lunes, 21 de septiembre de 2015

Aprendiendo a orar


Hace un año comencé mi personal camino de Ignacio. El martes 15 volví a Loioa para el primer módulo del segundo año. Es un auténtico privilegio recibir esta formación, hacer el camino con los compañeros que he encontrado y poder contar con tres momentos en el año en los que parar y mirar hacia adentro para salir afuera. El primer día fue un precioso regalo. Hicimos un Taller de oración en el que degustamos distintas formas de orar. Voy a compartir aquí las pautas que nos dio Damián Picornell sj, al inicio del taller.

La oración es:  
  • una experiencia de escucha.
  • comunicación: escucha-diálogo.
  • afectiva.  “No el mucho saber harta y satisface al ánima, mas el sentir y gustar de las cosas internamente” (S. Ignacio, EE, 2ª anotación, Ej. 2). [EE = Ejercicios Espirituales].
  • efectiva, cambia la forma de ver la vida y de vivirla. No se trata de encerrarse en uno mismo y ya está... Supone mirar hacia dentro para volver al mundo y transformarlo.
  • integral, implica toda mi persona.

En el tiempo de oración nos propusieron tener en cuenta cinco elementos:

SABER COMENZAR
  • Hay que elegir un lugar tranquilo, que nos invite a recogernos.
  • Buscar una posición corporal que nos ayude a estar centrados.
  • Preparar la petición, lo que busco o deseo para este rato.
  • Preparar el contenido (buscar un texto, una historia, una oración, etc.).
  • Hay que apagar el móvil y dejar todo aquello que nos distraiga, que nos aleje del aquí y ahora.
SABER DIALOGAR

Existen muchos lenguajes, y cada uno debe encontrar los suyos, aquéllos con los que conecta mejor. Es bueno manejar varios para alternar.
  • Pedir, agradecer, alabar.
  • Contemplar, escuchar, meditar, repetir.
  • Cantar, escribir, leer, callar, expresar con el cuerpo.
SABER TERMINAR

En todo diálogo, en toda comunicación, es importante despedirse. Podemos despedirnos de Dios Padre, de Jesús, de María, o dejándonos llevar por el Espíritu. Podemos recitar el Padrenuestro, un Ave María, etc.  

SABER DISCERNIR

El silencio que más cuesta es el silencio interior, pero sólo desde ahí deberíamos decidir y actuar. Es importante identificar:
  • El momento en el que estamos: consolación (“todo aumento de fe, esperanza y caridad y toda alegría interna que llama y atrae a las cosas de Dios”), desolación (“cuando el alma se inclina hacia las cosas bajas y terrenas, se siente agitada, tentada y turbada; sin esperanza, sin amor, totalmente perezosa, tibia), o tiempo tranquilo. Una de las máximas que más me gusta es: "En tiempo de desolación nunca hacer mudanza" (EE,318).
  • Impactos, ideas, “mociones” (movimientos interiores, de espíritu), sentimientos, sensaciones…
  • Cuáles han sido las distracciones, las tentaciones…
SABER CONFRONTAR

En la espiritualidad ignaciana es muy importante la figura del acompañante, que es la persona con la que contrasto mi camino de encuentro con Dios.
  • Una actitud fundamental para el contraste es la humildad.
  • Tenemos que sentir, conocer y anotar las “mociones” vividas en la oración para luego compartirlas y confrontarlas con la persona que nos acompaña.
  • Se debe dar una comunicación fluida y transparente en las entrevistas de acompañamiento.
  • Son vitales en este proceso la sinceridad, el respeto y la confidencialidad (que es la contrapartida a la sinceridad y una exigencia del respeto).
El adjetivo ignaciano implica: a) sentir y gustar internamente; b) procesar en profundidad  lo vivido; c) tomar nuevos impulsos para corregir el rumbo y transformar la realidad). Una ayuda importante es el acompañamiento periódico para orientar bien el proceso. Veamos cuáles son los pasos para la oración ignaciana:
  • Preparación. Hay que concretar el lugar y el tiempo; materiales (si es necesario); desconectar el móvil y todo lo que nos pueda distraer para poder conectar; se puede hacer una lectura inicial que nos sitúe… 
  • Desarrollo. Introducidos ya en la oración podemos distinguir tres momentos, en los cuales debemos ir saboreando y deteniéndonos en lo que más nos llame. No es necesario hacer todos los pasos si hay algo que nos interpela y en lo que queremos detenernos: 1) preámbulos – recordamos nuestra historia y nuestra experiencia; hacemos la composición de lugar (“una regla para que todos los elementos componentes de un hecho sean debidamente proporcionados y acertadamente considerados“) y realizamos la petición (“el hilo conductor, el eje sobre el cual discurrirá la oración a través de los puntos”); 2) puntos de la oración, parándonos en donde se produce mayor impacto; 3) coloquio, agradeciendo, pidiendo, conversando, “’así como un amigo habla a otro’… No se trata de una charla entre amiguetes, y por lo tanto  intrascendente, sino de un diálogo en el que se toca fondo en  aquello que es lo más característico tanto de Jesús como nuestro, el amor”. Ante las distracciones o los bloqueos lo mejor es volver a la raíz (el texto, la petición, o algo que nos ha dado consolación). Lo importante es el encuentro, la relación. No hay que tener prisa, hay que degustar.
  • Examen. Al terminar la oración, en soledad y con honestidad, repasamos la película de cómo nos ha ido en ese rato y lo escribimos (es importante para tener un registro de las luces, llamadas, etc. que voy teniendo): a) impresión general, ¿cómo ha ido?; b) repaso lo vivido; c) cuáles han sido las ayudas y distracciones; d) cómo he estado; e) fruto de la oración, qué llamadas he tenido, qué luces.
Siguiendo este esquema realizamos cinco ejercicios diferentes de oración: 1) con mi historia; 2) con los sentidos; 3) con Jesús (contemplación de una escena del evangelio que hicimos en grupo y guiada); 4) meditación con el mundo, la realidad; 5) con el examen del día.
Una experiencia muy gratificante pero ahora es necesario hacer callo. No basta con degustar…


