada, Thalia y Pedro Capó)

   Lunes   30 oct

“Hegoak ebaki banizkio / nerea izango zen / ez zuen aldegingo. / Bainan, honela / ez zen gehiago txoria izango / eta nik... txoria nuen maite”. Traducción: “Si le hubiera cortado las alas / habría sido mío / no habría escapado. / Pero así / habría dejado de ser pájaro / Y yo... lo que amaba era un pájaro”. (Txoria, txori, Mikel Laboa)

  Martes  31 oct

“Aurtxo polita seaskan dago / zapi zuritan txit bero (bis). / Amonak dio, ene potxolo / arren egin ba, lo, lo (bis)”. Traducción: Mi niño precioso está en la cuna / muy calentito, entre sábanas blancas (bis). / La abuela le susurra: mi pocholo / Duerme, cariño mío, duérmete (bis). (Aurtxo seaskan, canción de cuna tradicional vasca)

Miércoles 1 nov

Nota - Me he tomado unas licencias. “Eso que tú me das / No creo lo tenga merecido / Todo lo que me das / Te estaré siempre agradecida / Así que gracias por estar / Por tu amistad y tu compañía / Eres lo, lo mejor que me ha dado la vida / (…) / Con todo lo que recibí / Ahora sé que no estoy sola / Ahora te tengo a ti / Amiga mía, mi tesora” (Eso que tú me das, Jarabe de Palo)

   Jueves    2 nov

“Bendito el lugar, y el motivo de estar ahí / Bendita la coincidencia / Bendito el reloj, que nos puso puntual ahí / Bendita sea tu presencia / Bendito Dios por encontrarnos, en el camino / Y de quitarme esta soledad, de mi destino / Bendita la luz, bendita la luz de tu mirada / Bendita la luz, bendita la luz de tu mirada / Desde el alma” (Bendita tu luz, Maná).

  Viernes   3 nov

“Hoy me siento como un árbol
que se supiera mujer:
Ya no quebradiza rama
sino rotunda intuición,
y la sólida certeza
de saber dónde es que estoy” (Plenitud, Gioconda Belli)

  Sábado    4 nov

“El amor no posee, y no se deja poseer: Porque el amor se basta a sí mismo” (Sobre el amor, en El profeta, Khalil Gibran)

 Más que escribir estas palabras las he llorado… Ahora necesito ir hacia dentro, llorar todo un río y resurgir con una bonita cicatriz (la que deja tanta vida compartida). Te echo de menos amigochix… ¡Hasta que volvamos a encontrarnos!


Referencias

 



lunes, 16 de octubre de 2023

Sobre la fe en el ser humano y emociones que se contagian

 


[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb el 16.10.2023]

Me tengo por una persona vitalmente optimista, con una fe profunda en el ser humano. Sin embargo, a veces siento unas sacudidas internas que me hacen cuestionarme si todo será una invención; si no será un ejercicio vano de voluntad alimentar esa fe. Además, últimamente he notado que si alguna persona muy cercana se muestra desalentada, desganada o desesperanzada se me contagian con más facilidad esas emociones. Punset (2019) explica que estamos programados para imitarnos porque eso puede salvarnos; pero las emociones desagradables también son contagiosas y hay que ponerles límite, evitarlas, porque nos pueden llevar al fondo del pozo.

La verdad es que el contexto no ayuda mucho. Las noticias de las guerras, las muertes por violencia de género, las de personas migrantes que sólo buscan una oportunidad… Existe mucho sufrimiento que podría evitarse haciendo un esfuerzo de diálogo, de entendimiento, de empatía... En definitiva, si intentáramos tener una mirada humana profunda hacia las personas y las situaciones, más allá de las creencias y los intereses. Recientemente tenía un diálogo muy interesante con mi alumnado de 1º de Relaciones Internacionales sobre este tema y un alumno me preguntó si no creía que todo lo que hacía el ser humano era por interés. Es muy difícil responder a esta pregunta. Lo que es evidente es que el ser humano es capaz de realizar las acciones más sublimes y también de las más atroces.

