domingo, 24 de abril de 2016

El peligro de la historia única



El origen de este post es una Charla TED de julio de 2009, “Chimamanda Adichie: El peligro de la historia única”, que cuenta con más de 10 millones de visitas.

Chimamanda se define como una “contadora de historias” y en la charla cuenta varias historias personales sobre el peligro de una historia única. Comentaré aquí algunas de ellas... Se presenta como una lectora y escritora precoz. Empezó a leer sobre los 4 años y sus primeros escritos los hizo sobre los 7. Relata que al principio leía historias sobre niños ingleses y americanos. Y los personajes sobre los que escribía eran como aquellos sobre los que leía: blancos y de ojos azules, jugaban en la nieve, comían manzanas y hablaban del tiempo. Ella, sin embargo, vivía en Nigeria, comía mangos y allí no se hablaba del tiempo porque no era necesario… Moraleja: somos muy vulnerables e influenciables ante una historia y más en la infancia… Esto me hace pensar lo importante que es lo que leen  nuestros niños y nuestros jóvenes, la mirada se educa desde muy temprano…

Todo cambió para ella cuando empezó a leer libros africanos; eso le salvó de ver una historia única y le ayudó a descubrir su propia voz. Otra historia que narra… En su casa tenían personal doméstico. Lo único que ella podía ver sobre Fidé, a quien su madre ayudaba mucho, era su pobreza. .. Su imagen pasó a ser otra después de que un día fue a su casa y estuvo con su familia. “Es así como creamos la historia única, mostramos a un pueblo como una cosa, una sola cosa,  una y otra vez, hasta que se convierte en eso”.  

La historia única tiene que ver con el poder.  Chimamanda explica que cuando piensa en el poder siempre le viene una palabra del idioma igbo (idioma hablado por la etnia igbo, localizada en lo que antes era Biafra), el sustantivo nkali, que significa “ser más grande que el otro”. En el mundo político y económico las historias se rigen por este principio. Todo depende de cómo y cuándo se cuenta, quién cuenta, cuántas historias se cuentan…  El poder no es sólo  la capacidad de contar la historia del otro, sino de hacer que esa historia sea la definitiva.  En alusión a su infancia  reflexiona que “todas estas historias me hacen quien soy;  pero si insistimos sólo en lo negativo sería simplificar mi experiencia y omitir muchas otras historias que me formaron”. La historia única crea estereotipos, y el peligro de los estereotipos no es que sean falsos, sino que son incompletos. Es imposible conectar con una persona o lugar sin entender todas sus historias. La historia única roba la dignidad de los pueblos, niega la igualdad, subraya las diferencias más que las similitudes. Acaba la conferencia con una reflexión excepcional. “Las historias importan. Muchas historias importan. Las historias se han usado para despojar y calumniar, pero las historias también pueden dar poder y humanizar. Las historias pueden quebrar la dignidad de un pueblo, pero también pueden reparar esa dignidad rota […] Cuando rechazamos la historia única, cuando nos damos cuenta de que nunca hay una sola historia sobre ningún lugar, recuperamos una suerte de paraíso”.

Según iba escuchando la conferencia me venían a la cabeza muchos ejemplos sobre el peligro de la historia única, en la Historia hay muchos y también en la mía propia… No hay más que pensar en todas los casos de discriminación y persecución, ya sea por causa política, religiosa, de orientación sexual… Detrás hay mucho miedo e incapacidad de ver lo que nos une, la humanidad… Detrás hay historias únicas que hemos asumido acríticamente… En mi vida he experimentado también en varias ocasiones esto… He tenido que reelaborar o revisar mis opiniones sobre el matrimonio, la familia, la homosexualidad, el aborto… cuando me han ‘golpeado’ cerca… Y digo ‘golpeado’ porque en un primer momento he vivido así, como una sacudida, lo que ha atacado mis creencias y valores…

La charla también me hacía pensar en la lucha feminista, en el patriarcado. Durante muchos, demasiados, años la historia de las mujeres ha sido contada e interpretada por hombres. La voz de la mujer ha sido silenciada o minusvalorada… Todo cambio hacia la real igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres pasa por superar la historia única.

Posteriormente he visto otra conferencia de Chimamanda que se ha convertido en libro, Todos deberíamos ser feministas, y que será leído por todos los estudiantes suecos de dieciséis años.  Al comienzo del libro Chimamanda se define como una “feminista feliz africana que no odia a los hombres y a quien le gusta llevar pintalabios y tacones altos para sí misma y no para los hombres”.


Revisemos nuestros prejuicios, clichés, estereotipos, historias únicas… Este es el primer paso necesario para relacionarnos en clave de igualdad; es el primer paso para hacer realidad los Derechos Humanos.


2 comentarios:

  1. hace mucho bien al alma el cambio reflexivo e intencionado... más aún cuando es libre...

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