Ignacio de Loyola se
define en su autobiografía como peregrino. “Y lo fue, no sólo físicamente,
por los miles y miles de kilómetros que recorrió, sino sobre todo por ese otro
peregrinaje interior que le fue llevando desde el ‘hombre dado a las vanidades
del mundo’ hasta aquél que tuvo como único norte ‘la mayor gloria de Dios’” (García, sf).
Tengo la suerte de haber estado recientemente en Manresa en
el cierre de un proyecto de UNIJES, red de
los centros universitarios vinculados a la Compañía de Jesús en España,
relacionado con la pedagogía ignaciana. Me
ha gustado recorrer la Manresa de Ignacio y hacerlo en compañía de las personas
con quienes he compartido proyecto durante más de dos años. Y más en este
año ignaciano, en el que se cumple el quinto centenario de la herida de Ignacio
que fue el detonante de su conversión, y que lleva por lema: "Ver nuevas
todas las cosas en Cristo".
Ignacio bajó de Montserrat a Manresa el 25 de
marzo de 1522 y permaneció allí 11 meses en los que se fueron configurando su
pensamiento y su acción. En Manresa, como relata en su
Autobiografía, tuvieron lugar experiencias místicas y espirituales que le
inspiraron su obra principal Ejercicios Espirituales (EE), que es un método para ayudar a
encontrar a Dios en la propia vida, una invitación a realizar una experiencia
humana profunda.
Había estado antes en la cueva de Manresa pero no había
captado todo el simbolismo que la
envuelve hasta la explicación de Alberto Núñez, sj. Desde un lateral del santuario nos vamos introduciendo como en un
embudo que se va estrechando. Nos vamos
‘abajando’ para entrar en la profundidad de la cueva. En realidad, no es
una cueva sino un saliente rocoso que en tiempos de Ignacio no era visible
desde el exterior ya que estaba tapado por unas zarzas. Es un lugar
privilegiado porque, si el tiempo lo permite, permite ver el macizo de
Montserrat.
En la ante cueva se
nos presenta el libro de los EE. En la estancia hay imágenes de ángeles que
sostienen frases de los EE y relieves con escenas de la vida Ignacio
relacionadas con sus enseñanzas de los EE. En la parte alta encontramos personajes
famosos de la historia de la iglesia que han realizado los EE. El suelo cuenta
con unos bellos mosaicos: un girasol que representa el corazón del hombre que
busca a Dios, un cañón y una bala en recuerdo de la herida de Ignacio y su
escudo familiar flanqueando la puerta.
La cueva era el espacio para la intimidad del peregrino. No la vemos como él la conoció, pero podemos intuir algo de lo que allí vivió. Invita a la reflexión y el discernimiento. Los mosaicos del suelo muestran dos bellas metáforas en diálogo: por un lado, el dragón que representa las batallas que libró, la repulsa de sí mismo, su noche oscura; por otro la cierva que evoca el salmo 41: “Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; tiene sed de Dios, del Dios vivo”.
Me quedo con el mantra con el que terminamos la contemplación de la mañana del viernes:
Abandónate en Dios
En él descansa
Asimismo, invito a hacer un recorrido por los maravillosos mosaicos de Marko Rupnik que engalanan el santuario y hacen un recorrido por las cuatro semanas de los EE.
Referencias
- Cova de Sant Ignasi (2021). Time Lapse Mosaics de la Cova / Mosaicos de la Cueva / Mosaics of the Cave [archivo de vídeo]. https://www.youtube.com/watch?v=RrJYKM2h1Uw
- Europapress (2017, 21 de enero). El directivo que lo dejó todo y se hizo sacerdote jesuita. https://www.europapress.es/sociedad/noticia-directivo-dejo-todo-hizo-sacerdote-jesuita-20170121164310.html
- García SJ, Luis Mª (s.f.). Ignacio, el peregrino. https://espiritualidadignaciana.org/ignacio-el-peregrino/
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