jueves, 23 de noviembre de 2023

El Poder de la escucha

 


[He publicado esta entrada en el Blog de Inteligencia Emocional de Eitb el 23.11.2023 ]

A principios de noviembre asistí a un taller que me cautivó por el título, "El Poder de la escucha". Además, conocía al ponente, Eugenio Ibarzabal, y eso también lo hacía atractivo. Mis expectativas fueron superadas. Compartiré aquí las principales ideas.

Hoy en día la comunicación se considera una herramienta instrumental básica. Esta herramienta implica aprender a escuchar, aprender a hablar y aprender a escribir. La escucha es un previo sin el cual difícilmente se pueden desarrollar las demás. Existen muchos cursos de oratoria, hablar bien se considera importante. Escuchar se ve como algo de segundo nivel… Y es fundamental.

Las enseñanzas impartidas por Eugenio parten de su propia vida y experiencia: “Escuchar me ha cambiado la vida”, reconociendo que a veces es una ‘pelmada’ y que también es necesario protegerse. El punto de partida del taller fue una invitación a echar la vista atrás y recordar cuándo me he sentido escuchado, escuchada; en quién pienso si tengo que compartir algún tema importante… Seguramente será una persona callada, que sonríe, que no aconseja… Otra premisa importante: nos hablaba para que cada persona asistente mejorara su escucha, lo que no quiere decir que la demás personas te vayan a escuchar a ti. Lo que tenemos que tener siempre presente, y tenemos que hacérselo notar, es que la protagonista, la importante, es la otra persona.

¿Por dónde empiezo? (especialmente si es a alguien o un tema difícil). Hay que empezar por elegir bien el lugar. Lo mejor es salir del escenario habitual, del lugar en el que transcurre nuestra relación. Es importante conocer el espacio en el que nos vamos a encontrar. Hay que tener en cuenta que tenemos que contar con el tiempo suficiente (dos grandes dificultades para la escucha son la falta de tiempo y el ego, sobre esto volveremos). ¿Cómo convoco a la persona? Lo mejor es que la otra persona ‘colabore’ en la convocatoria, que sea una convocatoria ‘conjunta’. “¿Podríamos hablar en algún momento?” es muy diferente de “Tú y yo tenemos que hablar”. Otras frases podrían ser: “Tenemos un tema, me gustaría saber qué piensas”, “Me interesas, me interesa saber lo que piensas”.  Eugenio compartió una imagen muy potente para él: do personas en un coche, mirando la carretera, sin prisa… parece que tienen el mismo objetivo. Hay que intentar no dar mucha solemnidad a la cita, que forme parte de una normalidad, así se rebajan el miedo y la tensión.

¿Cómo me preparo? La mejor forma es visualizando el encuentro. Es una técnica muy utilizada por deportistas de élite. Me vino a la mente una entrevista fantástica a Enhamed Enhamed, un medallista paraolímpico, que utiliza esta técnica.  Podemos visualizar la conversación, cómo me siento, cómo permanezco en silencio, etc. De esta forma se viven las dificultades anticipadamente. Lo peor que nos puede pasar es tener miedo al miedo. “¡Vívelo, pruébate sin riesgo!”, nos decía Eugenio. Personalmente es una técnica que utilizo y recomiendo. Recuerdo especialmente el día anterior a la defensa de mi tesis doctoral en la que repasé la presentación y ‘viví’ por anticipado el evento… ¡Una experiencia muy recomendable!

