[He
publicado esta entrada el 02.06.2018 en el Blog de Inteligencia Emocional de
Eitb-desaparecido el 01.07.2024]
Recientemente he visto una película, Siete Almas (Seven Pounds), que me ha dado mucho que pensar. La sinopsis de FILMAFFINITY dice lo siguiente:
“Ben Thomas (Will Smith), un inspector de Hacienda de Los Ángeles, se pone en contacto con algunas personas para ayudarlas, pero las razones que lo mueven a actuar así son un misterio. Sin embargo, cuando conoce a Emily Posa (Rosario Dawson), una joven enferma investigada por hacienda y empieza a sentirse atraído por ella, sus inconfesables planes se tambalean”.
Quien no quiera que le ‘destripe’ la película que no siga leyendo (tengo fama de spoiler), aunque merece la pena verla en cualquier caso. El título original, Seven Pounds, parece que hace alusión a la obra El mercader de Venecia de Shakespeare.
El suicidio hoy en día sigue siendo un tabú porque supone el traspaso de muchas fronteras. Para empezar implica ir en contra de nuestra programación biológica de preservar la vida. Socialmente supone un cierto estigma, conlleva un silencio culpabilizante. Éticamente genera muchas preguntas. Legalmente tiene reconocimientos diversos… “El suicidio en España no está penado aunque sí lo está en otros países donde se considera a la persona como un bien o propiedad del Estado. Lo que sí está castigado por el Código Penal (CP) en su artículo (Art.) 143.1 y 2 es la inducción al suicidio (4-8 años de prisión) y la cooperación al suicidio, siempre que se haga con actos necesarios (2-5 años de prisión)” (Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, 2012, p.279).
Además, en torno al suicidio hay asociados muchos mitos y falsas creencias, como que es fruto de una enfermedad mental; que es hereditario; que no se puede prevenir; que la persona con una conducta suicida desea morir; que quien lo ha intentado nunca dejará de hacerlo; que quien habla de ello nunca lo realizará; que quien lo quiere hacer de verdad no lo contará; que es un acto de cobardía (o de valentía); etc. (Alastuey, 2015). Los medios de comunicación tienen una poderosa herramienta pedagógica social en este tema. “Por su influencia en la opinión pública, los medios de comunicación pueden ser una herramienta muy útil para la normalización a la hora de hablar de la muerte por suicidio, porque, en primer lugar, pueden ayudar a romper el tabú y la estigmatización que se crean tanto respecto a la persona que muere como en relación con sus familiares y entorno, así como para combatir estereotipos” (Consejo del Audiovisual de Cataluña, 2016).
El duelo por suicidio es muy complejo. Quienes sobreviven al suicidio, las personas cercanas, tienen que hacer frente a muchas emociones. Quizá lo más difícil de manejar sea, por un lado, la culpa y, por otro, la rabia. “Para los supervivientes, la aceptación tarda más en llegar. Y puede hacerse más evidente el estado de enfado y de rabia por no poder evitar la pérdida. Se buscan razones causales y culpabilidad, y es ahí donde puede aparecer la rabia, e instalarse; y quedarse…” (Tiana Sastre, 2017, p.4)
Seguramente es difícil aceptar que no siempre se puede evitar ni prevenir. “El suicidio es un acto individual, que forma parte de la conducta humana y que en muchas ocasiones desgraciadamente, no se puede evitar precisamente porque se produce por un acto voluntario y definitivo de la persona que lo acomete, se encuentre o no en un estado de claridad mental” (Alastuey, 2016, p. 10).
Todo lo relacionado con el principio y el final de la vida son los grandes temas de la bioética. Hay mucho debate al respecto. Diego Gracia, que es un gran referente en este campo, en una entrevista, a la pregunta de si llegado el caso de que le diagnosticaran na enfermedad degenerativa pediría ayuda para morir, responde que: “Las personas que lo piden me merecen el máximo respeto, siempre y cuando hayan tenido antes todos los medios para evitar el sufrimiento. Porque en cuidados paliativos se suele decir, y tienen bastante razón, que cuando una persona que sufre dice que quiere morir, lo que está diciendo es que quiere vivir de otra manera”.
Según DSAS (Después del Suicidio – Asociación de Supervivientes) “el suicidio es el resultado de un terrible sufrimiento emocional interno. Nadie quiere morir y los que mueren por suicidio tampoco, si hubieran encontrado otra salida en su mente a su sufrimiento”. Esta es la razón por la que he titulado esta entrada El peso de la vida, podría añadir y de la culpa. El protagonista de Siete Almas lleva un sufrimiento tal que la única salida que ve es ‘dar la vida’ a siete buenas personas como reparación de las siete muertes que ha causado por su negligencia al volante. Su acción puede ser cuestionable pero está claro que es fruto de una decisión meditada y planificada. Actúa en conciencia, haciendo lo que cree que debe de hacer… ¿quién puede juzgar esto?
Bibliografía
- Alastuey, Carles (2015). Mitos y creencias equivocadas respecto a la muerte por suicidio. DSAS 01. Recuperado de: https://www.despresdelsuicidi.org/publicaciones (consulta 21.05.2018)
- Alastuey, Carles (2016). Sobre la Culpabilidad. DSAS 02. Recuperado de: https://www.despresdelsuicidi.org/publicaciones (consulta 21.05.2018)
- Consejo del Audiovisual de Cataluña (2016). Recomendaciones a los medios audiovisuales sobre el tratamiento informativo de la muerte por suicidio. Recuperado de: https://www.despresdelsuicidi.org/publicaciones (consulta 21.05.2018)
- Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad (2012). Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida. Recuperado de: http://www.guiasalud.es/GPC/GPC_481_Conducta_Suicida_Avaliat_compl.pdf (consulta 02.06.2018)
- Pérez Oliva, Milagros (2016). Entrevista: Diego Gracia. El maestro deliberador. El País, 29 de enero. Recuperado de: https://elpais.com/diario/2006/01/29/eps/1138519610_850215.html
- Tiana Sastre, Thaïs (2017). La rabia en el duelo por suicidio. DSAS 03. Recuperado de: https://www.despresdelsuicidi.org/publicaciones (consulta 21.05.2018)
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