lunes, 22 de enero de 2024

Las amigas te salvan

 


[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb el 22.01.2024]

Recientemente he visto una película, Las chicas están bien (Elastica Films, 2023), que, una vez más, me ha recordado uno de los mejores activos de mi vida: mis amigas. Aunque son muchas mis personas refugio —mi marido, mis hijos, mis mayores, mis hermanas, mis amigos…—, esas personas que te hacen sentir en casa, que te conectan con aprendizajes importantes de tu vida, algunas presentes otras ya en otra dimensión, hoy me voy a centrar en las amigas, esas hermanas que he elegido para mi camino. Con las amigas compartes confidencias como las que se ven en la mencionada película: “Cuando tienes un hijo es como que haces un pacto con la vida, como que no te puedes morir”. Las amigas te salvan de malas experiencias, malas compañías e incluso de ti misma. Te conectan y te reconectan.

“La amistad se diferencia de otras relaciones interpersonales por ser un descubrimiento inesperado, gratuito. Los amigos no nos vienen dados, pero llegan a formar parte de nosotros: no seríamos los mismos sin ellos. Establecen el espacio y el tiempo de nuestras coordenadas existenciales” (Alonso-Stuyck, 2020). Las amigan son la mayor serendipia (“hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual”, RAE, 2023).

Katz (2023), nos recuerda tres lecciones de Aristóteles sobre la amistad: 1. La amistad es recíproca y reconocida. Sin embargo, hoy en día, por efecto de las redes sociales, parece más difícil distinguir las amistades de las relaciones parasociales. 2. Existen tres tipos de amistad. “La amistad basada en la utilidad, la amistad basada en el placer y la amistad basada en el carácter. Cada una surge de lo que se valora en el amigo: su utilidad, el placer de su compañía o su buen carácter”; el última tipo es el más elevado. 3. La amistad es como estar en forma, hay que ejercitarse. La amistad se construye y se fortalece compartiendo tiempo y vida, aunque no estemos físicamente juntas.

Holst (2023) nos da otra clave importante, aprendida de otro autor clásico: “Sócrates llegó a la conclusión de que los que son iguales no tienen nada que aportarse el uno al otro. Si son idénticos, difícilmente serán buenos amigos. En el polo opuesto, los que no se parecen en nada tampoco tienen nada en común y, por lo tanto, no son candidatos para formar una buena amistad”. Ni muy parecidas ni muy diferentes… así son las buenas amigas.

Como señala el conocido psicólogo Robin Dunbar, la amistades entre hombres y mujeres son diferentes: “Se diferencian principalmente en cuanto a la intensidad de sus relaciones. Las amistades entre mujeres suelen ser mucho más intensas emocionalmente, lo que las hace más diádicas (dos personas que terminan vinculándose muy estrechamente). (…) Para las mujeres es más importante quién eres como persona y no qué eres. (…) Los hombres no hablan tanto de emociones, suelen relacionarse en torno a actividades, a diferencia de las mujeres que expresan sentimientos. Por eso las mujeres suelen tener amistades de mayor calidad. (…) Los hombres crean lazos de amistad a través de la risa, mientras las mujeres lo hacen en torno a conversaciones y emociones”.

Para terminar el estribillo de una canción, Amiga, de una artista que me hace vibrar con sus canciones, Rozalén:

“Amiga mía

Qué suerte tenerte

Los amores van y vienen

Pero lo nuestro es para siempre

Amiga mía

Qué bonito es quererte

Aunque cambie todo en este mundo

Brindaremos hasta la muerte”

Brindo por mis amigas, aquí, ahora y siempre… ¡Por vosotras! ¡Gracias por lo compartido, lo vivido y lo que está por vivir!


Referencias

 

 

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