Dándole vueltas a cómo evitar el pesimismo y el contagio de emociones desagradables he llegado a la conclusión de que hay dos vías excepcionales para conseguirlo. La primera de ellas es trabajar la interioridad, la conexión con lo más profundo, con la fuente de sentido. Como señala Rovetto (2021): “Vivir en la ermita interior, en el corazón espiritual (...) es una capacidad de darse cuenta de los distintos hechos que convergen en un mismo suceso y a la vez, mantener una cierta distancia de ellos. Se abre un espacio disponible que permite respirar en todo sentido y no ser avasallados por las reacciones que se produzcan en el medio, en la mente y en el cuerpo (…) Y esto debido a que la mente no es la herramienta adecuada para orientar nuestra vida. Si ponemos al mando a «la loca de la casa» nos encontramos con vidas plagadas de sufrimiento e inconsistencia”.

La segunda vía, que es complementaria, sería deshacernos de capas que hemos ido poniéndonos a medida que hemos ido transitando al mundo adulto: creencias, prejuicios, mandatos de género, ideología, intereses, etc. Se trataría de recuperar la mirada limpia del niño, de la niña, que nos habita y que ve más allá de las mencionadas capas y es capaz de empatizar con el ser humano que tiene enfrente sin filtros que distorsionan.

Para terminar, me sumo a los versos de El Jose:

Que alguien me diga dónde estoy

Por saber si no me he equivocado de planeta

Que alguien me diga quién soy yo

Nunca estoy seguro al despertarme de la siesta

Que alguien me diga que me ve

Para comprobar que aún no me han comido las sombras

Que alguien me diga que me cree

(…)

Quiero ser un niño ya no quiero ser mayor

Referencias

https://www.youtube.com/watch?v=ajt9VYHaGO4

miércoles, 4 de octubre de 2023

Dios ¿existe?

Los días 30 de septiembre y 1 de octubre unas 30 personas asistimos en Las Matas (Madrid) al encuentro organizado por el grupo de Diálogo de personas de creencias diversas del Movimiento de los Focolares [ver web] con el sugerente título: Dios ¿existe? Encuentro de diálogo entre personas de convicciones diversas.  Fueron unos días intensos y de gran profundidad por todo lo vivido y compartido.

Según el estudio de Ipsos “Global Religión 2023: Creencias religiosas alrededor del mundo” un 61% de la población mundial (44% en España) afirma que cree en Dios o en alguna fuerza superior, mientras que un 21% (32% en España) asegura no creer en nada (Ipsos,2023). Si tenemos en cuenta la teoría de la sabiduría de los grupos (ver Sánchez,2022), que nos dice que ante preguntas complejas se obtienen respuestas más rápidas y adecuadas en la medida en la que se pregunta a más personas, los datos del estudio parecen sugerir que en este momento no hay una respuesta clara a la pregunta de si Dios existe. Es más, podríamos incluso cuestionarnos si la pregunta es pertinente.  

La mañana del primer día dieron su respuesta a la pregunta que nos convocaba tres personas, una desde el ateísmo, otra desde el agnosticismo y otra desde la fe católica. Hagamos primero la distinción. Ateo es una persona “que no cree en la existencia de Dios (o dioses o divinidades) o que directamente lo niega”, mientras que una persona agnóstica “no afirma la existencia e inexistencia de Dios (o dioses), no tiene certezas para creer, pero al mismo tiempo considera que se trata de una cuestión que la capacidad humana no puede resolver, esto es, inherentemente incognoscible” (Sánchez,2023).

Respuesta desde el ateísmo

Miguel Ángel Royo nos dio su visión tomando como apoyo los argumentos del libro El alma del ateísmo de André Comte-Sponville, en el que se propone una espiritualidad sin Dios. Razones para no creer en la existencia de Dios:

