Hace dos años y medio, como ya he comentado en alguna
ocasión, comencé mi personal
camino de Ignacio. En enero tuvimos el segundo módulo del tercer año. Luzio
Aguirre sj, nuestro asistente, nos explicó en una comida a los que compartíamos
mesa cuatro grandes aprendizajes para la vida que había realizado de los grupos
de matrimonios que ha acompañado a lo largo de los años. He dado vueltas a cada
una de estas claves y la verdad es que son básicas para tener una buena vida y
unas buenas relaciones en todos los ámbitos y todas las etapas de la vida.
1) Pedir con claridad. Lo primero que debemos tener muy claro es que cada persona somos un mundo... con necesidades, deseos, principios, valores, etc. muy diferentes. Igual que yo no puedo leer la mente de nadie, a lo sumo podré interpretar desde mis propias claves palabras y hechos, los demás tampoco pueden hacerlo conmigo. En más de una ocasión me he quejado de que mis hijos, mi pareja, alguna amiga… no han hecho lo que quería o no han respondido como esperaba y la verdad es que la mayoría de las veces se ha debido a que yo no había verbalizado ese deseo o expectativa o no lo había hecho claramente. Hay creencias que son muy poco razonables… “si me quisiera sabría qué o cómo hacer”, “si le importara no haría tal cosa”, “si fuera como es debido haría o dejaría de hacer…”. Y podríamos poner muchas más… Para poder recibir hay que saber pedir, asumiendo también que igual el otro no puede o no quiere dar.
2) Rechazar con humildad. Creo que uno de lo aprendizajes que más me han costado en la vida es el decir que no. (Ahora hay quien me dice que afloje un poco, que parece que le he cogido gusto al no). Cuántas veces he hecho más de lo que quería, o algo que me resultaba incómodo, o que iba en contra de lo que pensaba porque me lo pedía alguien cercano, querido, importante… Estoy convencida de que tenía mucho que ver con la necesidad de ser querida, de ser valorada y tenida en cuenta. Parecía que decir que no era una especie de traición o falta de respeto o de amor… ¿y el respeto y el amor a mí misma? ¿acaso no me traiciono en lo más profundo al decir si cuando siento que es no? Quizá lo que más puede chocar es “con humildad”. He caído en la cuenta de que en mi caso muchas veces he dicho que sí para sentirme imprescindible o para demostrar no sé muy bien qué. Y eso tiene mucho que ver con el ego…
3) Ser generosos. Pocas cosas nos acercan más a la Humanidad, a la grandeza que todos tenemos y somos, que dar sin esperar a cambio, dar de corazón sin importar que no nos correspondan. Los seres humanos tenemos comportamientos egoístas pero también somos capaces del altas cotas de altruismo, llegando incluso a poner en peligro nuestra propia vida. Actuar con generosidad, anteponer los deseos y necesidades de otros a los nuestros es un gran acto de amor, que no es renuncia sino entrega, acercamiento, donación al otro.
4) Ser agradecidos. El agradecimiento es la otra cara de la generosidad. Porque recibimos muchos dones, incluso sin pedirlos, debemos ser agradecidos. Estoy convencida de que no es posible ser feliz sin tener un corazón agradecido. No todo lo recibimos por merito nuestro. Mucho nos es dado por la generosidad de otros, empezando por nuestra propia vida. Y tengo la intuición de que este corazón agradecido es el que nos lleva tanto a ser generosos, como a pedir con claridad y rechazar con humildad.
Tengo el firme propósito de vivir desde estas cuatro
claves para mejorar mis relaciones y ser más feliz.
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