viernes, 18 de septiembre de 2015

Reflexiones sobre Innovación social y educación


[He publicado esta entrada en el Blog del Máster en Innovación Social de la Universidad de Deusto el 17.09.2015]

Llevo unos días dando vueltas al tema de la educación. Se junta el hecho de que soy docente, la vuelta al cole de mis hijos y que recientemente he visto Los Chicos del Coro. Cada curso que comienza está lleno de ilusiones, de oportunidades y también de temores…  independientemente del lado en el que estés (docente o alumnado).

Los profesionales de la educación tenemos una bonita tarea y una gran responsabilidad en nuestras manos: “La educación tiene por objeto lograr el máximo desarrollo de las facultades intelectuales, físicas y emocionales de las nuevas generaciones, y al propio tiempo permitirles adquirir los elementos esenciales de la cultura humana. Tiene por tanto una doble dimensión, individual y social, íntimamente entrelazadas, cuyo cultivo constituye la base de una vida satisfactoria y enriquecedora” (Código deontológico de la profesión docente). Da igual el nivel educativo en el que estemos o las materias que impartamos, todos tenemos que tener claro que esa es nuestra misión.  Misión que se puede expresar de forma bella con las palabras del poeta guipuzcoano, Gabriel Celaya:

Educar es lo mismo
que poner motor a una barca…
hay que medir, pesar, equilibrar…
… y poner todo en marcha.

Para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y un kilo y medio de paciencia
concentrada.

Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.

Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera
enarbolada.

Educar, Gabriel Celaya

Lamentablemente la nuestra es una profesión dura en la que hay mucho estrés y mucho síndrome del quemado, que acaba afectando seriamente al profesional y también a las personas destinatarias de nuestra profesión.  Y no es algo que se ataja exclusivamente con vocación, que claramente es muy deseable en nuestro caso, o voluntad. Muchas veces las estructuras fagocitan o expulsan a quienes tratan de contribuir a la misión de la educación por vías diferentes, nuevas, alternativas... Baste como ejemplo el que ilustra la película que he mencionado al principio, Los chicos del coro.

Por eso quiero apelar a la innovación social en el campo de la educación, entendiendo como tal lo que dice la Comisión Europea: “Se trata de utilizar la ingeniosidad de las organizaciones caritativas, las asociaciones y los emprendedores sociales para encontrar nuevas formas de satisfacer las necesidades sociales que no están adecuadamente cubiertas por el mercado o el sector público. También puede tratarse de aprovechar esa misma ingeniosidad al objeto de producir los cambios de comportamiento necesarios para resolver los principales retos de la sociedad, como el cambio climático. Además de satisfacer necesidades sociales y abordar los retos de la sociedad, las innovaciones sociales capacitan a los ciudadanos y crean nuevas relaciones sociales y modelos de colaboración. Son, pues, innovadoras por sí mismas y buenas para la capacidad innovadora de la sociedad” (COM, 2010, 546 final, p.23). Tenemos que buscar nuevas vías, nuevas formas, para educar a las generaciones actuales que son radicalmente distintas a las de quienes participamos en su proceso educativo ya que son quienes van a tomar las decisiones y las riendas del mundo en un corto-medio plazo. Y no es cuestión sólo de cambios de planes de estudio y de reformas. Hace falta cambiar el ‘alma’ de muchas estructuras y muchos profesionales…

