viernes, 29 de enero de 2016

Corazón esponjado... corazón agradecido...


Ayer, 28 de enero, festividad de Santo Tomás de Aquino, celebramos en la UD la Investidura de nuevos doctores, así como la de los Licenciados y Graduados en Teología. Tuve el honor de ser la madrina de Alfonso (a quien he dirigido la tesis y es mi 'hermano pequeño') y de Betty (su esposa). La verdad es que es un acto solemne que mueve emociones y a mí me evoca muchos recuerdos...

Me gustó mucho el evangelio que eligió el Decano de Teología, Carlos Coupeau SJ, para la eucaristía, los diez leprosos (Lc, 17, 11-19):
"Yendo él de camino hacia Jerusalén, atravesaba Galilea y Samaría.Al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro diez leprosos, que se pararon a cierta distancia y alzando la voz, dijeron:
—Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros. Al verlos, les dijo:
—Vayan a presentarse a los sacerdotes.Mientras iban, quedaron sanos.Uno de ellos, viéndose sano, volvió glorificando a Dios en voz alta, y cayó a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias. Era samaritano.Jesús tomó la palabra y dijo:
—¿No recobraron la salud los diez? ¿Y los otros nueve dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gloria a Dios, sino este extranjero? Y le dijo:
—Ponte de pie y vete, tu fe te ha salvado".
En la homilía el  P.Coupeau habló de las deudas de gratitud, pero sobre todo de la alegría. Es la alegría de saberse salvado lo que hace volver al samaritano a dar las gracias. Me gustan mucho unas palabras suyas que he leído: "Formar ignacianamente para el amor consiste en liberar al otro para que llegue a darse según las necesidades de terceros". En mi opinión, no hay mejor manera de dar las gracias que abrirse y darse a otro; replicar lo que uno ha recibido. Eso es para mí un corazón esponjado... corazón agradecido...

Cuando iba a depositar mi tesis doctoral (parece mentira pero se van  cumplir 15 años), mi director, Dionisio Aranzadi SJ, intentó disuadirme de que incluyera el Epílogo. En él recogía algunos de los aprendizajes que para mí supuso la tesis. Comenzaba así:
"Somos conscientes de que no es algo al 'uso', pero no podemos resistir añadir un apartado en el que hacer unas consideraciones finales de lo que ha sido este trabajo, tanto desde el punto de vista académico como personal. Ésta ha sido una 'carrera de fondo', un 'tren de largo recorrido', en el que no siempre hemos contado con las 'alforjas' necesarias. Ha habido momentos duros en los que, incluso, hemos tenido la tentación de abandonar. Además, en el 'camino' hemos vivido situaciones (matrimonio, inicio de la carrera docente, convivencia con una persona mayor hasta su fallecimiento, llegada de los hijos, etc.), que si bien han retrasado la elaboración del trabajo, sin duda lo han enriquecido y nos han abierto a perspectivas diferentes". 
En más de una ocasión, a alguna persona que estaba en proceso te tesis doctoral le he enviado este Epílogo, que es una de las partes de la tesis de la que más orgullosa me siento. Lo incluí en parte como reconocimiento para quienes me habían acompañado en el proceso; pero, sobre todo, para que nunca se me olvidara lo vivido y tenerlo muy presente al acompañar a otros. Creo que dirigir una tesis se parece al proceso de criar un hijo. No puedes, ni debes, esperar que un doctorando te devuelva nada. Sólo te queda esperar que lo haga en la 'generación siguiente'; que vuelque sus aprendizajes académicos y personales en las personas que se le acerquen para que les dirija y acompañe... "Ve y haz tú lo mismo" (Lc, 10:37)

Quiero terminar con la bendición irlandesa con la que finalizó la eucaristía del día de ayer:




martes, 26 de enero de 2016

Cómo despertar de un mal sueño...


Acababa mi post anterior diciendo que lo primero es el amor... Hoy lo completaría diciendo... lo que nos salva es el amor.

He pasado una noche agitada en la que he tenido una pesadilla muy 'real' que ha hecho presentes muchos de mis miedos, ha traído personajes muy significativos en mi vida y ha revivido algunos episodios y emociones no muy gratas... Dicen que los sueños duran muy poco, pero me ha parecido una eternidad... Más que nunca ha cobrado sentido para mí la frase de Yoda a Anakin Skywalker “El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro, el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Veo mucho miedo en ti". Parece mentira la fuerza que pueden tener nuestro miedos y la energía que les dedicamos. Muchas veces no nos damos cuenta de que esos miedos nos alejan de la vida; nos llevan a un tiempo que no es el ahora; nos hacen apegarnos a las personas, las cosas, las situaciones... y todo ello lleva al sufrimiento...

Cuando uno de mis hijos tenía 5 años le diagnosticaron ansiedad de separación, lo cual exigió unas cuantas sesiones de terapia. Recuerdo las palabras de la psicóloga al darnos el alta: "Es un niño muy sensible. Los miedos se le presentarán de formas diversas a lo largo de la vida. Tiene que aprender a gestionarlos". Cómo te entiendo hijo... Yo también tenía terrores nocturnos... Y a veces todavía me persiguen malos sueños...

En estos momentos me vienen a la cabeza los versos de Calderón de la Barca:
"Yo sueño que estoy aquí,
destas prisiones cargado;
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí. 
¿Qué es la vida? Una ilusión, 
una sombra, una ficción, 
y el mayor bien es pequeño; 
que toda la vida es sueño, 
y los sueños, sueños son."