  1. Debilidad de las pruebas de su existencia. Tradicionalmente se han utilizado tres pruebas de la existencia de Dios: a) Ontológica, Dios existe por definición, por esencia; b) Cosmológica, se parte de la existencia del mundo, y se dice que tiene que poder explicarse su existencia, tiene que haber una causa fuera de sí mismo; c) Físico-teológica, el mundo existe y tiene una complejidad inaccesible por lo que tiene que haber una inteligencia ordenadora.
  2. Carencia de experiencias de Dios. Los seres humanos nos escondemos por vergüenza o por miedo. ¿Qué razones podría tener Dios para ocultarse? Se suele argumentar que se oculta para respetar la libertad del ser humano. Ese argumento se puede rebatir. Si se nos oculta seríamos más libres que Dios y sus profetas porque ellos no pueden elegir no creer. Además, hay menos libertad en la ignorancia que en el conocimiento. Es más, que no se muestre parece incompatible con la idea de un Dios Padre.
  3. Una explicación incomprensible. ¿Cómo podemos explicar algo que no se entiende (el mundo, la vida, etc.) con algo que se entiende aún menos, que es Dios?
  4. La existencia del mal, su amplitud, su atrocidad, su desmesura, su banalidad. Este es el argumento más antiguo y más fuerte.
  5. La mediocridad del ser humano. Somos hijos e hijas de la tierra y eso se nota. Tenemos que ser más humildes (humus es la raíz del término humildad). Cuesta pensar que estemos hechos a imagen y semejanza de Dios.
  6. El deseo y la ilusión. ¿No resulta sospechoso que Dios se nos presente como la respuesta a nuestros mayores anhelos: no morir definitivamente, reencontrarnos con nuestros seres queridos, ser amados incondicionalmente, etc.?

Respuesta desde el agnosticismo

Jordi Illa contó su experiencia con el soporte del libro Inteligencia espiritual de Francesc Torralba [hace tiempo escribí una entrada sobre el mismo] cuya tesis es que existen un sentido espiritual, unas necesidades de orden espiritual que no se pueden desarrollar de otro modo que a través de la Inteligencia espiritual.

Explicó el modelo de tres capas, que a él le ha servido para situar su experiencia vital, en el que la Espiritualidad es la más profunda y común a todas las personas. Sobre ella estaría la Religiosidad que responde a la necesidad de sentirse unido a algo que trasciende. Y en último lugar estaría Confesionalidad que hace referencia a los ritos, rituales, dogmas, etc.

Nos presentó el vídeo en el que Carlos Blanco responde desde su posición agnóstica: “Lo que nosotros estamos diciendo de Dios es el límite de nuestra imaginación: el ser perfecto, autosubsistente (…) Todavía no somos capaces de imaginar algo mejor sobre Dios (…) Es el límite al que puede tender la mente humana, es lo máximo que tú puedes imaginar y razonar”. 

Respuesta desde la fe católica

Ita Pi empezó diciendo que elaborar su respuesta le supuso hacer un ejercicio de profundización importante. Ella tiene una creencia vital muy fuerte. A día de hoy diría que cree en un Dios sin rostro (sin una forma determinada), no por impersonal, sino porque ha ido cambiando su imagen con el tiempo. A medida que se ha ido alimentando de otras religiones y espiritualidades su creencia, recibida en primera instancia de su familia, se ha afianzado, se ha hecho más profunda. Siente algo muy bello que es que no sólo ella está en busca de Dios, sino que Dios también le busca a ella.

Vimos el vídeo en el que José Cobo y Javier Melloni dialogan con ocasión de la presentación del libro Dios sin Dios. Una confrontación. Resulta muy sugerente la invitación de Melloni a vivir desde Dios, buscando desde dentro, porque desde ahí es desde donde se abre el camino al otro, al hermano.

A las exposiciones siguió un diálogo muy profundo en el que cada persona reaccionó desde su experiencia y su momento vital: 

  • “Soy creyente en búsqueda… en proceso… en camino”.
  • “Más que una creencia es una experiencia… A veces siento y también hay períodos en los que no siento nada”.
  • “Este grupo ayuda a estar en una actitud de apertura y cuestionamiento”.
  • “No sé si existe Dios, pero igual se manifiesta a través de esta lágrima”.
  • “No soy creyente, pero sí existe el amor”.
  • “Soy agnóstico por prudencia intelectual, también comparto argumentos con el ateísmo. He llegado a un momento en el que no me pregunto si Dios existe”.
  • “Para mí, participar en este grupo ha supuesto una gracia grande. Me ha hecho aterrizar, profundizar”.
  • “Tengo la experiencia de sentirme sostenida, acompañada, por algo diferente de mi conciencia”.

Tuvimos también ocasión de trabajar el Decálogo para el diálogo de Iñaki Guerrero. Insistimos en la necesidad de ser valientes para afrontar conversaciones, la condición de que la otra persona quiera dialogar, la conveniencia de generar espacios de confianza y amistad para favorecer el diálogo, la importancia de la atención plena, la dificultad de escuchar sin juzgar o valorar, el riesgo de ser esclavos de nuestras ideas, convicciones o posiciones, etc.

