[He publicado esta entrada el 01.02.2015 en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb-desaparecido el 01.07.2024]
Uno de los textos que más me gustan desde pequeña es la parábola del Buen Samaritano. Es una historia sobre el amor y la compasión que nos confronta con nosotros mismos.
El texto no dice que el buen samaritano tuvo pena o sintió lástima por el hombre que había sido atacado… dice “se compadeció” de él. Se adueñó de su dolor (aunque no le conocía ni era de los suyos) e hizo lo que estaba en su mano para aliviarlo. La compasión es empatía en acción, va más allá de comprender el dolor del otro desde su situación, me mueve y me compromete. Es un sentimiento humano muy elevado que deberíamos cultivar desde la cuna. El mundo sería un lugar mucho más amable si hubiera más compasión.
Me parece muy sugerente el ejercicio de la compasión de Harry Palmer que presento aquí adaptado. Este ejercicio se puede hacer en cualquier lugar en el que se congrega mucha gente (aeropuertos, centros comerciales, parques, playas…). Sobre extraños se debe hacer de forma discreta, a cierta distancia. Se deben hacer los cinco pasos sobre la misma persona. En este momento lo vamos a realizar sobre una persona concreta. Puede ser quien tenemos a nuestro lado, o enfrente o alguien en quien estemos pensando. Nos centrarnos en esa persona, la visualizamos y tenemos presente. Y damos los siguientes pasos:
- Paso 1. Centrando tu atención en esa persona, repítete a ti mismo: “Igual que yo, esta persona está buscando felicidad para su vida”.
- Paso 2. Centrando tu atención en esa persona, repítete a ti mismo: “Igual que yo, esta persona está intentando evitar el sufrimiento en su vida”.
- Paso 3. Centrando tu atención en esa persona, repítete a ti mismo: “Igual que yo, esta persona ha conocido la tristeza, la soledad y la desesperación”.
- Paso 4. Centrando tu atención en esa persona, repítete a ti mismo: “Igual que yo, esta persona está buscando cubrir sus necesidades”.
- Paso 5. Centrando tu atención en esa persona, repítete a ti mismo: “Igual que yo, esta persona está aprendiendo acerca de la vida”.
Se pueden hacer variaciones sobre el ejercicio:
- Se puede hacer sobre la pareja, otros miembros de la familia o personas cercanas para mejorar en entendimiento mutuo.
- Se puede hacer sobre enemigos o personas con las que hemos tenido problemas y que están presentes en nuestros recuerdos.
- Se puede hacer sobre otras formas de vida.
- Cualquier otra que se te ocurra…
Te invito y me invito a practicar a diario este ejercicio. Se obtiene una sensación personal de paz. Y si todos lo hiciéramos… cambiaríamos el mundo.
Muy buenas reflexiones las de Oshyo. Las hago mías.
ResponderEliminarCristina.