El fin de semana volví a ver una película que me parece una delicia, Love Actually. Es más, este post lleva el título del tema principal de la banda sonora. La película es como un cuento de hadas con personajes y situaciones estereotipadas, buenas dosis de humor, y resulta muy adecuada para pasar un buen rato. Me quedo con el mensaje de fondo: de hecho, el amor está en todas partes. Si nos fijamos en los distintos personajes e historias que se entrecruzan vemos reflejados muchos 'tipos' de amor: el primer amor; el imposible (porque es la pareja de tu mejor amigo o porque la vida te ha dado responsabilidades que no puedes/quieres eludir); el que llega de la forma más insospechada; el despechado; el que se ha sumido en la rutina y ha dejado alguna grieta por la que se cuela una tercera persona; el que nunca volverá porque la persona amada ha fallecido; el inoportuno (porque se da en el ámbito de trabajo cuando se ocupa una posición de gran responsabilidad)...
Pasamos mucho tiempo buscando el amor pero no siempre lo hacemos de forma adecuada. Queremos poseerlo cuando es más una cuestión de "ser" que de "tener". Podemos llegar incluso a mendigarlo, lo que hace que se nos escape de las manos o que se lo demos a una persona inadecuada... Además, muchas veces nos olvidamos de empezar por el amor más importante de todos, el amor a uno mismo. Nadie da lo que no tiene; es difícil que realmente ame a otros si no me quiero, valoro, respeto y cuido a mí mismo...
Me vienen a la memoria unas palabra de Khalil Gibran:
Me gusta mucho la reflexión de que al Amor (con mayúsculas) se llega atravesando el dolor. En un entrevista la escritora Isabel Allende, ante la pregunta de cómo le cambio la vida la muerte de su hija Paula, respondía: "Diría que es una experiencia purificadora, que te limpia; el dolor limpia de todo lo que es superfluo y va dejando lo esencial. Y lo que queda es el amor que das. La única manera de salir del dolor es atravesar el dolor. Es como un túnel, lo has de atravesar hasta el final, y nadie te puede ayudar". Y al final lo que queda es el Amor que das... ese es el gran mensaje. Y hay tanto amor para dar, tantas personas necesitadas de afecto, tantas ocasiones para demostrarlo... Todos necesitamos sentir en algún momento amor incondicional, es básico para construir una buena autoestima y para relacionarse de forma adecuada con otros.
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