Transconfesionalidad

La segunda mañana contamos con la aportación de Lucas Cerviño desde el otro lado del Atlántico y en un horario de madrugada para él. Empezó explicando cómo se ha dado un fenómeno de transformación de lo espiritual, una metamorfosis de lo sagrado. En los años 60-70 del siglo pasado se hablaba de la muerte de Dios, pero eso no se ha dado. Se ha pasado de poner el foco en el contenido de lo que se cree (creencia y transmisión) al sujeto que cree (experiencia, búsqueda). Nos encontramos ante un pluralismo de respuestas al sentido de la vida, una ruptura del monopolio de sentido de las religiones. Se da un mayor nivel de personalización, que no individualización. Estamos en un período en el que prima la autonomía del sujeto. Existen también otras dos claves que atraviesan de forma transversal el fenómeno: la ecología (interconexión) y la incorporación de lo femenino.

Propuso un matización al modelo de tres capas. Incluyó una capa más profunda, la interioridad, que es el núcleo al que toda espiritualidad tiene que responder. Existe el riesgo de muchas ofertas, muchas experiencias, que no conectan con la interioridad. La interioridad no es un encierro, un ejercicio de intimidad. Supone la conciencia de estar atravesados por lo infinito, por la inmensidad. Es donde surge la individualidad y la libertad; desde ahí brota la responsabilidad hacia los demás y lo demás; es un espacio vital para la felicidad humana, el lugar donde brota el ser únicos e irrepetibles. Si la Espiritualidad no conecta con la interioridad se convierte en intimismo, en consumismo. Si la religiosidad no conecta con la interioridad se transforma en fetichismo, magia. Si la confesionalidad no conecta con la interioridad se queda en ritualismo, moralismo.


El estar atravesados por el infinito tiene distintas cristalizaciones. La transconfesionalidad supone establecer un diálogo entre estas distintas cristalizaciones. Estamos llamados a hacer diálogos desde distintas formas de conectar con la realidad última. Se puede hablar de experiencias de comunión desde la reflexión y el diálogo. Podemos sentirnos un cuerpo, un nosotros, donde se mantiene la especificidad de cada uno.

Estamos llamados y llamadas a realizar un triple descentramiento: 1) Hacia el Misterio, la realidad última, lo que conecta con tu centro más profundo; 2) Hacia el prójimo, el otro distinto y diferente; 3) Percibir lo sagrado en la naturaleza, en la Creación, que tiene que ver con cómo me alimento, cómo uso los recursos, cómo consumo, etc.

Mi impresión y vivencias “fuera de programa”

Después del recorrido de los dos días tuve una intuición muy profunda. Probablemente el diálogo transconfesional sea la única vía para conseguir un entendimiento profundo. Conectar con la interioridad que nos habita y en la que habitamos nos lleva a transformar una realidad que nos duele. Es la forma de romper barreras y de transformar juntos. Si no, podemos caer en la acción por la acción o en el error de tratar de convencer a otras personas. Podemos dialogar y encontrar puntos de encuentro desde formas diversas de conectar con la realidad total, la realidad última.

Y no podemos olvidar los momentos de conversación informal, los paseos, la velada con pruebas por equipos, los momentos de poesía e imágenes con música. Las intuiciones y las preguntas que cada uno se llevó consigo. Me quedo con una frase que nos recordó Lucas del Papa Francisco: “Cada vez que nos encontramos con un ser humano en el amor, quedamos capacitados para descubrir algo nuevo de Dios” (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n.272).

Referencias



 

jueves, 28 de septiembre de 2023

Velad conmigo

 


El pasado 21 de septiembre, organizada por la Fundación Pía Aguirreche, tuvo lugar en la Universidad de Deusto la Mesa redonda sobre Cicely Saunders, en la que participaron los paliativistas Enric Benito, Carlos Centeno y Jacinto Bátiz y que fue dirigida por la presentadora de TVE Ana Blanco [ver vídeo]. La mesa redonda tenía como centro el libro Velad conmigo que recoge la selección de conferencias de Cicely Saunders realizada por el profesor David Clark y que presenta los fundamentos básicos de los cuidados paliativos [descargar libro]. “Velad conmigo significa sencillamente, y sobre todo estad ahí” (Saunders, 2023: 28). Recogeré aquí mi selección de las ideas transmitidas por los tres doctores, retazos del libro y alguna reflexión personal.

