Ha llegado el momento…
Es bueno para los dos… Es el empujón que necesita para entrar definitivamente
en la vida adulta… Eso es lo que me repetía ayer a mí misma cuando íbamos
camino del aeropuerto Xabier, mi hijo mayor, y yo. Se marchaba a Dublín de
Erasmus para el primer semestre.
Culminaban meses de encontronazos, ‘peleas’, desvelos… No ha
sido fácil preparar este viaje. Sé que he hecho mucho más de lo que me
correspondía pero es que no le veía a él por la labor. Intuía su tentación de
tirar la toalla. Y no podía dejar que desaprovechara la oportunidad… Tiene un
pronto endemoniado que es su perdición y mi desesperación. Me recuerda mucho a
mí con esa edad… Yo he conseguido controlar al alien (aunque sinceramente creo
que el suyo es más rudo), y sé lo que se sufre y se hace sufrir. Recuerdo que
desde pequeño le ha dado mucha rabia lo del alien. Cuando se ponía como loco le
solía decir: “Cariño, sé que no eres tú el que habla, sé que es un alien que
tienes dentro”. Eso le enfurecía aún más y soltaba una serie de improperios a
los que yo respondía con una sonrisa tierna: “Ves, cariño, no eres tú, es el
alien”… Estos meses su alien ha estado
un poco desatado y más al final. Creo que al mío he conseguido mantenerlo bastante
a raya…
Por experiencia creo que ese pronto tiene mucho que ver con
una gran sensibilidad y con el manejo del miedo. El sábado por la noche cuando
llegó a casa me contaba que había roto a llorar al despedirse de su novia. Me
hablaba un ‘niño asustado’ que para consolarse decía: “Estoy seguro de que va a
ser una buena experiencia. Está bien conocer otro país y otra universidad”. Yo
para mis adentros pensaba: “Espero poder contenerme mañana. Si tu lloras al
despedirte de tu amor desde hace dos años… ¿Qué diré yo que te quiero desde el
momento que supe que estabas en camino?”. Y casi lo consigo... me desmoroné en el abrazo en la puerta de embarque. Mucha
tensión, cansancio, emociones encontradas… Me transporté al momento en que con 18 años mis padrinos, con los que vivía, y mi madre me dejaron en la residencia de estudiantes en San Sebastián. Mi padrino (que por edad podría ser mi abuelo) se marchaba sin mirar atrás. Corrí hacia él para darle un beso y vi cómo le caían unos enormes lagrimones...
Hace tiempo escribí sobre lo que en psicología se conoce
como el Síndrome de Ulises: “Hay momentos en la vida en los que uno sale de su zona de
confort y se lanza a aventuras en las que al final, sea cual sea el resultado, nunca se regresa al punto de partida...
El escenario ha cambiado, los actores también... y tú ya no eres la misma persona...”.
Te he dado raíces… He
‘cosido’ tus alas con jirones de mi alma. Soy el puerto en el que siempre
podrás atracar… Pero ha llegado el momento de que despliegues tus alas y que
vueles como estoy segura que sabes hacer… ¡Suerte Xabi!
Que hermoso Arantxa!!!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y mucha fuerza
Coro