jueves, 11 de febrero de 2021

Tres buenas brújulas morales: Vergüenza, culpa y orgullo

 


[He publicado esta entrada el 11.02.2021 en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb-desaparecido el 01.07.2024]

En esta entrada trataré sobre las emociones autoconscientes: la vergüenza, la culpa y el orgullo, a partir de Etxebarria Bilbao (2020). En una entrada anterior, Empatía y moralidad, tomé como base el mismo libro. Las emociones autoconscientes son una brújula interna importante para el control de la conducta por parte del yo; hacen menos necesario el control externo. De las tres, el orgullo es la menos estudiada.

En inglés, los conceptos de shame y guilt no se corresponden exactamente con nuestra vergüenza y culpa, respectivamente. En la siguiente tabla 1 podemos ver las diferencias entre una y otra en nuestro contexto cultural. Shame no incluye las versiones más livianas de vergüenza, que estarían más cerca de embarrassment (que traducimos como vergüenza, pero también como corte, apuro o bochorno; y se suele producir en presencia de otras personas).

Tabla 1: Diferencias entre vergüenza y culpa

Vergüenza

Culpa

Pública (requiere observadores externos)

Privada (desaprobación propia)

Fallos no morales (es vs. desearía ser)

Fallos morales (es vs. debería ser)

Fallos incontrolables

Fallos controlables

Deseo de huir

Deseo de reparar

Foco: Yo en su conjunto

Foco: Acción concreta

Fuente: Adaptado de Etxebarria Bilbao (2020: 85)

 

La vergüenza provoca el ‘tierra trágame’, el deseo de no hacer actuado así o que, por lo menos, nadie lo hubiera visto. Suele conllevar rumia. Se manifiesta en encogimiento del cuerpo y rubor. Recuerdo las palabras de quien fuera compañero en la universidad, Iñaki Beti, en su escrito Breve elogio de la vergüenza: “Sin vergüenza, nuestros comportamientos y palabras muchas veces devienen en procaces, irrespetuosos, soberbios, mentirosos y engañosos”.

La culpa, que en el ámbito moral suele considerarse la emoción más importante, aparece cuando somos conscientes de que hemos hecho, o vamos a hacer, algo que está mal. Se habla de dos tipos de culpa: 1) intrapsíquica (intrapersonal) o ansioso-agresiva, asociada a actos, pensamientos o deseos que contravienen normas [esta tiene unos límites difusos con la vergüenza]; y 2) interpersonal o empática, aparece como reacción al dolor ajeno y relacionada con la conciencia de ser causante del mismo.

En las experiencias de culpa se dan: empatía, ansiedad, agresividad (dirigida hacia uno mismo o los demás), así como asco o miedo. Las reacciones de culpa son más habituales o intensas cuando los actos afectan a personas cercanas.

El orgullo tiene que ver con una autoevaluación positiva en distintos ámbitos: deportivo, profesional, etc. Se distinguen dos tipos de orgullo: auténtico, ligado a una situación concreta (yo-en-acción) y hubrístico, se generaliza a todas las situaciones (yo-como-actor). Es una emoción muy permeable a la opinión de los demás. En el ámbito moral tiene una función reguladora de la acción moral, pero es débil. Puede verse socavada por diversos factores.

Veamos en la tabla 2 los distintos efectos que tienen la vergüenza, la culpa y el orgullo.

Tabla 2: Efectos de la vergüenza, la culpa y el orgullo

Vergüenza

Culpa

Orgullo

Implica tendencia al escape, a la huida.

Motiva la reparación (a favor de la víctima o de otras personas).

 

Refuerza la conducta moral positiva.

Conlleva intentos de superación de los propios fallos.

Favorece la revisión crítica de la propia conducta.

Favorece la conducta a la que se asocia.

Favorece (de forma limitada) la prosocialidad y mejora las relaciones sociales.

Motiva la conducta prosocial, conlleva autocorrección moral (aunque, en ocasiones, puede dar lugar a mecanismos proyectivos).

Favorece la congruencia entre los valores y la conducta moral.

Función autoreguladora de las conductas sociales inapropiadas.

Inhibe las conductas a las que se asocia.

Favorece la identidad moral.

 

Puede conducir a conductas autopunitivas, para restaurar el equilibrio con la víctima (véase el Efecto Dobby, en alusión al personaje de Harry Potter).

En conjunto, culpa y orgullo son esenciales para dirigir y controlar el comportamiento en consonancia con los valores morales.

 

Favorece la conformidad con las demandas ajenas (no solo las de la víctima).

Fuente: Elaborado a partir de Etxebarria Bilbao (2020: cap.4)

 

Vistas estas emociones y los importantes efectos que tienen, cabe destacar el gran papel que tienen como brújulas morales. Seamos conscientes de ello y trabajemos para desarrollarlas.

 

Bibliografía