La biografía de Cicely Saunders es fascinante, valgan algunos apuntes: “Nació el 22 de junio de 1918. A los 20 años estudió Ciencias Políticas, Filosofía y Económicas en la Universidad de Oxford. En 1940 interrumpió los estudios académicos para convertirse en estudiante de enfermería en la Escuela Nightingale de Formación del Hospital de St. Thomas de Londres. Cuando una lesión de espalda le obligó a dejar la enfermería volvió a Oxford y se graduó en 1944 con una licenciatura en Letras y una diplomatura en Administración Pública y Social. Después comenzó su formación como trabajadora social hospitalaria. (…) Tomó la trascendental decisión de estudiar Medicina; empezó en 1951 y se graduó ya avanzados los treinta años de edad. En 1958 tomó posesión del puesto de investigadora en la Escuela de Medicina de St. Mary, desarrollando trabajos de investigación en el St. Joseph’s Hospice, en Hackney, en la zona este de Londres (…) Pronto hizo planes para construir su propio hospice moderno, una residencia que se centraría en tres actividades vinculadas: cuidados clínicos, docencia e investigación” (Saunders, 2023: 14).

Si hubiera que sintetizar sus enseñanzas en una frase, esta podría ser la recogida en su obituario en la revista Pain: “Usted importa por lo que usted es. Usted importa hasta el último momento de su vida y haremos todo lo que esté a nuestro alcance, no sólo para que muera de manera pacífica, sino también para que, mientras viva, lo haga con dignidad” (San Martín y Lekuona, 2016).

De la mesa redonda voy a destacar cinco ideas.

Idea 1: La medicina no es omnipotente. Existen enfermedades, o cuadros médicos, incurables. Y ahí es donde nos encontramos con una persona que sufre. Hay que cambiar el paradigma, hay que ver a las personas y no las enfermedades.

Idea 2: El dolor de esa persona no solo es físico, también es social, emocional y espiritual, y de ahí la importancia del trabajo en equipo. “Tenemos que aprender qué es el dolor. Aún más, tenemos que aprender lo que se siente al estar tan enfermo, al ir perdiendo la vida y su actividad; al darte cuenta de que tus facultades te están fallando y de que vas dejando atrás afectos y responsabilidades. Debemos aprender a sentir con los pacientes, sin sentir como ellos, si queremos darles la clase de escucha y el apoyo firme que necesitan para encontrar su propio camino” (Saunders, 2023: 25).

Idea 3: Partiendo de que nadie muere sin saber que se está muriendo, es importante acompañar (la presencia) y abrir la puerta para que la persona pueda poner palabras a lo que está viviendo. Para que nos pueda transmitir qué necesita. La herramienta fundamental: la escucha.

Idea 4: Hay que adaptarse al paciente que también sufre por su familia. Ayudar a la familia es ayudar al paciente. Hay que ayudar a la persona a cerrar los temas pendientes, que pueden ser de muy diversa índole.

Idea 5: No hay que tener miedo a morir, es un proceso bien diseñado, y no es necesariamente doloroso. Para profundizar en esto ver una entrada anterior, Llegar bien a la meta: el proceso de morir.

De la sesión también me llevo una recomendación. La Fundación Pía Aguirreche ha patrocinado la película documental Hay una puerta ahí, estrenada el 10 de marzo de 2023 en el Festival de Málaga y que también será proyectada en el Festival de Cine de San Sebastián. Este largometraje recoge las conversaciones por videoconferencia entre Fernando, un paciente terminal de ELA, y Enric Benito, separados por un océano y que nunca se conocieron en persona. En él se puede ver un caso real de acompañamiento y su efecto en el bienestar de la persona en el final de su vida [Ver tráiler].

Trabajar en cuidados paliativos requiere una perspectiva que valore integralmente a la persona; que considere la enfermedad terminal como un proceso biológico y biográfico; y que no considere la muerte como fracaso sino como misterio. Sólo desde ahí se puede aspirar a comprender y dar respuesta a la complejidad del camino que recorren los enfermos. Al acompañar a los pacientes el profesional se aproxima a un espacio donde el conocimiento adquirido y el modelo biomédico aprendido son útiles pero se hacen más necesarios los recursos y experiencias que ayuden a atender y acompañar el sufrimiento” Grupo de Espiritualidad de la SECPAL (citado en Saunders 2023: 9).

Referencias



jueves, 31 de agosto de 2023

Leer es peligroso


 “Todas las mujeres llevamos dentro una mujercita que nos empuja al sacrificio. Esa es la primera a la que debemos callar” (Gioconda Belli, entrevista en El País).

Hace unos años una amiga me regaló un libro con un título muy sugerente que me ha inspirado el de esta entrada, Las mujeres que leen son peligrosas. El autor del mismo, Stefan Bollmann, tiene un libro posterior titulado Las mujeres que escriben también son peligrosas. Estas vacaciones me propuse hacer una desconexión total y disfrutar de la lectura ya que durante el curso suelo acabar los días agotada y me cuesta tanto lo uno como lo otro. Y parece que lo estoy consiguiendo... He cogido un buen ritmo de lectura. A 21 de agosto ya llevaba leídos 8 libros. En esta entrada voy a recorrer y hacer una reflexión sobre algunos de ellos, escritos por mujeres.

En El país de las mujeres, Gioconda Belli, poeta y novelista nicaragüense, nos ofrece una utopía muy sugerente. En Fanguas, país imaginario que aparece en sus novelas, las mujeres han accedido al poder debido a una catástrofe natural, la erupción de un volcán, y mandan temporalmente a los hombres a casa a hacerse cargo de los hogares. ¿Cómo se imagina Viviana Sansón, la Presidenta, su partido, el que ha ganado las elecciones? (Por cierto, se llama PIE - Partido de la Izquierda Erótica y tiene un manifiesto muy interesante, Eldivanrojo, 2011). “Yo imagino un partido que proponga darle al país lo que una madre al hijo, cuidarlo como una mujer cuida su casa; un partido ‘maternal’ que blanda las cualidades femeninas con que nos descalifican, como talentos necesarios para hacerse cargo de un país maltratado como este. En vez de tratar de demostrar que somos tan ‘hombres’ como cualquier macho y por eso aptas para gobernar, hacer énfasis en lo femenino, eso que normalmente ocultan, como si fuera una falla, las mujeres que aspiran al poder: la sensibilidad, la emotividad” (Belli, 2023: 139). Su objetivo de gobierno, instaurar la paz, la libertad, el respeto, la igualdad entre hombres y mujeres, el ‘felicismo’. [Para profundizar en esta obra sugiero leer este trabajo de Olga  Roussou].

Ana Porras, periodista, escritora y organizadora de eventos, en el prólogo de Vacíos y otras taras, que reúne 23 relatos sobre mujeres, nos recuerda: “Con los años vamos engrosando la piel con desencantos, desilusiones, con todo aquello que pudo ser y no fue, con frustraciones, con el miedo a equivocarnos de nuevo, con los amaneceres que no vimos porque estábamos dormidos, con los atardeceres que nos recordaron que la vida es una cuenta atrás. Vamos engrosando la piel con capas que pesan, que nos fracturan los huesos, que esconden lo que quisimos ser, lo que soñamos. Ponemos parches a los vacíos intentando llenar los huecos con lo que vamos encontrando por ahí. Un poco de esto, un poco de aquello y un poco de esto otro. Y así los vacíos se hacen más grandes, más sonoros, más adversos; ganan espacio creando una nada mayor”. Muchas veces las mujeres hemos cubierto o tapado esos vacíos de forma inadecuada…

De Isabel Allende, escritora, feminista, filántropa, así como una de las autoras más leídas del mundo he leído dos libros. Violeta, en el que, como señala el resumen: “En una carta dirigida a una persona a la que ama por encima de todas las demás, Violeta rememora devastadores desengaños amorosos y romances apasionados, momentos de pobreza y también de prosperidad, pérdidas terribles e inmensas alegrías. Moldearán su vida algunos de los grandes sucesos de la historia: la lucha por los derechos de la mujer, el auge y caída de tiranos y, en última instancia, no una, sino dos pandemias” [Ver el interesante artículo-entrevista a la autora sobre el libro]. En el segundo, El viento conoce mi nombre, presente y pasado se entrelazan y narra la historia de dos niños, Samuel Adler, un niño judío al que su madre consigue enviar a Inglaterra para salvarle de la Austria nazi, y Anita Diez, que con siete años sube a un tren con su madre huyendo del peligro en El Salvador y que al llegar a la frontera de Estados Unidos es separada de su madre. Me quedo con un retazo de otro de los personajes, Leticia, porque refleja la realidad que sufren muchas mujeres: “La relación duró muy poco, porque pronto ella comprendió que estaba viviendo con dos hombres diferentes. El que todos conocían era bullanguero, servicial, generoso y ganaba un buen dinero en su oficio, pero no ahorraba, porque siempre estaba dispuesto a comprar cosas superfluas, apostar o prestarles a los amigos. Ella se enamoró de esa versión del hombre, el alma de la fiesta, pero descubrió que por dentro llevaba un monstruo agazapado, que emergía con el alcohol” (p.93).

