viernes, 22 de enero de 2021

El encuentro con el otro: la labor del tutor o tutora

 

El 21 de enero ha tenido lugar la Jornada del 25. Aniversario del SOU (Servicio de Orientación Universitaria) de la Universidad de Deusto. Afortunadamente he podido asistir de forma presencial. Ha sido un acto entrañable en el que al final del mismo ha recibido un merecido homenaje el impulsor del Servicio, Manuel Marroquín, SJ. Al comienzo del acto el homenajeado ha recordado cuál es el concepto de persona que está en el corazón del SOU: humanismo abierto a la trascendencia; siempre ha estado presente el ahondar en aquello que nos ayuda a ser personas más empáticas, más solidarias, más humanas… Y nos ha recordado las palabras del Padre Arrupe que abren esta entrada.

La ponencia central ha estado a cargo de Amaia Mauriz-Etxabe, directora del Instituto Bios, Psicoterapia Integrativa de Bilbao y antigua alumna de nuestra universidad. El título de la misma "La sorpresa del encuentro con el otro: desafíos y regalos" prometía un contenido muy interesante y oportuno para los tutores, tutoras y profesorado ahí congregado. Ha sido muy interesante e interpeladora. Voy a compartir aquí las principales ideas que me llevo.

Amaia ha comenzado con un reto, la propuesta de recuperar la mirada limpia y curiosa de un niño o niña que observa el mundo. En ese momento me ha venido a la mente una imagen con unas miradas muy familiares, inspiradoras y queridas para mí…

Amaia nos ha recordado que nuestra labor de tutoría es una relación de ayuda en una etapa peculiar de la vida de nuestros tutorandos y tutorandas. Un tiempo en el que construyen mucho de su vida y en el que ya cargan una mochila con algunos vacíos, pero también con algunas herramientas. Y nos ha lanzado otras preguntas: ¿Por qué estáis aquí? ¿Por quién? ¿La mirada de quién os ha acompañado para desarrollar este rol? Ha venturado, y en mi caso lo he visto clarísimo, que nos ha traído la implicación de alguien, un respeto genuino, una mirada que acompaña. Al momento me han venido algunos rostros, no muchos, porque, como ella ha dicho, “lo troncal es muy selectivo”.

Nos ha comentado algunas ideas de Manuel Marroquín, quien fue su profesor, expresadas en La relación de ayuda en R. Carkhuff. ¿Quién puede hacer counselling y psicoterapia? Personas que son antes humanas que psicoterapeutas; se trata de buscar dentro de mí para hacer un camino personal. Personas que tienen un compromiso básico con la persona a la que acompañan. Personas que entienden la dinámica de la personalidad del otro, que se implican en el cambio del otro. Y nos ha contado que viene de una cultura en la que cuando se respeta a alguien se mantienen las distancias, y eso a veces se traduce en silencio. Tenemos que ser conscientes de que podemos ser alguien que ha sembrado una semilla que ha marcado un camino, aunque nunca lo sepamos. El encuentro con el otro conlleva un encuentro con uno mismo.

Ha aludido también a la ética y la relación. La ética es una respuesta a los espacios vacíos. La relación confronta nuestros valores: ¿quién soy? ¿cuál es mi identidad? ¿y la del otro? El encuentro con el otro es un acto de entrega, de intimidad, un acto generoso… En el encuentro con otra persona me hago una idea de quién soy, en qué momento estoy (con el otro y conmigo); exige un interés genuino, más allá de prejuicios e interpretaciones, y una aceptación incondicional. Esa aceptación incondicional es lo que hace que se construya la implicación, que ayuda a crear puentes entre dos personas diferentes, con historias y marcos de referencia distintos. Esto me recuerda que tengo que seguir entendiendo (escucha abierta, activa, plena) sin prejuicios ni conclusiones previas, lo que permite que la persona siga contando… Amaia ha comentado que en un correo que había recibido de Erskine le recordaba que el lenguaje patológico resulta opresivo, incluso violento. Que para que se dé conexión en una relación hay que aproximarse con la mente abierta y que siempre hay que tener claro un principio: no sé nada de la experiencia interna de la otra persona, por lo que tengo que preguntar, escuchar e indagar.

Y ha puesto un símil muy sugerente, que nos puede inspirar en la labor de tutoría. Cuando un niño se cae, va donde su madre y esta, aunque no sea real, le pone una tirita que hace que su dolor se mitigue. Como tutores y tutoras debemos recordar este acrónimo RERA:

Reparación

Estabilización (tranquilizar)

Reorganización psicológica

Animar a crecer y desarrollarse (una mirada incondicional repetida en el tiempo acompaña hacia adentro y estimula a dar un paso adelante).

¿Cómo podemos desarrollar todo lo comentado? Teniendo en cuenta y dando respuesta a las necesidades relacionales. Una necesidad es algo irrenunciable, y es diferente a un deseo. Cuando una necesidad no se satisface tiene un reflejo negativo en la salud de la persona. Erskine y sus colaboradores, a través de una investigación cualitativa desarrollada a lo largo de los años, han identificado 8 necesidades relacionales que se repiten:

  1. Necesidad de seguridad, de sentirse visceralmente a salvo; de sentirse aceptado/a como uno/a es, sin crítica, humillación o ser ignorado/a. Es la base para que la relación crezca.
  2. Necesidad de valoración y validación; ser valorado/a; escuchado/a; atendido/a, tomado/a en serio. Quien lo recibe aprende que a alguien le importa lo que dice, piensa o siente.
  3. Necesidad de aceptación por parte de una persona más fuerte, más sabia, en quien se pueda apoyar. Es necesario tener a una persona que sea un referente, alguien a quien si llamo tengo la seguridad de que va a estar ahí, alguien que va a ser mi columna vertebral, me va a ayudar en momentos de toma de decisiones, de conflictos. En los casos de burnout esta suele ser la necesidad no satisfecha.
  4. Necesidad de reciprocidad (mutualidad). Ser comprendido/a por alguien que ha pasado por una situación similar, que conoce la calidad y el tipo de experiencia. Hay momentos en los que sentimos que somos la única persona a la que le ha pasado algo así…
  5. Necesidad de autodefinición. Necesitamos expresar la propia singularidad, nuestra forma única de ser. A veces puede ser exagerado durante un tiempo, pero es la forma de construir nuestra identidad única. Cuando no se satisface el precio lo pagamos hacia adentro, no sé quién soy ni qué quiero.
  6. Necesidad de hacer impacto, de influir en otra persona de alguna manera y tener evidencia de ello, saber que somos significativos en la relación. Si no se satisface genera frustración, incomodidad, puede hacer que nos rindamos, etc.
  7. Necesidad de que la otra persona tome la iniciativa, es el modo de que la otra persona exprese que eres importante y anima a que tomes el riesgo de acercarte.
  8. Necesidad de expresar amor. En toda relación positiva se produce acercamiento, sensación de cariño y afecto. Poder expresarlo y que el otro lo reciba ayuda a no negar la intimidad y cercanía que se da en una relación de ayuda eficaz.

Ojalá seamos capaces como tutores y tutoras de co-crear (es un camino de ida y vuelta) relaciones positivas de ayuda… Todo un regalo y un desafío. Todo lo que he escuchado, una vez más, me ha confirmado la importancia del efecto Pigmalión y de la mirada apreciativa…