martes, 11 de junio de 2013

¿Mal de muchos consuelo de tontos?



El pasado 6 de junio asistí a una conferencia titulada "La atención a la infancia" impartida por Luis Rojas Marcos, a quien siempre es un placer escuchar. Quiero compartir y comentar aquí las principales ideas que me llevé de la misma.

Empezó contando una anécdota que ya había escuchado y que es de una gran profundidad. Contaba que un amigo suyo epidemiólogo estaba haciendo un estudio y en un pueblo le preguntó a una mujer: "Perdone, ¿cuál es la tasa de mortalidad aquí?". La mujer, después de pensar un rato, le respondió muy seria: "Un muerto por persona". La única certeza que tenemos en esta vida es que toda persona que nace algún día morirá. Y es responsabilidad de cada uno lo que hace entre un momento y otro, y la actitud que elije en cada situación y circunstancia...

Recordó las tres necesidades fundamentales que tienen los niños más pequeños: 1) seguridad (comida, vestido...); 2) afecto (calor humano, contacto, mirada...) y 3) un estímulo adecuado a su edad. La verdad es que esas necesidades se mantienen, aunque se satisfagan de forma diferente, a lo largo de la vida. En la situación actual de crisis en la que vivimos son muchas las personas que ven comprometida una o varias de estas necesidades lo que afecta seriamente a su felicidad y autorrealización. Ya decía Maslow que las personas, según su situación, podían subir o bajar en la pirámide de necesidades.

Lo que más me gustó de toda la charla fueron las referencias a la Resiliencia, un tema al que últimamente le he dado alguna vuelta. Este término procede de la física "Capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía de deformación" (R.A.E.) y en psicología significaría "Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas" (R.A.E.). Según Rojas Marcos sería la "mezcla de resistencia y flexibilidad".

¿Y cómo se desarrolla? ¿Cuáles son los ingredientes que ayudan a fortalecer esta capacidad básica para superar situaciones de riesgo? Destacó los siguientes:

  • La más importante de todas es la conexión afectiva con otra u otras personas. Es la experiencia de haberse sentido apoyado incondicionalmente. Son muchos los "ángeles anónimos" que nos apoyan en la dificultad, a veces, incluso, sin que ellos lo sepan. 
  • Es fundamental hablar, es bueno para la mente y para el corazón. Al hablar escuchamos, pensar no es tan terapeútico. Habrá que cambiar el refrán por "Hablar más y pensar menos"...
  • La búsqueda de sentido, que diría Viktor Frankl, que conecta con la idea de plan, futuro, esperanza... Todos tenemos un guión, la narración de nuestra historia, que utilizamos para explicar lo que nos pasa y que tendemos a repetir. 
  • Locus de control interno, las personas con locus de control interno creen firmemente que ellas pueden hacer algo por salir de la situación, aunque sea fantasía. "Querer es poder". Quienes se sienten responsables de su vida están mejor preparados para afrontar situaciones difíciles

Y la última idea que quiero compartir, que coincide con el título de este post... ¿Mal de muchos consuelo de tontos? El cerebro humano está preparado para ayudarnos a salir de las dificultades. Las "comparaciones ventajosas" son muy útiles. Se adquiere esperanza por comparación con la situación de otros, nos damos cuenta de que lo nuestro no es tan malo. Además, nos hace sentirnos parte de, nos hace ver que no somos los únicos. Esta es la base de los grupos de autoayuda, iniciados con la experiencia de Alcohólicos Anónimos. Quienes compartimos experiencias nos podemos ayudar mucho, entendemos muy bien cómo se siente y qué piensa quien pasa por lo mismo.

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