lunes, 27 de enero de 2020

¿Llevamos la felicidad escrita en nuestros genes?


[He publicado esta entrada el 27.01.2020 en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb-desaparecido el 01.07.2024]

En mi último cumpleaños una amiga me regaló un libro con un sugerente título, La vida en cuatro letras: Claves para entender la diversidad, la enfermedad y la felicidad. Su autor es CarlosLópez-Otin, biólogo molecular de la Universidad de Oviedo. La pregunta que abre esta entrada es el punto de partida del libro y surgió en un momento vital muy duro en el que el autor había perdido su Ikigai (sentido de la vida o propósito vital, que surge de la combinación de cuatro conceptos: pasión, misión, vocación y profesión).

Como señala López-Otín (2019, p. 30): "Probablemente, la larga historia de ignorancia humana sobre las claves científicas de la vida deriva del hecho de que la ciencia siempre ha generado miedo y desconfianza entre muchos humanos porque nos obliga a dejar atrás el pensamiento mágico para poder adentrarnos en lo desconocido". El libro se adentra en lo desconocido y hace un recorrido por los descubrimientos de la ciencia relacionados con la vida: La herencia y la identidad individual  escrita en las cuatro letras que conforman las bases internas del ADN (A-Adenina, C-Citosina, G-Guanina y T-Timina);  el origen común que tenemos todos los seres de este planeta… una bacteria; las mutaciones y los mecanismos de recuperación y reparación que tiene el cuerpo, que se puede saturar si el daño genómico es muy intenso o la frecuencia de éste es excesiva; la armonía de la vida, siempre en pugna con la entropía; la explicación de la enfermedad desde el genoma y los actuales tratamientos de las enfermedades así como la posible evolución de estas tratamientos; etc. López-Otín (2019, p. 203) concluye este recorrido señalando que “la ciencia nos aproxima a la verdad, pero no tiene los secretos del arte de la felicidad”.

 Me voy a detener en las cinco claves para la felicidad que aporta en el capítulo 13 (López-Otín, 2019, pp.179-201):
  1. Imperfección. Entender la vida supone aceptar la imperfección, que es la que nos hizo evolucionar a partir de los microbios. Y esto implica asumir la enfermedad y la muerte. No se puede tener todo bajo control.
  2. Reparación. Somos vulnerables y los genes protectores del genoma tienen una gran relevancia médica y biológica. A veces la reparación no puede ser directa y se actúa activando o inhibiendo las rutas bioquímicas de comunicación. Se podría hacer un paralelismo con la reparación de las heridas del alma, que nos hace recuperar la esperanza de la felicidad.
  3. Observación. Abrir los sentidos y prestar atención plena al mundo, a los demás y a nosotros mismos es fundamental. Vivir en el presente sin despreciar ni el pasado ni el futuro. Observar y escuchar nos ayuda a desarrollar la solidaridad, que es básica para la felicidad.
  4. Introspección. Es imprescindible dedicar un tiempo cada día al silencio, la reflexión a la meditación para así buscar con tranquilidad el sentido de la vida y acercarnos al bienestar emocional.
  5. Emoción. Si ponemos en el centro de la vida las emociones, esto ayuda a integrar las claves anteriores. Las emociones positivas pueden incluso compensar algunos daños biológicos.

Es importante cultivar emociones positivas y también pensamientos positivos. "La química que provoca la alegría y el amor hace que nuestras células crezcan, y la química que provoca el miedo hace que las células mueran. Los pensamientos positivos son un imperativo biológico para una vida feliz y saludable. Existen dos mecanismos de supervivencia: el crecimiento y la protección, y ambos no pueden operar al mismo tiempo" (Lipton, 2019). Según BruceLipton el 95% de lo que hacemos proviene de los programas mentales que tenemos grabados en los primeros siete años de vida y que actúan a un nivel subconsciente [véase esta entrevista]. Estos programas se pueden revertir en dos pasos: 1) reconociendo aquellas cosas con las que batallamos porque tenemos que dedicarles mucho esfuerzo para que sucedan (eso ocurre porque no están sustentadas por un programa mental; 2) introduciendo nuevos programas en el subconsciente, que aprende de dos maneras: a) hipnosis; por repetición (Fake it until you make it, fíngelo hasta que lo consigas).

La vida es un regalo que se nos ha dado y que tiene fecha de caducidad. Venimos con unas cartas dadas, pero podemos jugarlas y hacer la mejor partida posible. De poco sirve lamentarse de los genes que uno ha recibido. A cada uno le corresponde cultivar pensamientos y emociones positivas que contribuyan a eso aparentemente tan esquivo que es la felicidad…

Bibliografía



1 comentario: