viernes, 19 de diciembre de 2025

De víctima a activista

 [QUIÉN SOY] “Fui puta. Fui víctima. Fui un ser inocente cuyos derechos fueron vulnerados por miles de hombres, con el amparo de los estados. Ya no soy víctima. Porque ser víctima NO es un estado mental y social permanente e irreversible. Porque de serlo, de nada servirían la prevención, reparación y protección. Fui niña. Soy mujer” (p.18)

[QUÉ QUIERO] “Quiero dejar de ser la víctima, la superviviente, la violada, la exprostituta, la puta, la rumana que da su testimonio. Ser objeto de análisis tras ser objeto de consumo te mantiene como objeto de deseo. Quiero ser sujeto” (p.20) (*1)

[QUÉ NECESITO] “Valor, tiempo y capacidad reflexiva. Solo tres cosas. Pero de manera bidireccional” (p.21)

El pasado 30 de noviembre asistí a la conferencia de Amelia Tiganus —activista y conferenciante contra la explotación sexual— organizada por Espäcio Regäderä, cuyo título hace alusión a su último libro, La revuelta de las putas. De víctima a activista, del que lleva vendidos 50.000 ejemplares —va por la 10ª reimpresión, algo poco usual para un libro feminista—. Existe una versión en cómic inspirada en su historia, AMELIA. Historia de una lucha. He leído con mucho interés el libro y voy a compartir aquí algunas ideas de la charla que completaré con citas textuales.

Hay algunos datos que dan mucho que pensar. España es el país más putero de Europa y el tercero en el mundo. La industria de la explotación sexual: pornografía, trata, sugar dating (*2), prostitución, etc. mueve más dinero que las armas y las drogas.

Existen diferentes modelos ideológicos ante la prostitución. Entre ellos los principales serían: 1) El prohibicionista, que invisibiliza el problema y culpabiliza y castiga a las víctimas (p. ej., Rumanía); 2) El regulacionista, también llamado prosex o proderechos, que habla de trabajadoras sexuales y reclama derechos, desviando el foco del propio sistema (p. ej., Alemania y Países Bajos); y 3) El abolicionista, que habla de mujeres en situación de prostitución, lo que resalta el hecho de que es una cuestión de género y que es reversible (p. ej., Suecia, Noruega y Francia). Busca prevenir, proteger y reparar a las víctimas, así como castigar tanto a los proxenetas como a los puteros. [Para profundizar en los modelos, véase Molina Montero, 2018]

Amelia aboga por el último modelo, ya que el problema es el sistema prostitucional, que tiene estructura de campo de concentración y en el que todas somos prostituibles. Es un sistema conformado por: “los estados, que permiten y facilitan que esto exista; los proxenetas, considerados respetables empresarios de la noche; los pequeños y grandes negocios que se lucran directamente con la existencia de este sistema, y los puteros, el brazo ejecutor que destruye mujeres y niñas a la vez que financian y sostienen este orden patriarcal, capitalista y racista. Las mujeres son el eslabón más débil. Pero interesa mucho hacer que parezca un tema de mujeres para invisibilizar a los auténticos responsables de esta barbarie” (p.99). Existe también otro eslabón, las mamis: “Las auténticas mamis —mujeres exprostituidas— están sobre todo en la recepción y se encargan de controlar a las mujeres y hacer cumplir las normas; además, son los ojos y los oídos del proxeneta” (p.132).

La prostitución no es ni «sexo» ni «trabajo», sino violencia sexual de hombres contra mujeres” (p.152) lo que es incompatible con la dignidad humana [véase el primer párrafo del Preámbulo del Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena de 1949 al que España se adhirió en 1962]. Los prostíbulos son campos de concentración en los que los candados son el miedo, las amenazas, sobre la propia vida o las de los seres queridos. Hay un perfil bastante extendido de la víctima de este mundo: “mujer, joven, inmigrante, con grandes responsabilidades familiares, en situación de vulnerabilidad y exclusión social, con gran precariedad económica, en ocasiones con dificultades con el idioma, que sufre una gran movilidad y un gran desconocimiento de los derechos y (los insuficientes) recursos existentes” (p.182). Y la única vía de escape son los verdugos, los puteros.

