[He publicado esta entrada el 24.11.2014 en el Blog de
Inteligencia Emocional de Eitb -desaparecido el 01.7.2024]
El 22 de octubre asistí al evento "Conversaciones en ikasHUB: Cuando la Inteligencia es Emocional", que tenía como invitada a Sonsoles Castrillo, psicóloga y socia co-fundadora de la Asociación Consorcio de Inteligencia Emocional (CIE), asociación en la que yo formo parte de la Junta Directiva. El evento estaba organizado por ikasHUB, un co-learning lab y un co-working café que animo a visitar; está situado en Barrainkua 9 (Bilbao). Voy a compartir aquí algunas reflexiones a partir de la charla, ya que llevo mucho tiempo interesada en el tema de la Inteligencia Emocional (IE).
Sonsoles presentó una definición que solemos manejar habitualmente en los cursos Rogelio y yo y que es de Pablo Fernández-Berrocal: "habilidad para percibir, comprender, asimilar y regular las emociones propias y la de los demás". La IE tiene que ver con la inteligencia intrapersonal y la interpersonal, en términos de la teoría de las inteligencias múltiples (Howard Gardner). Nosotros también solemos utilizar otra definición: "unión de razón y emoción en todos los procesos mentales". Recientemente he leído una frase firmada por Ona Daurada que decía: "por la razón, dejamos de ser animales; por la emoción, dejamos de ser máquinas". Se trata de pensar, decidir y actuar escuchando a nuestra cabeza y a nuestro corazón. Habrá momentos en que tengamos que seguir más a uno o a otro pero no vamos a poder 'amordazar' ni a una ni a otro. Una de las personas asistentes al evento comentaba que tenía un trabajo muy creativo y que daba rienda suelta a sus emociones pero que su espontaneidad e impulsividad le causaban muchos problemas y a ver qué debía hacer... En mi opinión, lo único que puede hacer es aprender a unir razón y emoción sin dejar que una 'voz' tape a la otra, discerniendo qué debe primar en cada momento y situación para que sea bueno para ella y para los demás. ¿Cómo? Por el autoconocimiento, observándose y analizando su vida, sus acciones y sus decisiones; y observando y analizando lo que éstas provocan en los demás.
Una de las grandes ventajas de trabajar el tema de la IE es que sirve tanto para la vida personal como para la profesional. Una buena IE ayuda a superar problemas y dificultades y a tener un mejor estado de salud. Como señalaba Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la SEAS (Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés) en una entrevista a Infocop, "se sabe que las personas con una mejor inteligencia emocional tienen mejor salud, menos síntomas y desórdenes emocionales. Por lo tanto, la inteligencia emocional puede ayudar a prevenir y reducir la prevalencia de los desórdenes emocionales de manera más eficaz y eficiente que el tratamiento farmacológico habitual de Atención Primaria".
Una de las preguntas de los asistentes, que es habitual cuando se habla de estos temas, fue cómo se puede desarrollar la IE, qué herramientas se pueden utilizar. En mi opinión, el desarrollo de la IE no es una cuestión de técnicas o herramientas sino un proceso, el de conocerse y desarrollarse uno mismo para así llegar a otros. Por supuesto que hay ejercicios o técnicas que podemos utilizar para separar la respuesta del estímulo que para nosotros es relevante; pero es algo que vamos a desarrollar únicamente con la práctica y la reflexión. La sabiduría popular, por ejemplo, nos da una recomendación muy buena para no dejarnos llevar por la ira... "Cuenta hasta diez" antes de reaccionar... o cien o mil... Sonsoles contó una anécdota de un profesor suyo que se ponía muy nervioso y decía en alto: "1, 2, 3 yo me calmaré... 4, 5, 6 todos lo veréis". Reconocer es un paso fundamental... Normalmente, verbalizar la emoción que sentimos ayuda a regularla. Hay un ejercicio que solemos sugerir en los cursos que sirve para desarrollar la IE. Es muy bueno llevar un diario emocional que consiste en apuntar a diario, al menos durante 21 días seguidos que es el tiempo mínimo para adquirir/cambiar un hábito, dos emociones agradables y la situación que las provoca. Es muy importante llevar por escrito el diario. Deben ser emociones agradables porque se trata de desarrollar la sensibilidad, cambiar la mirada y enfocarnos en aquello que nos ayuda. Al principio nos puede costar definir la emoción sentida. Eso se debe a que por lo general no tenemos desarrollado un lenguaje emocional, pero con el tiempo vamos atinando mejor. Puede ocurrir que algún día no encontremos dos emociones agradables. En ese caso viene bien revisar lo anotado.
En la charla tomé nota sobre un libro de Roberto Aguado (Es emocionante saber emocionarse, Madrid, Editorial EOS, 2014) que será una de mis próximas lecturas. Me intrigó que añade 4 emociones básicas: culpa, curiosidad, admiración y seguridad. Ya lo comentaré en otra entrada.
Para terminar... un cuento zen sobre el cielo y el infierno...
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