lunes, 14 de agosto de 2023

A vueltas con la IA en la tarea docente

 


[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb el 14.08.2023]

Acabo de leer estas palabra de la filósofa Anna Pagès que conectan a la perfección con un tema sobre el que llevo un tiempo dando vueltas en mi cabeza, la Inteligencia Artificial (IA) en la tarea docente: “El discurso, lo que uno piensa, es progresivo, no es inmediato, y necesitas tiempo y espacio para crecer. (…) Necesitamos que vuelvan el lápiz y la hoja en blanco a las aulas. Sin excluir la tecnología, por supuesto. Pero los estudiantes necesitan exponerse al vacío. Hay que crear esos vacíos, abrir huecos en los que poder escucharse a uno mismo” (Fernández, 2023).

Este curso en la universidad hemos vivido una verdadera convulsión por la irrupción de la IA. Un tema de conversación habitual entre el profesorado ha sido la utilización de la IA entre el alumnado. También ha habido quienes se han adelantado y han utilizado la IA en sus actividades de clase para mostrar al alumnado para qué puede servir y para qué no. La IA ha llegado para quedarse y lo que más abruma, a mí al menos, es la velocidad a la que avanza y se desarrolla. Está claro que los y las docentes nos tenemos que poner al día y revisar nuestras metodologías, pero no quiero seguir por ahí. Quiero compartir las experiencias que he tenido en una de las asignaturas que imparto, Ética cívica y profesional (mi favorita, por cierto).

En esta asignatura el examen final supone un 30% de la calificación, las actividades de clase un 20%, un trabajo en equipo 10% y hay dos tareas individuales que están pensadas para que el alumnado vaya reflexionando y forjando su criterio ético: un ensayo que supone el 10% de la calificación y un diario de aprendizaje que supone el 30% restante. Ha habido cuatro alumnos a los que he puesto un cero en la calificación por el uso de la IA: tres de ellos en el ensayo y uno tanto en el ensayo como en el diario de aprendizaje. A todos ellos les convoqué a la revisión.

Llega el primer alumno y tiene lugar, más o menos, esta conversación:

  • (Yo) Buenos días X, ¿por qué has tenido un 0 en el ensayo y en la calificación final?
  • (Alumno) No sé. Lo habré hecho mal…
  • (Yo) La razón es que has usado IA
  • (Alumno) ¡Hombre…! ¡No…! ¿Cómo voy a hacerlo en Ética?
  • (Yo) ¡Hasta aquí! [Le explico la gravedad del tema y las implicaciones si le abriera un expediente] Vuelve a hacer la tarea, envíamela y ven el día de la extraordinaria para presentármela y comentarla.
  • (Alumno) Vale [no hubo la más mínima resistencia]

A continuación entran otros dos alumnos, quienes forman una especie de “pack” porque siempre están juntos. La conversación varía ligeramente:

  • (Yo) Pasad, ¿por qué habéis tenido un 0 en el ensayo y en la calificación final?
  • (Alumnos) Porque hemos usado ChatGPT
  • (Yo) [Les explico la gravedad del tema y las implicaciones si les abriera un expediente] Volved a hacer la tarea, enviádmela y venid el día de la extraordinaria para presentármela y comentarla.

Con el cuarto alumno la conversación fue similar. El problema vino el día de la convocatoria extraordinaria. Los demás habían defendido ya su trabajo y fue suficiente para que aprobaran. Nada más entrar, le pongo encima de la mesa el trabajo que me había enviado (en la foto se puede ver un extracto) y se sucede esta conversación:

  • (Yo) ¿Qué explicación puede haber para este sombreado en todo el trabajo? Yo solo le encuentro una, que has hecho copia/pega.
  • (Alumno) ¡Sí! Pero esta vez he entendido lo que copiaba…
  • (Yo) Fuera de mi despacho. Nos vemos el curso que viene. Os insistí en lo que significaba defraudar y lo vuelves a hacer… Además en la asignatura de Ética… Y en un trabajo en el que te estoy pidiendo que expliques los principios éticos con los que actúas y si deberían incluirse en el Código Deontológico de la profesión a la que te vas a dedicar…
  • (Alumno) Déjame explicarme… ¿Hay algo que pueda hacer para aprobar la asignatura?
  • (Yo) No. Has perdido todas las oportunidades de este curso.

Tengo que reconocer que me enfadé… mucho… Sentí la profunda rabia que genera la indignación por el ataque a unos principios arraigados y que pivotan sobre el concepto de justicia. ¿Cómo se puede presentar un trabajo, una supuesta reflexión, en la que dices que el primero de tus principios es la honestidad y estás cometiendo un fraude? ¿Cómo podría dar por alcanzadas las competencias de la asignatura cuando se utiliza el engaño? ¿Qué habrá entendido este alumno de la asignatura? (Hay que decir que este alumno había asistido muy poco a clase, y por lo tanto se había perdido los debates y reflexiones que en ellas hacíamos).

El día que tenía que cerrar el acta de la convocatoria extraordinaria recibí el siguiente correo:


No sé qué opinara quien está leyendo estas líneas. Ciertamente, es un correo muy correcto, muy adecuado… Pero, en mi opinión, está escrito por un adulto (un padre, una madre, un tío, una tía…) que no es él. Viendo el desarrollo de los hechos tengo seria dudas de que pudiera llegar a esa reflexión en unos pocos días. El próximo curso voy a seguir una estrategia diferente con él. Voy a ir fijando tutorías en las que iremos comentado los contenidos de la asignatura y en los que vaya presentándome sus reflexiones… Parafraseando las palabras de Anna Pagès con las que abría esta entrada… Voy a darle tiempo y a acompañarle para que vaya creando su propio pensamiento sobre lo que es un buen ejercicio de la profesión, sobre cuáles son los principios desde los que actuar.

Referencias


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