Amelia explica que, en su experiencia, se ha encontrado con distintos tipos de puteros: 1) El putero majo, “para mí, uno de los peores maltratadores. Estos iban de buenos y me hacían preguntas, me contaban cosas (…) quieren comprar aquello que ni las putas vendemos: las caricias, el cariño, la ternura, los abrazos sinceros, los besos de amor... Lo quieren todo por un miserable billete” (p.112); 2) El putero macho “que piensa que su masculinidad, su valor como hombre, tiene que ver con la cantidad de mujeres a las que penetra y a las que —en su imaginación, claro está— satisface sexualmente” (p.114); 3) El putero misógino, “es el más violento y peligroso, porque las prácticas que lleva a cabo para sentir placer dentro de su sadismo son difíciles de narrar (…) Cuanto más dolor, humillación y miedo te hacen pasar, más disfrutan” (p.114). Y añade otro perfil, “y luego están los hombres que dicen que no van de putas, sino que van de copas o que solo acompañan a sus amigos (puteros). Y yo pregunto ¿cómo te puedes divertir en un campo de concentración?” (p.115).

Amelia describe los cinco años que pasó en más de cuarenta prostíbulos con una imagen: “un reloj sin agujas. La esclavitud es una vida sin sentido del tiempo (…) En el prostíbulo pierdes tu identidad y te conviertes en una mujer en serie: intercambiable y utilizable sin medida. El campo de concentración te aliena, te despersonaliza. El tiempo se detiene, la mente se separa, el alma se esfuma y tu cuerpo solo intenta sobrevivir. Solo hace falta imaginarse a todas las que no pueden hablar y contar este relato: las que mueren por enfermar gravemente a causa de las adicciones, los abusos y la tortura; las que son asesinadas: las víctimas de feminicidio por prostitución son las grandes olvidadas de la violencia machista” (pp.89-90). Evadirse para sobrevivir, unas relaciones frágiles entre compañeras —que se ven como rivales—, el consumo de sustancias que aparece desde el principio —se les ‘vende’ como una forma de ganar más dinero—, obligaciones y deudas contraídas —generadas por el propio sistema—, y muchas huellas profundas —entre ellas: deterioro físico, trastornos de alimentación y del sueño, aislamiento, estados depresivos, trastornos del sueño, alteraciones emocionales, ideación e intentos de suicidio— hacen muy difícil la salida de este mundo. El trauma es muy profundo. [Animo a ver el vídeo Ninguna mujer nace para puta, de Sonia Sánchez]

La charla y el libro me han cambiado la mirada y ha dado un nuevo sentido a mi compromiso feminista. “Es triste reconocer la cantidad de potencial, talento, capacidades y vidas humanas destruidas por el sistema prostitucional. Triste pero imprescindible. El patriarcado nos enferma. El capitalismo nos enferma. El feminismo es la cura a tanto sufrimiento y desigualdad. Porque el feminismo no solo salva vidas, además las dota de un profundo sentido de humanidad (…) Porque ninguna se salva sola. Nos salvamos juntas. La resiliencia tiene rostro de mujer. Y sonrisa de niña” (p.184)

(*1) NOTA – Me resultó muy significativo el testimonio de Amelia cuando contaba que en varias ocasiones le ofrecieron escribir el libro y cuando decía que no lo veía le ofrecían escribirlo por ella. Una vez más objeto que no sujeto…

(*2) NOTA – Cuando escribo en Google para comprobar la ortografía la IA me devuelve este contenido: “El ‘sugar dating’ es una relación de beneficio mutuo donde una persona, usualmente mayor y con recursos económicos (‘sugar daddy’ o ‘sugar mommy’), ofrece apoyo financiero o regalos a otra persona más joven (‘sugar baby’) a cambio de compañía, tiempo o intimidad”.  ¡Así explicado parece algo consentido y bueno!

Referencias

  • Tiganus, Amelia (2021). La revuelta de las putas. De víctima a activista. Barcelona: Sinequanon.

Páginas recomendadas

Dejo a continuación dos breves entrevistas a Amelia, una realizada por Jordi Évole (Salvados) y otra realizada por Innovandis —Programa de Innovación y Emprendimiento de la Universidad de Deusto— a raíz de la publicación del libro.



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