Hace unas semanas recibí un correo del Rector con la
invitación al “Acto de agradecimiento a Donantes Becas Arrupe” el 4 de
diciembre de 2024. La verdad es que mi primera reacción fue: “No voy ni loca,
qué necesidad hay de hacer un acto de reconocimiento”. Al final confirmé mi
asistencia porque me animaron a ello. Hablando con una amiga el mismo día del
acto yo le comentaba que esa misma tarde tenía un acto al que me estaba
arrepintiendo de ir. Resultó que ella también iba a acudir y me dio un
argumento que me hizo cambiar el punto de vista. Me comentó que había conocido
a Paola Aguirre, Jefa de la Oficina de Filantropía de la Pontificia Universidad
Javeriana (Colombia), que estaba haciendo su tesis doctoral en la Universidad
de Deusto sobre fundrising (la
defendió el 29 de noviembre). Según Paola, al modelo de Deusto le faltaba crear comunidad.
Y creo que esto es lo que pretendía el acto.
Comenzó con la intervención de Jesús Riaño, Director de Deusto
Alumni, quien explicó el origen y el sentido de las Becas Arrupe Deusto. Hasta ahora se han beneficiado del programa
76 estudiantes, de 14 titulaciones diferentes, y de los cuales 28 de ellos
provienen de Argentina, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, Georgia, Honduras,
Italia, Marruecos, Nicaragua, Paraguay, Perú, Portugal, Sáhara, Ucrania y
Venezuela. Entre los donantes hay tanto empresas, como personas particulares.
Glòria Oliver, Directora General
Adjunta de la Fundación Pasqual Maragall y Presidenta de la Asociación Española
de Fundrising, impartió la
conferencia “El poder transformador de
la filantropía”. Partió de su propia experiencia, recordando a su abuelo
que tenía lo que entonces se decía demencia y, probablemente, hoy sería un
diagnóstico de Alzhéimer. Esto le hizo conectar con el propósito de la Fundación Pascual Margall de
trabajar “para vencer esta enfermedad y conseguir un futuro en el que el
envejecimiento esté asociado a experiencias positivas”. Fue recorriendo
distintas experiencias de filantropía, que no es otra cosa que “amor al género humano” (RAE), y mostrando su poder
transformador. Conectó con la conocida exhortación de Pedro Arrupe de formar “Hombres y mujeres para los demás” que
inspira el objetivo de la educación de la Compañía de Jesús.
Me tocaron especialmente lo testimonios de Alma (4º Derecho)
y María José (3º Ingeniería en Organización Industrial), estudiantes beneficiarias
de las Becas Deusto Arrupe. La familia de Alma sufrió la dureza de los efectos
de la pandemia. Sus padres se quedaron sin trabajo, se frustró su sueño de
estudiar y tuvo que ponerse a trabajar. Gracias a las Becas pudo retomar los
estudios y está a punto de cumplir su sueño. María José fue una de las
afectadas por el cierre de la UCA de Nicaragua. En sus palabras: “Habéis
conseguido que una niña de pueblo pueda convertirse en ingeniera”. Las palabras
que resumen su experiencia: gratitud, esperanza, ilusión, resiliencia y
transformación. El lema del cartel del acto “Sois y seréis inolvidables” recoge muy bien lo que para mí supuso
su testimonio, algo que no se me va a olvidar. Personas transformando la vida
de personas, en las dos direcciones.
El acto acabó con la intervención del Rector, Juan José
Etxeberria, SJ, recordando las palabras de San Ignacio: “El amor se ha de poner más en las obras que las palabras” y
agradeciendo a quienes forman “parte activa de un proyecto que busca contribuir
a un futuro más justo y solidario”.
Y una invitación
clara “Eres su fu(tú)ro”. Para conocer más visitar Becas
Deusto Arrupe.