Referencias:
  • COM (2010, 546 final): Iniciativa emblemática de Europa 2020. Unión por la innovación. Comunicación de la Comisión al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones. Disponible en: http://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?uri=URISERV:em0041 [Consulta 08.09.2015]

martes, 15 de septiembre de 2015

Sobrevivir al Amor Zero

[He publicado esta entrada el 15.09.2015 en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb-desaparecido el 01.07.2024]


Una de las grandes lecciones que he aprendido en la vida, no sin dolor y sufrimiento, es que no se debe mendigar amor, no se puede hacer que otro te ame.  “Solía pensar que la peor cosa en la vida era terminar solo. No lo es. Lo peor de la vida es terminar con alguien que te hace sentir solo” (Robin Williams en Sra. Doubtfire). El amor verdadero no puede ser una fuente de desazón; no te vacía sino que te plenifica; no te destruye sino que te ayuda a ser tú mismo.
Recientemente he topado con unos vídeos del  Dr Iñaki Piñuel y Zabala, experto en evaluación y prevención del mobbing (acoso en el trabajo) y del bullying (acoso en el entorno escolar), que me han dado luz y me han ayudado a poner nombre a algo que conozco en primera persona. El título de esta entrada hace referencia al título de su libro Amor Zero. En esta entrada voy a recoger las principales ideas que he extraído de los vídeos.
Cuando nos hablan de un psicópata, a nuestra mente vienen imágenes como Hannibal Lecter o los personajes de la serie Mentes Criminales. Sin embargo, en nuestra vida nos encontramos con muchos psicópatas (pueden serlo en distinto grado) y es bueno identificarlos y saber cómo funcionan. Son psicópatas que no han delinquido, son personas integradas, pero que pueden afectar de forma muy negativa a nuestra vida. Según el Dr. Piñuel podemos llegar a toparnos con 60 psicópatas a lo largo de nuestra vida. Son muy negativos en el ámbito laboral o escolar y pueden ser muy destructivos cuando son nuestra pareja.
Los psicópatas pueden ser tanto hombres como mujeres; y pueden pasar días, meses o años antes de damos cuenta de que hemos compartido nuestra vida con un o una psicópata. Y lo más terrible de todo… descubrimos que no ha habido amor; que hemos puesto mucho en la relación y no hemos recibido nada; que hemos amado mucho pero no nos han correspondido. Hemos sido víctimas de un depredador humano, de un depredador intraespecie que utiliza a los demás de forma parasitaria para sus propios fines (ya sean económicos, financieros, sociales, etc.). Los efectos de la relación con una persona psicópata se pueden asemejar al paso de un huracán de categoría cinco. La casa ha quedado derruida, hay que apuntalarla, hay que hacer un registro de daños… Las víctimas tienen completamente minada la autoestima e internalizan la culpabilidad. Es necesario pasar por un duro duelo para recuperarse, hace falta tiempo e incluso puede ser necesario recurrir a ayuda; se ha pasado por un trauma continuado. En el proceso de recuperación será fundamental la fe de la víctima en que va a salir ¿Cuál es la mayor habilidad de las personas psicópatas? Una gran capacidad de manipular emocionalmente al otro. Todas las personas psicópatas tienen una personalidad narcisista, aunque no todos las personas narcisistas son psicópatas. Éstas personas obtienen su energía y poder de la dominación de su víctima. La adoración de la víctima es lo que les da sensación de poder y les alimenta.
La víctima de un psicópata se convierte, casi sin darse cuenta en un ser sumiso, dependiente, que ha perdido toda su luz, “ya no es lo que era”. Se ha vaciado. Uno de los grandes riesgos de la relación de pareja con una persona psicópata es que la víctima puede acariciar la idea del suicidio porque su vida ha perdido el sentido.
¿Qué he hecho yo para caer en una relación así?, se suele preguntar quien ha sido víctima. Normalmente las víctimas propiciatorias son personas con mucha luz, bondadosas, ingenuas, confiadas… que atraen a las personas psicópatas. La relación con una persona psicópata pasa por dos fases: 1) idealización – fase de seducción, en la que la víctima se ve sometida a un bombardeo de amor, con una intensidad como no ha vivido jamás, que produce una sensación de euforia que hace creer a la víctima que ha encontrado su alma gemela; todo ello es una estrategia ideada para generar la relación de dependencia, esconde una agenda oculta, genera una adicción que hace a la víctima cada vez más vulnerable; y 2) desprecio, denostación – las personas psicópatas ya no mantienen la máscara (son personas que se aburren pronto); ahí la víctima tiene disonancia cognitiva (apariencia de relación buena vs. hechos, comportamientos que llevan a pensar que no me quiere, me manipula, me traiciona…); esto lleva a la víctima a una duda permanente y a una paralización. Esta disonancia durará hasta una vez acabada la relación, cuando se dará un cóctel de emociones (alegría, tristeza, desesperanza, rabia, impotencia, vacío…).