¿Cómo empiezo el proceso de escucha? Conviene no ir directamente al grano, empezar por una pregunta general. Un tema relativamente amable es preguntar por la familia. No te has metido en el tema, pero sí en la otra persona. Lo único que pretendes es generar confianza, o superar la desconfianza inicial. A la otra persona le tiene que quedar claro que no le vas a hacer daño y que te interesa. Funciona bien mimetizarse, acompasarse, con la otra persona. Si se mueve un poco, yo también. Si cambia de posición, yo también. [Mensaje: estoy pendiente de lo que me dices, me acomodo]. Tema de la respiración: Puedes llevar una reunión según cómo respires. Se puede conseguir que dos personas respiren acompasadamente. En un momento dado una pregunta que da buenos resultados es: “¿Y tú qué tal estás?”. Seguramente se dará un silencio, levantará a mirada, la dirigirá a la izquierda, puede que resuma alguna información que te ha dado antes. Con esto lo que se trata es de borrar esquemas previos. A lo largo del proceso es importante repetir, contrastar, confirmar, pero no discutir.  [Mensaje: Lo que estás contando me interesa y quiero entenderlo bien; disculpamos los errores, pero no que se aprovechen los malentendidos]. Vamos invirtiendo en confianza, se trata de crear un entorno seguro [Mensaje: tranquilo/tranquila, nadie te va a hacer daño]; es mucho más que guardar confidencialidad. Puede que la persona repita varias veces la misma idea (normalmente si la persona está abrumada o preocupada se puede liar, entremezclar cosas, etc.). Quien escucha puede ayudar a desbrozar, lo que puede ser un gran apoyo. Tú tes vas aclarando y a la otra persona le puede dar luz.

¿Qué pasa con el ego? [Ya hemos dicho que es uno de los enemigos de la escucha]. Va a haber ocasiones en las que el ego te va a estallar, vas a querer intervenir, puedes tener la tentación de interrumpir (y no para contrastar o confirmar). Cada uno tiene que desarrollar su propio mecanismo para no intervenir. Eugenio se dice a sí mismo, a modo de jaculatoria: “¡Cállate!”. Hay quien se agarra a la silla, o aprieta los pies… La escucha no va de dar soluciones. Una muestra de una buena escucha es que se generan silencios.

¿Y si la otra persona nos pide opinión? Darla a partir de los datos, los valore y las palabras de la otra persona. Puedes darte tiempo para responder [si dices que le vas a dar una opinión se la tienes que dar]. Pueden ayudar frases como: “No sé qué decirte. Lo único que se me ocurre es lo que no haría [y dices qué]”, “Me llama la atención… [y utilizas sus palabras]”. Como estás fuera de la situación tienes otra perspectiva y puedes ayudar a la persona a dar importancia a cosas que no veía. 

La importancia de hacer buenas preguntas. “Todos tenemos un límite de intimidad que no queremos sobrepasar. Hay un fondo que no queremos desvelar, un fondo que, sin embargo, explica buena parte del origen del problema y, en ocasiones, también cómo podríamos encaminarnos hacia una posible solución. Si en ese momento haces a quien está escuchando esa pregunta bien formulada y clave, la persona que ha llevado el proceso conforme hemos señalado, inevitablemente, lo quiera o no, dará el paso y contestará, desvelando lo que no tenía, hasta ese momento, la menor intención de desvelar. Ésa es, al menos, mi experiencia” (Ibarzabal, 2022: 162).

NOTA- Estas enseñanzas se pueden utilizar para lo bueno y para lo malo. Aquí se ofrecen como pautas para escuchar mejor, para comprender a la otra persona, para romper preconceptos.

Os invito a conocer al marido de la inglesa que vivía en la casa del danés (Gestion2000Editorial, 2022)…

“Porque escuchar nos da la posibilidad de abrirnos, de olvidarnos de nosotros mismos, de empezar nuevas vidas, de conocer otros parajes, otras profesiones, otras historias, otros platos de cocina, atrapar realidades en lugar de vientos, aprovechar todo eso que tenemos delante y que ha estado a punto de pasar ante nosotros sin que disfrutemos de ello.

Es vida que se nos ofrece para que la vivamos. Basta con pararse y escuchar.

Y puede ocurrir a cada momento” (Ibarzabal, 2022: 186).

 

Referencias

  • Aranzazu Echaniz Barrondo (2019, 5 noviembre). Extracto Visualización Enhamed Enhamed [archivo de vídeo] https://www.youtube.com/watch?v=kxV1Kdq5X3s
  • Gestion2000Editorial (2022, 11 mayo). El marido de la inglesa que vivía en casa del danés - Eugenio Ibarzabal [archivo de vídeo]. https://www.youtube.com/watch?v=9IXWn3RjlSA
  • Ibarzabal, Eugenio (2022). El marido de la inglesa que vivía en la casa del danés. Una historia sobre el poder de la escucha. Barcelona: Gestión 2000.


 



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