Auri Lizundia, pseudónimo de Nerea Azkona, quien en plena pandemia creó con una socia AIEDI Faktoria, “una cooperativa de iniciativa social que apuesta por el acompañamiento y la capacitación para crear círculos virtuosos de personas felices en organizaciones sostenibles y que utiliza la Agenda 2030 y los ODS como hoja de ruta y las perspectivas sostenibles, de género, inclusiva e intercultural como brújula”, en Madre en duelo nos habla desde su experiencia de un tipo de violencia que muchas mujeres hemos sufrido sin saber su nombre, violencia obstétrica. “Las mujeres sufrimos violencia machista en muchos ámbitos. En realidad importa bien poco lo que nos pase: la cuestión es violentarnos. Y, cuando hablamos de embarazos, partos y pospartos, la violencia obstétrica e institucional entra en juego. No es una violencia nueva para nosotras, pero son momentos en que las cotas llegan a niveles altísimos e incluso a contrasentidos (…) Cuando hablamos de mujeres y de sus derechos, la sociedad tiene la luz desenfocada. Si nos matan, el foco se pone en nosotras en vez de en los agresores. Si nos quedamos embarazadas, el foco se pone en lo que se está gestando, por lo que el aborto será estigmatizado y, si el bebé nace muerto, como veremos, la luz del foco directamente se apaga” (pp.9-12).

Presentado cada uno de los libros, ¿por qué leer es peligro? A mí, leer historias de mujeres contadas por mujeres me reafirma en el feminismo. Me encanta escuchar la voz de las mujeres sin intermediarios. Me hace aún más consciente de las dificultades, obstáculos, miedos que las mujeres viven y han vivido a lo largo de la historia, así como de lo necesario que es seguir trabajando para que la igualdad real se haga efectiva. ¡Ojalá llegue el día en que el feminismo no sea necesario! Además, las conquistas son frágiles, muy frágiles. ¡Que se lo digan a Viviana Sansón, la Presidenta del PIE, que sufre un atentado porque los hombres se sienten amenazados por la nueva posición de las mujeres en Fanguas! (El país de las mujeres, Gioconda Belli). O a las mujeres y niñas migrantes, o a las atrapadas en conflictos bélicos, o a aquellas que viven bajo ciertas dictaduras… Y que conste que soy muy consciente de que escribo esto desde el lado del privilegio.

Además, estas lecturas coinciden en el tiempo con un hecho real que ejemplifica a la perfección el machismo imperante, el beso en la boca no consentido de Luis Rubiales (Presidente de la Real Federación Española de Fútbol) a Jenni Hermoso (Jugadora de la Selección de fútbol española) en la ceremonia de entrega de medallas del Campeonato Mundial de Fútbol Femenino 2023. Cuando escuché la supuesta excusa que Rubiales dio en un vídeo no daba crédito: “Pues, porque en un momento de máxima efusividad, sin ninguna mala intención, sin ninguna mala fe, pues bueno, ocurrió lo que ocurrió, yo creo que de manera muy espontánea (…) Repito: sin mala fe por ninguna de las dos partes” (ver Labari, 2023). ¿Ninguna de las dos partes? ¿Alguna vez se entenderá plenamente qué significa el consentimiento? Y la guinda la puso con el discurso en la Asamblea de la Federación [Animo a leer el artículo de mi compañera de universidad, Gutiérrez (2023)]

Para terminar, una poesía y una recomendación, el documental Woman, realizado a través de 2000 entrevistas en 50 países, que es “un mensaje de amor y esperanza enviado a todas las mujeres del mundo. Un intento de comprender su vida, medir el progreso realizado, pero también todo lo que queda por hacer”.

Referencias