Los "sueños, sueños son", pero creo que también nos traen mensajes. Para mí el mensaje hoy es que lo que nos salva es el amor. Lo que me ha hecho despertar de la pesadilla, lo que me ha traído a la realidad, lo que me ha hecho superar la angustia ha sido el rostro y la voz de mis seres más queridos; los que están aquí conmigo ahora y los que siguen estando de otra forma... Quien ha tenido la suerte de sentir amor incondicional tiene una tabla de salvación a la que aferrarse en los momentos de duda, miedo, dolor... Saber que para alguien importas, que hay quien notaría la diferencia si tú no estás ayuda a dar sentido al día a día... y a la vida entera... y, cómo no, ayuda a despertar de un mal sueño...


jueves, 21 de enero de 2016

Lo que de verdad importa…

[He publicado esta entrada el 20.01.2016 en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb -desaparecido el 01.07.2024]


El pasado 15 de diciembre de 2015 asistí en la Universidad de Deusto a una conferencia organizada por Deusto Alumni e impartida por Emilio Duró que llevaba por título “Piensa diferente: lo que de verdad importa”. No se puede negar que es un personaje curioso, con una gran fuerza y energía, con un estilo no muy académico y controvertido… pero es difícil que no arranque alguna sonrisa. Voy a compartir aquí algunas de las ideas que me hicieron reflexionar.

“La vida no te estalla por temas racionales, te estalla por temas emocionales”. Probablemente muchas personas que están en la calle es porque les estalló el corazón. Si no tienes  quién te quiera, si te faltan redes de apoyo, y se te junta un problema de trabajo y soledad… a cualquiera le puede suceder que se vea en la calle…

Si hiciésemos esta pregunta de forma generalizada e indiscriminada, ¿qué quieres ser en la vida?, probablemente obtendríamos mayoritariamente esta respuesta: “quiero ser feliz”. A todos nos gustaría ser: alegres, trabajadores, buenas personas, positivos, optimistas, leales… Y que nuestras parejas, nuestros hijos e hijas y las personas con quienes nos relacionamos también lo fueran… Y más teniendo en cuenta que uno de los cambios más importantes que hemos vivido como especie es el tremendo aumento en la esperanza de vida. En poco más de un siglo hemos pasado de tener una esperanza de vida de 30-40 años, si superábamos los primeros años de vida, a una que dicen que pronto será cercana a los 100 años… Se nos han añadido años a la vida pero lo importante es poner vida a los años… Pensemos… ¿se puede vivir 100 años con alguien aburrido, mal encarado, triste…? Es importante que desarrollemos el optimismo. Seguramente deberemos ajustar el sistema educativo para afrontar este gran cambio. No hay que dramatizar en la vida… “he salido mal en la foto”, “no me queda bien esta ropa”… Tenemos muy sesgada la mirada, muchas veces vemos sólo lo malo… Es importante que reeduquemos la mirada… Tenemos que aprender a vivir cien años con pasión, ilusión y optimismo.

Nos han machacado (o más bien podríamos decir que nos hemos dejado machacar) con que el sentido de la vida es ganarte la vida, y por lo tanto hay que elegir la profesión y las actividades que más dinero dan; hay que hacer aquello que te asegura un estatus y posición. “Uno es lo que piensa y como cambiamos de forma de pensar cambiamos de forma de ser constantemente”…  Nuestros pensamientos nos generan emociones y nuestras emociones nos generan pensamientos. Debemos ser conscientes de lo que pensamos y de lo que sentimos en cada situación. De ahí que sea muy importante que cada uno se pregunte, para salir de esa trampa [la del ganarse la vida]: ¿Qué es importante para mí? ¿Qué quiero en la vida y qué quiero de la vida? ¿Dónde quiero estar de aquí a veinte años? ¿Con quién? ¿Quién quiero ser?

Es importante enfrentar esas preguntas para no caer en lo que Bronnie Ware, experta en cuidados paliativos, recopiló como los cinco arrepentimientos más comunes en las personas moribundas: 1) “Ojalá hubiera tenido el coraje de hacer lo que realmente quería hacer y no lo que los otros esperaban que hiciera”; 2) “Ojalá no hubiera trabajado tanto”; 3) “Hubiera deseado tener el coraje de expresar lo que realmente sentía”; 4) “Habría querido volver a tener contacto con mis amigos”; 5) “Me hubiera gustado ser más feliz”.

RicElias, quien viajaba en la primera fila del avión que en 2009 aterrizó sobre el río Hudson, lo expresa en forma similar a través de los tres aprendizajes básicos que obtuvo de esa experiencia: 1) Todo cambia en un instante, y en ese momento pasa por tu mente esa lista de cosas por hacer o decir… No se puede aplazar nada en la vida; 2) Hay que eliminar la energía negativa de la vida y elegir ser feliz; no se puede desperdiciar el tiempo, hay que gastarlo en estar con las personas que importan; 3) Su principal objetivo en la vida es ser un gran padre. Esa experiencia cambió su vida y le dio la oportunidad de recomenzar con distintas prioridades. No hace falta vivir un suceso tan duro para redefinir el éxito en nuestras vidas…

Para terminar la conferencia Emilio Duró presentó algunas claves concretas para trabajar la ilusión y el optimismo, que cualquiera podría suscribir:
  • No te compares con nadie. Sé feliz con lo que tienes.
  • Cuídate: haz deporte; vigila tu alimentación; alimenta tu espíritu (medita, haz relajación…).
  • Estudia, lee, aprende cosas nuevas cada día.
  • Pon pasión en lo que haces; haz lo que te apasiona.
  • Pon amor en lo que haces; lo primero es el amor…