Una maquinaria perversa que utilizan las personas psicópatas es la triangulación. Generada la adicción en la víctima utilizan un tercero, real o supuesto, con el que van a generar celos en la víctima, celos que son inducidos. Se van a utilizar por la psicópata para propiciar mayor dependencia y culpabilizar a la víctima de ser celosa, desconfiada. Así  las víctimas acaban atribuyéndose lo que pertenece a la estrategia de la manipulación. Las víctimas hacen esfuerzos desesperados por contentar al otro, que son totalmente infructuosos. De esta forma una persona normal se convierte en una persona que tiene constantemente el radar de la desconfianza encendido.
La gran pregunta es ¿Qué hago si me encuentro con una persona psicópata? “Si tienes un psicópata en tu vida… ¡Corre!” es la recomendación de Robert Hare, mayor experto mundial en psicópatas, quien advierte a los terapeutas de que no se debe tratar a estas personas porque lejos de curarse, aprenden de la psicoterapia; repiten una y otra vez su patrón de actuación.
¿Cómo podemos saber ante una nueva relación si nos encontramos ante una persona psicópata? El Dr. Piñuel presenta diez criterios para no volver a caer en una relación con un psicópata (una característica es que se puede volver a recaer hasta siete veces con una persona psicópata), ya que eso sería un ‘suicidio emocional’:
  1. Actitud de benevolencia. La persona tiene la intención de hacerte un bien. Recordemos que las personas psicópatas tienen una agenda oculta. Honradez de intención, el otro realmente se preocupa por ti.
  2. Honradez de pensamiento. El otro dice lo que piensa, no lo que tú esperas oír. Las personas psicópatas son hábiles en devolverte lo que hay en ti, en proyectar lo que tú quieres ver. Transparencia.
  3. Generosidad. Las personas psicópatas son egocéntricas, se aprovechan de la relación.
  4. Reciprocidad positiva. El amor y la donación son correspondidos. En la relación con una persona psicópata se da a fondo perdido, no hay respuesta.
  5. Capacidad de perdón. No sólo que la persona no sea rencorosa sino que sea capaz de hacer “borrón y cuenta nueva”.
  6. Volver a empezar sin resentimiento. No debe haber cuentas pendientes, ni cosas que se guarden para aprovecharlos en contra del otro.
  7. Capacidad de mostrar cariño, amor, ternura, intimidad. Cuando la búsqueda es unilateral la relación no funciona.
  8. Capacidad de sentirse responsable por el otro, sentirse responsable de sus sentimientos, capacidad de empatía. Esto claramente es excluyente de las personas psicópatas. Hay que detectar lo que puede estar dañando o molestando al otro y rectificar.
  9. Lealtad, fidelidad, amistad. La relación profunda, la intimidad, parte de la amistad. Los vínculos verdaderos necesitan tiempo, construcción.
  10. Respeto de los límites. Una relación invasiva es una señal de alerta.
Doy fe de que se puede sobrevivir a la relación con un psicópata. Cuando la relación se acaba el desconcierto es grande y más cuando por mucho que piensas no ves dónde estaba el problema; cuando sientes que por más que has hecho no ha sido posible solucionar la situación. Cuesta salir de la culpabilización pero con el tiempo y mucho trabajo personal se consigue. Es cierto que lo mejor ante alguien así es salir corriendo, evitar todo contacto; pero no siempre es posible, más si hay hijos. Acabada la relación en muchos momentos piensas: “¿ha podido cambiar tanto?”. La realidad es que probablemente siempre ha sido así pero solo ahora te das cuenta. La mejor señal de curación es cuando quien te conoce bien te dice: “estás fenomenal, vuelves a ser la de antes”… Y tú misma lo sientes.
Doy fe también de que se puede encontrar a alguien con quien tener una relación de amistad, reciprocidad, cariño e intimidad; un auténtico compañero de camino; un compañero de alma. Aunque antes de llegar a esto, es fácil caer de nuevo en las artimañas de un psicópata pero, afortunadamente, se tarda mucho menos en reconocerlo.
Algunos vídeos breves muy interesantes del Dr. Piñuel: