sábado, 13 de julio de 2024

¿Héroes o villanos?

 


[Entrada publicada originalmente el 09.04.2008 en el Blog de Inteligencia Emocional de EITB, desaparecido el 01.07.2024]

Las personas somos ¿héroes o villanos? ¿somos buenas o malas por naturaleza? Estas son preguntas que acompañan a la humanidad desde sus inicios.

Hace unos días vi un capítulo de C.S.I Las Vegas cuya trama consistía en que un grupo de jóvenes se dedicaba a agredir mortalmente a aquellas personas con las que se encontraban accidentalmente después de haber quedado vía sms con tal objetivo. Al final resulta que estos jóvenes, algunos de ellos menores de edad y de familias ‘normales’, lo hacían por aburrimiento y como forma de diversión. Casos similares los vivimos también en nuestro entorno: palizas a inmigrantes, a compañeros o compañeras de clase; personas “sin techo” quemadas mientras duermen; palizas grabadas con el móvil y colgadas en internet, etc. ¿Cómo es posible? ¿Qué está pasando para que ‘chicos buenos’ (y chicas también) se comporten así?

Después leí un artículo con el inquietante título de “EL EFECTO LUCIFER. Su vecino podría ser un torturador...”.

El Efecto Lucifer es el título de un libro escrito por Philip Zimbardo, Profesor Emérito de la Universidad de Stanford. Es conocido su Experimento de la Prisión de Stanford. Reproduzco sus palabras sobre en qué consistió dicho experimento recogidas por Kindsein:

Fue mi intento para determinar qué ocurre cuando pones a gente buena en un lugar malvado: ¿Triunfa la humanidad, o la fuerza de la situación puede acabar dominando hasta al más bueno de nosotros? Mis estudiantes de Stanford, Craig Haney y Curt Banks, y yo creamos un ambiente carcelario muy realista, una ‘mala cesta’ en la que colocamos a 24 individuos voluntarios seleccionados entre estudiantes universitarios para un experimento de dos semanas. Les elegimos de entre 75 voluntarios que pasaron una batería de tests psicológicos. Tirando una moneda al aire, se decidía quién iba a hacer el papel de preso y quién el de guarda. Naturalmente, los prisioneros vivían allí día y noche, y los guardas hacían un turno de 8 horas. Al principio, no pasó nada, pero la segunda mañana los prisioneros se rebelaron, los guardas frenaron la rebelión y después crearon medidas contra los "prisioneros peligrosos". Desde ese momento, el abuso, la agresión, e incluso el placer sádico en humillar a los prisioneros se convirtió en una norma. A las 36 horas, un prisionero tuvo un colapso emocional y tuvo que ser liberado, y volvió a ocurrir a otros prisioneros en los siguientes cuatro días. Chicos buenos y normales se habían corrompido por el poder de su papel y por el soporte institucional para desempeñarlo que les diferenciaba de sus humildes prisioneros. Se probó que la "mala cesta" tenía un efecto tóxico en nuestras "manzanas sanas". Nuestro estudio de dos semanas tuvo que parar antes de tiempo después de sólo seis días porque cada vez estaba más fuera de control”.

Resulta estremecedor pensar que cualquiera de nosotros podría actuar de manera similar con el soporte del entorno o del grupo ¿Qué se puede hacer para evitar este tipo de conductas? Zimbardo señala que, dado que “cada uno de nosotros tiene la triple posibilidad de: ser pasivo y no hacer nada, volverse malos, o llegar a ser héroes”, la solución puede estar en inspirar la “imaginación heroica”.

A mí me parece, además de compartir la propuesta de Zimbardo, que hay que trabajar desde todos los ámbitos en dos vías: 1) la capacidad de empatía y 2) la sensibilidad ética. Si perdemos o no tenemos suficientemente desarrollada la capacidad de empatía no podemos descubrir el rostro del otro, no vamos a ser capaces de ver en el otro una persona merecedora de respeto y acreedora de dignidad. Si yo descubro el rostro del otro difícilmente me voy a poder abstraer de su dolor y sufrimiento. Yo no puedo maltratar al otro si le veo como una persona que sufre y siente como yo. Y en cuanto a la sensibilidad ética, creo que es fundamental trabajar este aspecto para que a la hora de tomar decisiones y actuar nos preguntemos por la bondad o maldad de nuestras acciones, por cuál es la acción correcta. Muchas veces ni siquiera caemos en la cuenta de que algo está mal porque ni siquiera nos lo hemos planteado. 

Para acabar una frase del mencionado capitulo de C.S.I. “Una brújula moral te señala el camino pero no te obliga a seguirlo” (Grissom, cabeza visible del equipo de investigación forense). Es fundamental tener bien asentados los principios pero incluso en ese caso no estamos exentos de optar por el mal.

¿Qué opinas? ¿Héroes o villanos? ¿Y tú?

Bibliografía:

  • López Blanco, Myriam (2007). ¿Por qué los chicos "buenos" hacen cosas malas? Entrevista a Philip Zimbardo, autor de "El efecto Lucifer”. KindSein.com, n.20. http://www.kindsein.com/es/20/1/466/


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